Читать книгу La estabilidad económica en la Constitución Española - Mauricio José Reyes Opazo - Страница 13
a. La armonía del mercado
ОглавлениеLos economistas clásicos, especialmente Adam Smith, Ricardo y sus contemporáneos creían en la existencia de un orden natural, que era superior a cualquier creación humana, que se gobierna por reglas o leyes que se pueden descubrir mediante la razón y donde «cada ser tiene una función definitiva e ideal que cumplir en la economía sabiamente planificada del cosmos»40. En otras palabras, este «sabio artificio de la Deidad»41, que en palabras de Taylor es el orden natural, constituye un modelo a seguir para la sociedad, la que, para alcanzar ese orden perfecto, solo «tiene (…) que actuar en la mayor armonía posible con los dictados del orden natural»42.
En el plano estrictamente económico las ideas recién apuntadas suponen la presencia, dentro del orden natural, de una estructura económica que no solo se gobierna por leyes que los individuos pueden descubrir mediante la razón, sino que logra, a través de la armonía que es consustancial a dicho orden natural, «transforma[r] los intereses estúpidos y egoístas del hombre en el bien común»43. En suma, permite «que los individuos, al perseguir sólo sus propios intereses, [logren] promov[er] la prosperidad de la sociedad, causando el correcto ajuste de los suministros, las demandas, los precios y los ingresos, de manera automática, como consecuencia de la libre acción de todos los individuos»44.
En resumidas cuentas, esta visión de la economía, y en particular, de la forma en que opera este orden proporcionó a los primeros economistas uno de los presupuestos fundamentales de la economía clásica. Esto es, la idea de «que el sistema económico es un mecanismo automáticamente autoajustable»45 ya que provee –instantáneamente– «soluciones armoniosas a los conflictos que plantea la escasez relativa»46.