Читать книгу La estabilidad económica en la Constitución Española - Mauricio José Reyes Opazo - Страница 22
1. La crítica marxista a la inestabilidad
ОглавлениеLa inestabilidad, desde una crítica global al modelo de mercado, surge por primera vez como un elemento relevante del sistema capitalista en la obra de Karl Marx.
Al analizar el modo de producción capitalista, Marx advirtió que la inestabilidad no se originaba en la demanda de bienes o servicios, sino que se encontraba en el proceso de acumulación del capital, específicamente en la tasa de beneficios que el capitalista esperaba lograr de su inversión. Así, cuando «las tasas de ganancia [se encuentran] por debajo de las expectativas hacen más lento el ritmo de acumulación debido a que el volumen de ganancia es menor de lo que se había anticipado (…), mientras que, (…) las tasa[s] crecientes de ganancia (…) apresura[n] el ritmo de la acumulación»101. De ahí que, como mencionó Sweezy, el capitalista individual tenga que «escoger de continuo entre dos líneas de acción alternativas: (…) devolver un capital a la circulación o conservarlo en su forma de dinero. (…) [Sin embargo] esto no significa que deba reinvertir su capital inmediatamente, ni tampoco que deba seguir reinvirtiendo siempre su capital en la misma línea de producción. (…) [De hecho, argumenta este autor que] si la tasa de la ganancia desciende por debajo del nivel ordinario en cualquier industria en particular, los capitalistas retirarán su capital de esa industria para colocarlo en otra. Sin embargo, si la tasa de la ganancia desciende más allá del nivel ordinario en todas o casi todas las industrias al mismo tiempo, nada puede ganarse con pasar de una a otra. Cuando esto sucede, los capitalistas no están obligados a seguir reinvirtiendo bajo condiciones que deban considerar desfavorables; pueden posponer la reinversión hasta que las condiciones sean favorables otra vez, es decir, hasta que la tasa de la ganancia alcance de nuevo el nivel ordinario o bien hasta que se hayan resignado a una nueva y más baja forma de la tasa de ganancia. Entre tanto, el aplazamiento de la reinversión habr[á] interrumpido el proceso de circulación [de la riqueza] y provocado la crisis y la sobreproducción»102.
A largo plazo, la posibilidad de que la ganancia o el beneficio aumente constantemente ya sea por el perfeccionamiento de la tecnología, la disminución de los costes de producción, por el constante cambio del inversor a nuevas industrias o bien como resultado de que la tasa de beneficios sea rehabilitada constituye para Marx una ilusión. De hecho, el citado autor pronosticaba que la tendencia es que «la tasa de ganancia tiend[a] a caer en el curso del desarrollo capitalista porque, como regla general, la composición orgánica del capital se eleva relativamente más deprisa que la tasa de plusvalía»103. Es decir, la relación entre el capital invertido en medios de producción y fuerza de trabajo crecerá con mayor rapidez que los beneficios que un capitalista logra una vez descontados todos los costes de producción. Esta correspondencia entre capital y plusvalía, si bien, en un primer momento dará lugar a crisis y sobreproducción, como señalamos más arriba, ocasionará luego y, a medida que siga la evolución del modelo capitalista, su destrucción mediante la instauración de un «periodo revolucionario durante el cual la clase obrera oprimida y disciplinada a la vez por su posición especial en la sociedad, derrocará las relaciones de producción existentes y establecerá en su lugar relaciones de producción superiores socialistas»104.
El rechazo que generó en los círculos económicos ortodoxos la tesis de Marx trajo consigo que la idea de inestabilidad inherente del capitalismo desapareciera del debate económico principal. Esta ausencia, sin embargo, no fue total, puesto que el citado planteamiento regresó sutilmente, circunscrito a los estudios de los ciclos económicos de autores afines a los postulados marxistas. Un ejemplo de esto se advierte en la obra de Turan-Baranovsky, Les crises industrielles en Angleterre, donde, sin mencionar expresamente la inestabilidad, la emplea y se sirve de ella –solapadamente– para afirmar que «las crisis del capitalismo tienen raíces más profundas en la naturaleza misma de la economía capitalista. Su [ocurrencia es el resultado] de tres peculiaridades de este sistema económico: (1) la economía capitalista es una economía antagónica, donde el trabajador es un mero medio de producción para el director de la empresa; 2) se distingue de otros sistemas económicos antagónicos (esclavitud, sistema feudal) por su tendencia a la extensión ilimitada de la producción (propósito de la acumulación de capital); 3) Está en general desprovisto de organización[,en otras palabras, carece de una] distribución metódica de la producción social entre las diferentes ramas del trabajo. Estas tres peculiaridades características del capitalismo hacen que las crisis económicas sean inevitables»105.