Читать книгу Éramos iglesia… en medio del pueblo. El legado de los Cristianos por el Socialismo en Chile 1971-1973 - Michael Ramminger - Страница 13
La declaración
ОглавлениеEl encuentro terminó con una declaración de prensa el 16 de abril en la que se presentaron públicamente los resultados de la jornada. Tan grande era el interés, que muchos diarios y revistas de Santiago la comentaron o imprimieron29. El grupo deja en claro en su declaración que tiene al capitalismo dependiente por la causa de la desigualdad y la explotación en Chile y que el socialismo, esto es, la socialización de los medios de producción, de las materias primas nacionales y de los bancos, abre el camino para superar esa situación:
Hay una causa clara y precisa de esta situación: el sistema capitalista, producto de la dominación del imperialismo extranjero y mantenido por las clases dominantes del país (…) Una situación tal no puede tolerarse por más tiempo. Constatamos la esperanza que significa para las masas trabajadoras la llegada al poder del Gobierno Popular y su acción decidida en favor de la construcción del socialismo... En efecto, el socialismo, caracterizado por la apropiación social de los medios de producción, abre el camino a una nueva economía que posibilita un desarrollo autónomo y más acelerado, así como superar la división de la sociedad en clases antagónicas30.
Dan como fundamento de su declaración que no ven ninguna incompatibilidad entre cristianismo y socialismo, antes por el contrario, ven que el amor al prójimo y del Dios liberador se actualiza en la actual opción por el proyecto de la Unidad Popular:
Nos sentimos comprometidos en este proceso en marcha y queremos contribuir a su éxito. La razón profunda de este compromiso es nuestra fe en Jesucristo, que se ahonda, renueva y toma cuerpo según las circunstancias históricas. Ser cristiano es ser solidario. Ser solidario en estos momentos en Chile es participar en el proyecto histórico que su pueblo se ha trazado. Como cristianos no vemos incompatibilidad entre cristianismo y socialismo.
Se ocupan luego de las diferencias históricas entre marxistas y cristianos: por un lado reconocen que la Iglesia está implicada con el poder, y por otro lado, se dirigen a los marxistas emplazándolos a revisar su manera de entender la religión y a considerar la posibilidad de una praxis común. Dicen que esta praxis ya existe, aunque esté en sus meros comienzos. Esta consideración estaba respaldada por el hecho de que la mayor parte de los participantes en la jornada vivían y trabajaban en las poblaciones de la periferia de Santiago y de otras ciudades de Chile. En cuanto a la tarea común de asegurar el proyecto socialista en Chile, ven ante todo la necesidad del trabajo de base, esto es, la de construir «en la base una nueva cultura» acorde con «los valores genuinos del pueblo». Ven con una cierta inquietud que la movilización del pueblo es todavía insuficiente en razón de la resistencia de los privilegiados, y caracterizan la situación actual como una «hora llena de peligros, pero también de esperanzas».