Читать книгу El gobierno de la función legal en las organizaciones - Miguel González Inés - Страница 77

4.3. Control de las firmas externas

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Tal como hemos apuntado más arriba, la relación entre el abogado externo y el abogado interno ha de basarse en el respeto y la confianza en el asesor elegido. Asimismo, la empatía es básica para garantizar el buen entendimiento. A tales efectos, resulta crucial definir el alcance de los servicios contratados, las expectativas que se tienen del servicio esperado y el calendario. Los tiempos son cruciales en el día a día de una empresa y el asesor externo ha de entender esta variable como prioritaria para convertirse en un apoyo del abogado interno.

El éxito de la consecución de los objetivos arriba expuestos depende, en igualdad de importancia, de sendas partes. El asesor externo no puede conocer la empresa y su cultura como un asesor interno en tanto en cuanto no está en el día a día de cada cliente, además de que su tiempo no se lo permitiría ya que ha de atender a otros clientes. Por ello, es labor del asesor interno proporcionar el apoyo documental y de enfoque que precise el abogado externo para conseguir el mejor resultado esperado. La disponibilidad ha de ser recíproca y sendos asesores han de prestarse ayuda con inmediatez. En este aspecto, la relación que les une es de colaboración.

Pero el abogado interno también tiene un rol de juzgador de los servicios externos. Ha de evaluar sus servicios, estudiando sus entregables, haciendo un seguimiento de sus actuaciones; exigir la calidad esperada, incidir sobre aquellas lagunas que no queden resueltas, no reparar en comunicar el nivel de satisfacción. Estamos ante la faceta de juez del abogado interno. Cuanto más se haya exigido en primera instancia a sí mismo el abogado interno para ofrecer una colaboración de calidad, más se exigirá al abogado externo en la calidad de sus servicios. El riguroso análisis de costes es otra de las labores del abogado interno hacienda un seguimiento mensual/trimestral de los costes incurridos.

La falta de visibilidad sobre el rendimiento del proveedor, los errores de suministro, las interrupciones en los pedidos y los errores en el envío o recepción de facturas son algunos de los problemas relacionados con la gestión de proveedores que pueden generar sobrecostes a una empresa si deja de atender esta área.

En este sentido, la gestión interna cobra un protagonismo indiscutible. Resulta nuevamente muy recomendable disponer de un sistema de KPIs sobre determinados aspectos relacionados con esta cuestión y apoyarse en herramientas tecnológicas específicas. Ello facilita el seguimiento y la gestión basada en datos objetivos.

El gobierno de la función legal en las organizaciones

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