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El orden público

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Por último, nos ocuparemos del orden público. Es innegable, que la actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado durante la crisis sanitaria vivida en nuestro país, ha sido una de las más valoradas por los ciudadanos, que han sido conscientes del valor que en una pandemia tiene la actuación de aquellos que velan por el cumplimiento de las normas y garantizan el orden y la seguridad públicos. Lo mismo cabe decir de las policías locales y autonómicas y del papel, que, en cumplimiento de su deber de velar por el ordenamiento constitucional, dentro del cual se encuentra la regulación y protección de los derechos de los ciudadanos, han asumido las Fuerzas Armadas. Pero también es cierto, que, en el momento inicial de la adopción de medidas durante la crisis, han existido administraciones autonómicas que han rechazado la presencia de cuerpos nacionales en aquélla partes del territorio que están bajo su administración (que no territorios propios, pues el conjunto del territorio nacional es patrimonio del pueblo español). El hecho de que la urgencia de la situación haya producido la renuncia al inicial rechazo y que los Cuerpos y Fuerzas nacionales así como las Fuerzas Armadas hayan actuado en todo el territorio nacional, realizando éstas últimas tareas de carácter sanitario, social y policial en algunos casos, ha revelado la importancia de contar con unos cuerpos nacionales que, más allá, de las normas que regulan el orden público y la defensa nacional, sean capaces de actuar de forma coordinada, con unos mismos criterios y bajo una misma dirección para la protección de la población y de sus derechos. En el sentido expuesto, los integrantes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, los Cuerpos de Policía de las comunidades autónomas y de las corporaciones locales, quedaban bajo las órdenes del ministro del Interior para la protección de las personas, bienes y lugares (artículo 5.1 del Real Decreto 463/2020).

Es lícito pensar, que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y las Fuerzas Armadas no son patrimonio exclusivo del llamado estado del bienestar pues bien sabido es, que lo primero a lo que renunciamos los hombres para sentirnos seguros es a parte de nuestra libertad, por ello vivimos en comunidad y por ello mismo necesitamos dotarnos de unas normas que regulen nuestras relaciones sociales, ello es así con independencia de cuan democrático o social sea un Estado. Pero no es menos cierto, que, si una sociedad no está segura, si sus ciudadanos no se sienten protegidos, si no cuenta con sistemas de defensa colectivos, ya sea internos ya con proyección exterior, no será una sociedad libre y por tanto sus integrantes no podrán disfrutar de sus derechos y ejercer sus libertades en plenitud. La seguridad, seguridad física y jurídica, es requisito indispensable para una sociedad libre y democrática. La falta de seguridad física, jurídica y por ende económica, lleva indefectiblemente al populismo y a la dictadura, ejemplos hemos tenido en el pasado y no debemos consentir su reproducción.

Antes de la próxima pandemia

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