Читать книгу Amado Señor - Pablo Katchadjian - Страница 17
ОглавлениеAmado Punto:
Todo lo que va a vos se pierde, pero todo lo que no va hacia vos es pesado. Es el peso de lo que no tiene vida. De chico congelaba animales para después revivirlos, y casi siempre funcionaba. También armaba seres vivos con partes de seres vivos y cosas, y casi siempre vivían. Después dejó de salirme y me sentí pesado, y entonces, en cierto momento, empecé a hablarte a vos. Amado Punto, Amada Oreja. Yo sentía que al hablarte algo vibraba, y no era yo pero tampoco eras vos: era algo que estaba adentro tuyo y adentro mío. El sistema de la oreja me hace pensar en los músicos, pero también en el tono de la voz de las personas. Al escuchar hablar a una persona uno entiende enseguida si alguna vez te habló a vos o no, y también si la escuchaste o no. Una vez estaba en la calle con unos amigos y se nos acercó un hombre y nos dijo: todos ustedes están benditos. Después se nos acercó otro hombre y la escupió a una amiga en la cara. Los dos te hablaban, a los dos los escuchabas, pero las cosas que te decían eran diferentes. Tan diferentes como diferentes son dos orejas que funcionan. Yo te hablo y te creo como oreja, y veo cómo se van formando los surcos y relieves de a poco, y cómo toma color la piel. Pero lo primero que veo es el agujero y después todo se forma alrededor. O no se forma y el agujero se cierra. Veo el agujero y le hablo, porque cuando hablo veo el agujero. Pero a veces hablo y no aparece el agujero y mis palabras rebotan y circulan de formas estúpidas que me deprimen. Entonces busco, busco y finalmente aparece un pequeño punto y me digo: esto podría ser un agujero. Y me acerco con cuidado y le hablo y de repente siento la fuerza centrípeta, o la masticación de tus fauces, y empiezo a hablar más, agarrado del borde, y se empiezan a formar los surcos y relieves, etc.