Читать книгу Amado Señor - Pablo Katchadjian - Страница 19
ОглавлениеAmada Boca:
Me dijiste claramente ayer: “Basta de pensar en vos o en mí: pensá en otra cosa”. Y te voy a hacer caso. Voy a hablarte de las sirenas, porque estaba recién escuchando una canción que dice: “Creo en dios, y creo en las sirenas también”. Yo también creo en todo. Creo en los extraterrestres, y creo en los monstruos, y creo en las fuerzas desconocidas. El templo más antiguo encontrado, que tiene unos nueve mil años, está muy cerca del lugar de donde vino una parte de mi familia. Esa parte de mi familia no llegó a ese lugar desde ningún otro lado: eran de ese lugar. Es decir, ya eran de ese lugar hace nueve mil años y estoy seguro de que te hablaron en ese templo antiguo. ¿Qué eras en ese templo? ¿Una luz que pasaba por un orificio? ¿Una piedra del espacio exterior? Quizá hablarte está tan densamente incrustado en las capas de mi corazón o de mi cerebro que hablarte sea lo más genuino que puedo hacer. Pero de todos modos: esto debe ser así para casi todas las personas, y además hablarte siempre va a ser lo más genuino que se puede hacer, porque es crearte para ser creado. Lo que no es tan genuino, quizá, es hablarte de esta manera, y por eso me pediste que no hablara de mí ni de vos ni de que te hablo: que te hablara de otras cosas. Es como hablar con alguien sobre estar hablando. Pero hablar con un amigo sobre la amistad, que es hablar, o hablar con una pareja sobre el amor y la compañía y sobre el hecho de estar juntos, ¿está mal? ¡No! ¡Está bien! De hecho, todo lo que se dicen dos amigos es: “Amigo, amigo, ¡hablamos!”. Y todo lo que se dice una pareja es: “Amor, mi compañía, ¡estamos juntos!”. Pero se lo dicen de muchas formas para que no resulte aburrido, o porque si se lo dijeran siempre del mismo modo dejarían de estar diciéndolo. Yo te hablo a vos, ahora, y sos una boca y hablarte es como estar siempre a punto de besarte, pero solo a punto, porque si te besara dejaría de hablarte. ¿Pero sobre qué te hablo? Te hablo sobre un beso. Y no debería hablarte sobre un beso. Debería hablarte sobre cualquier otra cosa para que finalmente lo que te diga sea: ahora te voy a besar. Tenías razón.