Читать книгу Amado Señor - Pablo Katchadjian - Страница 9
ОглавлениеAmado Señor:
Es muy fácil hablarte cuando ya empecé a hablarte. De alguna manera saber que me estás escuchando hace que pueda decir cosas sin pensarlas, que es siempre mi fantasía: pensar todo después de hacerlo. Y sólo cuando te hablo logro esto. O, más bien: sólo cuando encuentro de qué forma debo hablarte. Que es lo mismo que decir “sólo cuando te hablo”, porque sólo se te puede hablar de una única forma, de la forma que es cuando es, y todas las otras formas no son más que fantasmas de lo que no existió. Cuando yo tenía tres años un hombre me secuestró y me retuvo con él durante algunas horas hasta que me encontró un tío y llamó a la policía. El hombre no me había hecho nada, yo apenas había llorado y no mostré ningún tipo de trauma. Pero siempre me pregunto qué pasó durante esas horas. ¿El hombre me habló? ¿Me dio de comer? Es un misterio que está guardado en el fondo de mi corazón o de mi cerebro. Me doy cuenta de que a veces hago cosas para imaginar ese momento. El hombre te buscaría a vos, me digo. Los humanos hasta los tres años son lo más parecido a vos que existe. ¿Me habrá hablado el hombre como yo te hablo a vos de todas estas cosas? ¿Mi deseo de hablarte vendrá de haber visto a ese hombre hablarme sin entender lo que me decía? ¿O lo entendí y lo olvidé y trato de recordarlo de esta manera? Cuando, varios años después, quise buscarlo para preguntarle, supe que el hombre había muerto en prisión, pero no por lo que me había hecho a mí sino por otra cosa distinta que había hecho después.