Читать книгу El Cristo del camino - Patricia Adrianzén de Vergara - Страница 16

Capítulo 9 TAN SOLO UN PESCADOR [29]

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Pedro, acostumbrado a responder con dureza, no halla palabras para negarse. Y no las encuentra porque en el fondo de su corazón no quiere negarse a seguirlo. Pero le parece tan descabellado. ¿Qué haría un hombre tosco y rudo como él al lado de un rabí? Acostumbrado solo a descifrar el lenguaje del mar, a invertir sus horas lanzando y jalando redes que no siempre fueron pródigas, a obedecer las órdenes del tiempo bueno o malo para la pesca. ¡Ahora sería un pescador de hombres! Mira a Andrés, tal vez su hermano pudiera devolverle la cordura, pero no, Andrés está más ensimismado que él. Había conocido antes a Jesús y justamente él lo había llevado por primera vez a su encuentro, asegurándole que se trataba del Mesías. Pero si realmente era el Mesías, ¿por qué no reclutaba un ejército? ¿Por qué se empeñaba en rodearse de gente sencilla como ellos? Personas sin dinero, sin experiencia, sin influencia.

¿Cuál era el sello de su realeza? ¿Por qué no portaba una corona como los grandes reyes? ¿Por qué su apariencia común y humilde? ¿Acaso las profecías no hablaban de liberación, de victoria, de un reino poderoso? ¿Cómo iba el Mesías a conquistar un reino con gente como ellos? No, no resultaría…Pero ¿por qué no podía negarse? ¿Por qué su presencia lo atraía como un imán y sus palabras lo conmovían profundamente? ¿Por qué de pronto estaba dispuesto a dejarlo todo por seguirlo? Piensa en su mujer y sus hijos. ¿Cómo les explicaría una decisión tan inaudita?

Jesús pronunció su nombre. Y al oír aquella voz entendió que todo quedaba atrás y que él jamás volvería a ser el mismo.

El Cristo del camino

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