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III. DESAFÍOS PARA LA PROFESIÓN

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Todas aquellas materias que relacionan con los derechos humanos son objeto de las disciplinas de lo social, en concreto del Trabajo Social. Así el artículo 5 del Código Deontológico (Consejo General del Trabajo Social, 2012) establece que la nuestra se trata de una disciplina que promueve el desarrollo y la cohesión social, la liberación de las personas, en base a principios de justicia social, derechos humanos, responsabilidad colectiva y respeto a la diversidad. Además, se establece que el Trabajo Social está fundado sobre valores de dignidad humana, libertad e igualdad, valores todos consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (Raya-Diez, Caparrós-Civera y Carbonero-Muñoz, 2018). La pobreza y la desigualdad, como problemas de derechos humanos que son, son objeto del Trabajo Social. Está en la esencia de nuestra disciplina velar por un mundo más justo y equitativo, por un sistema económico que se base en la redistribución de los recursos y por un sistema de políticas públicas que consiga prevenir, erradicar y paliar las situaciones de vulnerabilidad. Esta apuesta del Trabajo Social provoca una relación estrecha con buena parte de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Sin embargo, esta estrecha relación entre Trabajo Social y Objetivos de Desarrollo Sostenible se transforma en un vínculo directo cuando referimos a los dos que se vienen abordando en este texto. El Trabajo Social busca combatir la pobreza y las desigualdades y en este sentido tiene diversos retos y desafíos que se presentan, además, en varios ámbitos:

1. Reflexión: El Trabajo Social debe plantearse una reflexión profunda y también extensa que vaya dirigida a aminorar los efectos contraproducentes de la digitalización y utilizar en favor de toda la sociedad los beneficios que puede traer consigo.

2. Actualización y aprendizaje permanente: Para la comunicación y coordinación: el Trabajo Social también debe seguir de cerca la creación de nuevas plataformas y herramientas informáticas y virtuales que permitan o faciliten el trabajo coordinado y la comunicación. No debería desaprovecharse la posibilidad que ofrecen las TICs en este sentido, haciendo los y las trabajadores sociales un esfuerzo por mantenerse actualizadas.

Para el intercambio profesional y académico: nunca antes tuvimos tan a mano compartir con personas, entidades e instituciones tan dispares en lo geográfico, en lo ideológico y lo metodológico, ya sea mediante eventos o gracias a documentos científicos fácilmente accesibles. Estas posibilidades de intercambio deben servir para prever ciertos eventos y así elaborar con una mayor antelación respuestas adecuadas desde la disciplina. Tal y como se establece entre las conclusiones de la última Conferencia, el Trabajo Social debe cambiar su enfoque desde la intervención en crisis a ser agencias que prevengan las crisis sociales (Federación Internacional de Trabajo Social, 2020).Para conocer mejor la realidad: diversas por ejemplo, el análisis del big data puede generar un mejor y más veloz conocimiento de las necesidades sociales permitiendo la absoluta individualización de los procesos de intervención, e incluso alcanzando la prevención de problemas sociales.

Para tomar mejores decisiones: las herramientas de procesamiento de datos pueden ayudar a tomar las decisiones más rápida y adecuadamente en algunos campos.

3. Presión: La disciplina no debe dejar a un lado su labor de presionar para conseguir políticas públicas bien diagnosticadas, elaboradas, puestas en práctica y evaluadas. El Trabajo Social ha tenido y tiene un rol fundamental en la construcción y mantenimiento del sistema de bienestar social que se ha venido promoviendo, con altos y bajos, en España a raíz de la llegada de la democracia legalmente establecida en la Constitución de 1978 y resulta fundamental que la disciplina oficie como moderadora del impacto que el proceso de digitalización puede tener sobre diferentes grupos y personas (López-Peláez y Gómez-Ciriano, 2019). Los plan-teamientos de la Federación Internacional de Trabajo Social en su última Conferencia van en esta línea. Se establece la importancia de que la transformación digital suponga una transformación social positiva que permita la construcción conjunta con personas, grupos, tercer sector, movimientos sociales e instituciones públicas de democracias cada vez más asentadas, participativas, igualitarias, equitativas, prósperas y sostenibles, para combatir las vulnerabilidades existentes. Se extrae de las conclusiones que se trata de un trabajo conjunto entre diferentes agentes.

4. Toma de decisiones: Es fundamental que nuestra disciplina no únicamente siga las pautas establecidas sino que se coloque en posiciones de incidencia directa en la toma de decisiones y en las acciones a acometer tanto en el plano local, como regional, nacional e internacional. Las decisiones que se toman y que afectan de manera tan directa al bienestar individual y social deben estar empapadas de la visión que sobre ellas tienen las trabajadoras y trabajadores sociales (entre otras y otros profesionales) pues velan por el interés general y el respeto a la dignidad de las personas.

5. Promover un trato digital humano: Es momento de tener especial cuidado con la recogida, distribución y procesamiento de los datos personales; fomentar la transparencia; ofrecer información plural y diversa; utilizar información veraz y contrastada en nuestras atenciones; colaborar y cooperar con honestidad con profesionales y con las propias personas usuarias; etc. La ética debe impregnar las intervenciones desde nuestra disciplina pero también los métodos utilizados para el diagnóstico y la evaluación, promoviendo el respeto a la dignidad y el derecho a la privacidad de las personas con las que trabajamos (López-Peláez y Marcuellos-Servós, 2018).

Este trato digital humano pasa también por escuchar a las personas y facilitarles la expresión y participación en aquello que les concierne. En este sentido las TICs vuelven a presentar sus efectos ambiguos. En algunos casos incrementan la participación, pero en muchos otros alejan a personas y grupos sociales relegándoles a algo que podríamos llamar “invisibilidad digital”. El Trabajo Social debe oficiar de altavoz para estas personas y grupos.

6. Pasar de la reflexión a la práctica: propuestas: Si bien la reflexión es esencial, también resulta fundamental que la disciplina y quienes trabajamos en el ámbito seamos capaces de proponer líneas de acción que pasen por una transformación digital que no deje a nadie atrás, tal y como la Agenda 2030 establece, vayan en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y que promuevan los derechos humanos.

Además, el Trabajo Social debe permitirse innovar en la propuesta de acciones para ofrecer soluciones a los problemas y necesidades sociales que detecta, siempre atendiendo a los derechos fundamentales de las personas y colectivos con los que trabaja. En este sentido las aportaciones de enfoque y educación en derechos humanos bajo el paradigma del Consejo de Europa (Council of Europe, 2020) pueden suponer un aporte novedoso para complementar al Trabajo Social en la consecución de diagnósticos, diseños, intervenciones y evaluaciones basadas en los derechos fundamentales.

Hacia la disrupción digital del trabajo social

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