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IV. UNA PROPUESTA DE ACCIÓN

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La educación en derechos humanos refiere a la formación, sensibilización y prácticas que, además de aportar conocimientos, competencias y promover ciertas actitudes, aspira a dar medios para construir y defender una cultura universal de los derechos humanos. Se orienta a desarrollar conocimientos y valores en torno al respeto de los Derechos Humanos. El Trabajo Social debe ajustarse a este paradigma desde su posición cercana a la realidad cotidiana de las personas abogando además por la movilización de un gran número de actores con este objetivo. Esto ha sido algo descuidado durante un tiempo incluso en la literatura científica de la disciplina aunque, afortunadamente, se observa un interés creciente como estrategia de acción coherente con el mandato profesional de la disciplina (Cubillos, 2017).

La educación en derechos humanos plantea un enfoque que en su relación con el Trabajo Social busca analizar en qué medida los derechos fundamentales están presentes en las intervenciones realizadas. Para comenzar, cada fase de la intervención social debería contener una mirada que abarque lo social, lo político, cultural, económico, pues solo analizando toda la estructura que rodea a una persona o sociedad es posible observar las causas de las situaciones de vulnerabilidad y diseñar acciones de respuesta realmente apropiadas. El enfoque de derechos humanos aplicado al Trabajo Social supone tener en cuenta las realidades que provocan ciertos comportamientos y funcionamientos tanto individuales como colectivos.

El Trabajo Social debe liderar la detección de nuevas necesidades derivadas del proceso de transformación digital. Pero además el enfoque de derechos humanos debe incluirse en las planificaciones, propuestas de intervención e incluso en la evaluación que se haga de las acciones acometidas para detectar buenas prácticas que puedan ser reproducidas y otras no tan buenas que puedan ser mejoradas.

Por otra parte, este enfoque aplicado al Trabajo Social supone garantizar la participación de todas las personas implicadas. Para esto es indispensable una constante divulgación de los procesos, promoviendo la transparencia y su fácil acceso. En este sentido las TIC vuelven a presentar sus efectos ambiguos: pueden ayudar a acercarse a grupos y personas y fomentar la participación en aquellas cuestiones que les conciernen, pero también pueden suponer una barrera para ciertas personas y colectivos.

Además, este enfoque de derechos humanos en el Trabajo Social en relación con el impacto digital sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible supone promover una concienciación general sobre estas cuestiones. La pobreza y las desigualdades son problemas locales pero también globales y la disciplina debe encontrar fórmulas que permitan extender el conocimiento sobre estos fenómenos y la forma en que afectan a millones de personas en el mundo. Se hace indispensable que el Trabajo Social sea un altavoz para los derechos humanos de quienes son en gran medida “invisibilizadas”, también por las nuevas tecnologías.

La disciplina debe combatir la brecha digital propiciando un enfoque de derechos humanos que empape tanto la adopción de las políticas sociales como las intervenciones más básicas del día a día del ejercicio profesional.

Hace falta un enfoque de derechos humanos en nuestra profesión para contrarrestar las posibles influencias negativas que sobre ellos pueda tener el desarrollo tecnológico tal y como se está produciendo. Y para esto se hace indispensable que los estudios universitarios conducentes al Grado en Trabajo Social incorporen formación especializada en Derechos Humanos en sus currículos académicos, a través de una carga lectiva importante, una perspectiva transdisciplinar y el refuerzo de un enfoque transversal de los contenidos que a ellos se refieran (Cubillos, 2019).

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