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Capítulo Introductorio Hacia la disrupción digital del Trabajo Social
ОглавлениеAntonio López Peláez
Universidad Nacional de Educación a Distancia (España)
Chaime Marcuello Servós
Universidad de Zaragoza (España)
Joaquín Castillo de Mesa
Universidad de Málaga (España)
SUMARIO: I. REFERENCIAS.
En este tiempo de pandemia, confinamientos e incertidumbre es un honor poder prologar este libro, “Hacia la disrupción digital del Trabajo Social” que, junto con los otros dos libros producidos a partir del I Congreso Internacional de Trabajo Social Digital, (“Desafíos del Trabajo Social Digital en Latinoamérica” y “Trabajo Social Digital frente a la COVID19”), han sido publicados por la editorial Thomson Reuters Aranzadi, en la colección Social Work Series. Como pueden comprobar los lectores, es un resultado directo de nuestra respuesta a la pandemia de la COVID19. En pleno confinamiento, en marzo de 2020, organizamos un conjunto de seminarios web sobre Trabajo Social Digital, y creamos un canal de Youtube, con el nombre de Trabajo Social Digital (Youtube, 2020). En septiembre de 2020, continuando con el proyecto sobre Trabajo Social Digital, organizamos el “I Congreso Internacional sobre Trabajo Social Digital”. Las mejores ponencias de dicho congreso se publican en estos tres libros, en un esfuerzo editorial que queremos agradecer a Thomson Reuters Aranzadi.
Uno de los impactos de la pandemia COVID19 fue y es la aceleración de los procesos de digitalización de las administraciones públicas, del sistema educativo y de las actividades laborales. Desde nuestro punto de vista, tenemos que liderar este proceso de innovación tecnológica, situando al Trabajo Social en la vanguardia. Por eso, desde tres universidades españolas, UNED, Universidad de Zaragoza y Universidad de Málaga, organizamos el “I Congreso Internacional de Trabajo Social Digital” durante los días 28, 29 y 30 de septiembre de 2020. En este sentido, este congreso supuso la continuación de los seminarios “Respuestas al POST-COVID19. Diagnósticos, retos e iniciativas desde el Trabajo Social”, celebrados en abril y mayo de 2020, disponibles en el canal de Youtube Trabajo Social Digital (Youtube, 2020).
Lo que denominamos el Trabajo Social Digital, o e-Social Work (López Peláez y Marcuello-Servós, 2018; Castillo de Mesa, 2017) ha pasado, de ser una especialización, a convertirse en una parte fundamental de nuestra disciplina y profesión. La digitalización que ya estaba presente en la sociedad se ha generalizado y multiplicado, obligando al Trabajo Social a redefinirse. Tenemos que liderar este proceso de transformación digital, situando al Trabajo Social en la punta de lanza de la innovación. En este sentido, es importante poner de relieve algunos retos que afrontamos como sociedad en estos tiempos de COVID19 y que afectan de lleno al Trabajo Social como disciplina científica y como profesión:
En primer lugar, la demanda de información contrastada y rigurosa, en un entorno caracterizado por los bulos, las noticias sesgadas o directamente falsas. Estamos inmersos en un marco comunicacional orientado a la exacerbación de las emociones, la descalificación de la crítica experta y un permanente estado de guerra y deslegitimación (Hochschild, 2019) contra los que no sienten o piensan o se movilizan como nosotros. Un contexto en el que se descalifica al experto y se relativiza el conocimiento científico, con el consiguiente deterioro de nuestra profesión, de nuestra disciplina (López Peláez et al., 2020). Y, sobre todo, se deteriora la capacidad de encontrar en los datos y la realidad un espacio común para deliberar, más allá de los intereses particulares (Davies, 2019). En este entorno, es una prioridad colectiva trabajar con el máximo rigor, la máxima calidad y aportar los resultados de la ciencia del Trabajo Social, también en el ámbito de la comunicación (Castillo de Mesa, 2020; López Peláez y Castillo de Mesa, 2020; López-Peláez y Gómez-Ciriano, 2020).
En segundo lugar, es importante revitalizar la figura de los profesionales expertos, desde los sanitarios hasta las trabajadoras sociales, contribuyendo, desde la universidad, desde las asociaciones y organizaciones profesionales, a esa reivindicación del conocimiento riguroso y del papel clave que desempeñan las y los profesionales en el sistema de bienestar. Lo vimos durante el confinamiento provocado por la pandemia, en los aplausos a las ocho de la tarde en nuestras casas: es el conocimiento experto el que salva vidas.
En tercer lugar, ampliar el consenso sobre el papel clave de los servicios sociales y del Trabajo Social, de tal forma que reciban el máximo apoyo y reconocimiento posible por parte de la población, un apoyo como el que hoy en día recibe el personal sanitario. El Trabajo Social tiene que estar presente, difundiendo y haciendo valer lo que se hace todos los días, contribuyendo al bienestar de nuestra sociedad.
En cuarto lugar, rediseñar nuestros servicios sociales, contando con todos y todas. Se trata de incorporar la perspectiva del diseño de servicios, del co-diseño y la co-creación, para poder ser más efectivos, y abordar los problemas reales de nuestros conciudadanos. Las experiencias más exitosas en los servicios sociales, a nivel internacional comparado, señalan la necesidad de incorporar el co-diseño para crear una dinámica más reflexiva, más participativa y más inclusiva, desde el primer momento de nuestra intervención profesional (Castillo de Mesa, 2019). Esto nos permitirá tomar en consideración a colectivos que hasta ahora han permanecido relegados en nuestro modelo de bienestar, como los jóvenes (Gómez-Ciriano, López Peláez y García Castilla, 2020), potenciando nuestra capacidad para evaluar, diseñar e intervenir en el ámbito profesional.
En quinto lugar, potenciar el Trabajo Social digital, en las universidades y en las instituciones. Como colectivo profesional, hemos de situarnos en la vanguardia de la innovación tecnológica. Tenemos que incluir la inteligencia artificial en nuestra actividad, tenemos que contribuir al diseño de aplicaciones y ‘apps’ que nos permitan mejores diagnósticos, mejores tratamientos, mejores evaluaciones y mejores estrategias de supervisión. Y tenemos que conseguir entre todos y todas que Internet sea un espacio democrático, en el que podamos afrontar de forma especializada los procesos de exclusión que se generan en su interior.
Estos cinco retos se han vuelto más relevantes, si cabe, con la pandemia de la COVID 19, que nos ha golpeado y que nos obliga a evaluar nuestras fortalezas y debilidades. Nos obliga a afrontar la realidad con un mejor diseño de nuestro sistema de bienestar para responder a esta pandemia y las que vengan en el futuro.
El libro que introducimos se ha titulado “Hacia la disrupción digital del Trabajo Social” porque en el compendio de capítulos se empieza a vislumbrar que podamos estar dirigiéndonos hacia nuevas formas de hacer que rompan con el Trabajo Social convencional. La sensación es que estamos ante un escenario en el que los académicos y profesionales de Trabajo Social están abordando la transformación digital y están investigando sobre el impacto e incorporando prácticas digitales a su intervención desde la adaptación y la transición. Pero se apunta a que los modelos disruptivos puedan empezar a aparecer pronto y a cambiar todas las formas convencionales de hacer del Trabajo Social. Es una forma de marcar la tendencia hacía la que debemos dirigirnos.
En este libro se han ordenado los capítulos considerando fundamentalmente los cuatro niveles conceptuales desde los que se investiga e interviene desde el Trabajo Social en el universo digital.
Un nivel macro desde el que se analiza el impacto de la transformación digital en el diseño de la agenda y en cómo las organizaciones del Trabajo Social se adapten a este nuevo escenario mediante nuevas metodologías. En este nivel conceptual relacionado con la fundamentación teórica y la visión estratégica, en primer lugar, Joaquín Castillo de Mesa y Paula Méndez-Dominguez, de la Universidad de Málaga (España), en su capítulo titulado: “Trabajo Social Digital: adaptación, transición y disrupción digital”, conceptualizan el paradigma del Trabajo Social Digital y plantean distintos modelos desde los que se afronta la transformación digital en el Trabajo Social. Desde el modelo de adaptación los trabajadores sociales aprovechan las tecnologías disponibles para aplicarlas a su labor profesional, el modelo de transición, desde el que se utiliza el tráfico de datos existente para digitalizar procedimientos y servicios y el modelo de disrupción, desde el que se rompe con la forma de hacer planteando, desde la combinación de visiones y dominios, otra forma llevar a cabo el Trabajo Social. A continuación, Ana Laura López Carlassare, de la Universidad de Málaga (España), en su capítulo “Agenda 2030 e impacto digital: un desafío para el Trabajo Social”, analiza cómo se recoge el efecto de la transformación digital en el marco de los objetivos de la Agenda 2030 y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, señalando los principales desafíos que plantea a la profesión de Trabajo Social. Raquel Pelta Resano, de la Universidad de Barcelona (España), en su capítulo “Diseño social y Trabajo: hacia intereses y objetivos compartidos”, vincula la perspectiva del diseño con el Trabajo Social, apuntando a la necesidad de superar visiones fragmentadas al observar un objeto y encontrar soluciones innovadoras. Destaca la necesidad la transdisciplinariedad para abordar el reto de la transformación digital desde lo que Sennet (2008) denomina cambio de dominio, es decir, la capacidad de contemplar un mismo objeto desde distintas perspectivas para poder alcanzar la disrupción. Las metodologías que se basan en el pensamiento de diseño y en la experiencia de usuario, que se han convertido en palancas de la innovación, tienen objetivos e intereses que confluyen con la esencia del Trabajo Social. Estas nuevas formas de hacer deben plantearse en el seno de las organizaciones, por eso María de las Olas Palma García y Javier Pacheco Mangas, de la Universidad de Málaga (España), con su capítulo “Trabajo Social y Resiliencia en la era digital”, investigan la capacidad de resiliencia que están mostrando las organizaciones en el proceso de adaptación a la era digital, a sus procedimientos y formas de hacer. Una capacidad de resiliencia que destacan que es relacional y comunitaria, como se refleja perfectamente en la investigación de los autores de este libro.
En un segundo nivel conceptual hay cuatro capítulos que, desde la perspectiva del Trabajo Social, analizan la identificación de necesidades en la sociedad digital. Gianna Capello, de la Universidad de Palermo (Italia), con su capítulo titulado: “Bridging the Gaps. Literacy, Digital Media and Critical Digital Social Work” interpela al Trabajo Social a no solo tener en cuenta los medios sino también los distintos contextos que se generan en el universo digital. Identifica la necesidad de alfabetización digital de la sociedad y de la necesidad de un Trabajo Social Digital que atienda los riesgos que derivan (adicción digital, etc…) para diseñar políticas que puedan dar respuesta. Antonia Rodríguez Martínez, de la Universidad de Jaén (España), con su capítulo: “Brecha digital generacional, una realidad en la España actual”, complementa la visión sobre la brecha digital desde la perspectiva generacional, atendiendo a las dificultades del colectivo de mayor edad para acceder y usar servicios y aplicaciones de internet. Lucía Ruiz-Prados Víbora y Begoña Urien Angulo, de la Universidad Pública de Navarra, con su capítulo: “Cyberbullying, influencia y consecuencias de las nuevas tecnologías en jóvenes navarros”, nos aproximan a uno de los riesgos que se ve amplificado en la realidad digital, analizando cuáles son las variables más influyentes en estos procesos en un estudio de caso. Para terminar este conjunto de capítulos que identifican necesidades concretas en la era digital, Gianluigi Moscato, de la Universidad de Málaga, con su capítulo: “La integración comunitaria y la calidad de vida de los inmigrantes entre redes online y offline”, nos muestra nuevas formas de sentido de comunidad en el universo digital, profundizando en el difícil proceso de integración de los inmigrantes, indicando que el apoyo social y sentido de comunidad, también en los entornos online, se muestran como factores de protección para una mejor calidad de vida de este colectivo.
En un tercer nivel conceptual, con los siguientes tres capítulos se analiza la identidad del trabajador/a social, su percepción acerca de qué medios digitales y cómo incorporarlos a las distintas fases de la intervención social. Para adentrarnos en las distintas formas de intervención digital Ricardo J. Sánchez Cano, de la Universidad del País Vasco, con su capítulo: “Construyendo identidades profesionales, espacios y tiempos digitalizados”, nos invita a reflexionar sobre la identidad de los profesionales del Trabajo Social en estos contextos digitales, cuál podría ser la manera de acompañar digitalmente a nuestros usuarios, desde una perspectiva ética, y con qué competencias digitales deben contar los trabajadores sociales. En siguiente capítulo: “Las nuevas tecnologías, una oportunidad para generar nuevos espacios de intervención en la práctica del Trabajo Social”, elaborado por María Jesús Real Pascual y por Raquel Nieto García, ambas profesionales de la Consejería de Bienestar Social de la Comunidad de Castilla La Mancha (España), se analiza el impacto de la transformación digital, poniéndose el foco en cómo utilizar medios y estrategias digitales en las distintas fases de la intervención social, tanto en la acogida, en la entrevista, en el diagnóstico, en la elaboración de un plan y en la evaluación y seguimiento, destacando las oportunidades y retos que implica incorporar lo digital al Trabajo Social. Siguiendo con el análisis de las oportunidades, Asunción Lillo y José Emiliano Ramírez García, de la Universidad de Alicante, con su capítulo: “La intervención digital en la práctica del Trabajo Social”, realizan un acercamiento a cómo conciben los trabajadores sociales y las personas usuarias la incorporación medios digitales a la intervención. Recaban opiniones e impresiones para recopilar lo que entienden como componentes esenciales para la intervención digital.
En un cuarto nivel hay dos capítulos que, desde el modelo de transición digital, se centran en la digitalización de procedimientos relacionados con el Trabajo Social y los servicios sociales. Yolanda María de la Fuente Robles y María del Carmen Martín Cano, de la Universidad de Jaén, Rosa María Díaz Jiménez y María Dolores Yerga Míguez, de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla (España) y Octavio Vázquez Aguado, de la Universidad de Huelva (España), con su capítulo: “Historia Social Única. Evolución de la implementación de un modelo digital en Andalucía”, nos muestran la experiencia de desarrollo de la Historia Social Única Electrónica de Andalucía, que viene a promover un cambio en el modelo de gestión de los servicios sociales andaluces que cambiará la cultura de trabajo, lo que pretende emancipar a los profesionales del Trabajo Social de la excesiva carga de labores burocráticas. En la misma línea, Esther Raya Diez, de la Universidad de la Rioja, y Esther Monteagudo Villar, de la Consejería de Bienestar Social de la Universidad de Castilla La Mancha, presentan otra experiencia de digitalización: la herramienta SiSo, una herramienta de diagnóstico que combina la recogida de información necesaria para la intervención con el sistema cliente y la generación de sistemas de información inteligentes que posibiliten la planificación y gestión de los programas y servicios de situaciones de vulnerabilidad y/o exclusión.
En un quinto nivel conceptual, en el conjunto de los siguientes cuatro capítulos se pone énfasis en las buenas prácticas de intervención digital. En el capítulo de Belén Parra Ramajo, de la Universidad de Barcelona y de Josep Cazorla, de la Universitat Oberta de Catalunya, denominado: “Trabajo Social de grupo. La necesidad de la investigación para implementar la metodología en formato virtual”, se indaga sobre la oportunidad que supone para el Trabajo Social de grupos este proceso de transformación digital. Desde una aproximación conceptual reflexionan sobre las dimensiones del Trabajo Social de grupos en contextos online, analizando la forma de desarrollo y planificación y los patrones de comunicación e interacción que se dan. EN la misma línea, Yolanda Domingo Calduch, de la Universitat Rovila i Virgili, con su capítulo: “El impacto de las redes sociales en los pacientes del PSI (Pla de Serveis Individualitzat) de Reus”, analiza un estudio de caso en el que se han incorporado servicios de redes sociales online y servicios de mensajería instantánea a la intervención social, destacando sus efectos entre pacientes del Plan de Servicios Individualizados de Reus (España). Adicionalmente, Paula Friero Padín, Carmen Verde-Diego y Rubén González-Rodríguez, de la Universidad de Vigo (España), con su capítulo: “Creación de una app móvil para evitar conductas de riesgo en adolescentes. La gamificación como herramienta socioeducativa para el Trabajo Social”, exponen un proyecto de gamificación que se está llevando a cabo por parte de un equipo de trabajadoras/es sociales –conjuntamente con un equipo de informática–, que consiste en el diseño y la creación de una aplicación móvil (app) de carácter socioeducativo, en formato juego, destinada a adolescentes entre 12-17 años, y cuya finalidad es la prevención de comportamientos de riesgo en el uso de las redes sociales. Para finalizar este apartado, Paula Méndez Dominguez y Joaquín Castillo de Mesa, de la Universidad de Málaga, en su capítulo: Trabajo Social Híbrido: asistencia remota y visita domiciliaria online, abordan cómo se está incorporando el teletrabajo social, cuáles son las ventajas y los incovenientes que los profesionales de Trabajo Social se están encontrando y desde qué criterios se debería poner en marcha.
Finalmente, los dos últimos capítulos están relacionados con las buenas prácticas digitales en la docencia de Trabajo Social. Ana Belén Cuesta Ruiz – Clavijo y Sofía Montenegro Leza, de la Universidad de la Rioja (España) nos ilustran acerca de la viabilidad de innovar en la formación de los futuros trabajadores y trabajadoras sociales mediante la incorporación de las redes sociales en la docencia, a través de diferentes actividades de aprendizaje, basadas en los planteamientos de la clase invertida. Para ello, se presenta la experiencia de incorporación de las redes sociales como estrategia de aprendizaje en una asignatura obligatoria de primer curso en el Grado en Trabajo Social de la Universidad de La Rioja, con un grupo de 50 estudiantes. Por último, Neus Caparrós Civera, de la Universidad de la Rioja (España), Yolanda Domenech López, de la Universidad de Alicante (España) y Andrés Arias Astray, de la Universidad Complutense de Madrid (España) exponen una propuesta de actividad práctica a desarrollar por el alumnado de la asignatura Trabajo Social con Grupos (TSG) del Grado en Trabajo Social a través de la metodología didáctica de Aprendizaje-Servicio (APS).
Los capítulos que componen este libro nos permiten profundizar en el modelo de digitalización emergente, desde diferentes perspectivas, contribuyendo al debate teórico sobre la digitalización del Trabajo Social y los Servicios Sociales. Como no puede ser de otra manera, en una profesión de ayuda centrada en la persona en situación, también nos permite compartir buenas prácticas y estrategias eficaces para una digitalización inclusiva.
Por ello, no podemos menos que felicitar a los autores, y a los inscritos en el I Congreso Internacional de Trabajo Social Digital que, con su animada participación, permitieron debatir y mejorar las ponencias en las que se basan los capítulos ahora publicados. Felicitarles y animarles a seguir trabajando en pos de una digitalización inclusiva, necesaria para alcanzar una democracia real en las sociedades contemporáneas.