Читать книгу Descripción de Grecia. Libros I-II - Pausanias - Страница 11
3. Método
ОглавлениеEn cada región tratada, con excepción del Ática, que fue la primera que describió y cuando no tenía todavía fijado su método, el orden que sigue en su exposición es estrictamente topográfico. Esto supone en Pausanias la suficiente capacidad para ordenar y estructurar de una manera unitaria todo el material que recoge. Comienza los libros, con excepción del primero, con una introducción general sobre la historia de la región, sus mitos, sus migraciones, sus héroes. También suele hacer este tipo de introducción a las ciudades importantes, e inserta pasajes históricos a propósito de determinados monumentos. Desde la frontera va por el camino más corto a la capital, anotando todo lo que le parece interesante, digno de mención. Ya en la capital, describe sus edificios, monumentos y obras de arte, y después se dirige por un camino hasta las fronteras, vuelve a la capital y emprende otro camino, y así hasta que, después de recorrer todos los caminos principales hasta las fronteras, pasa a la región vecina, que describe de la misma manera. En realidad, más que describir, pues no es esto lo que quiere aportar al lector, explica los lugares que visita, que son testimonios de una tradición valiosísima, y lo hace con toda objetividad. De esta disposición parece desprenderse que el trabajo fue concebido como una guía para viajeros.
Ahora bien, dada la abundancia del material de que dispone, tiene forzosamente que seleccionar, y en esta selección se manifiesta el gusto del autor, sus preferencias, y el gusto de la época. Está generalmente reconocido que tiene dos principios de selección: sus gustos de anticuario y su curiosidad religiosa.
Los monumentos descritos son casi siempre antiguos (desprecia todo lo que es moderno, de acuerdo con la tendencia de su época hacia lo arcaico), de carácter sagrado y sólo secundariamente profano. Cuanto más antiguo es un monumento, mayor es la veneración del autor hacia él. Los tres monumentos tratados con mayor detalle son el arca de Cípselo en Olimpia, el trono del Apolo de Amiclas y las pinturas de Polignoto en Delfos. Las obras de arquitectura le inspiran devoción particular. Las obras que prefiere describir son las de los siglos V -VI a. C. y primera mitad del III . En Delfos, por ejemplo, todas las ofrendas citadas por Pausanias son seguramente, o muy probablemente, anteriores al 260 a. C. En el ágora de Atenas incluye edificios antiguos modestos, pero omite el magnífico pórtico de Átalo del s. II a. C. y el pórtico de Éumenes o el monumento de Agripa. En Olimpia ignora la Exedra de Herodes Ático (cuando menciona los edificios de este contemporáneo suyo con gran admiración y alabanza). A pesar de su preferencia por las obras arcaicas, no falta en su obra la mención de trabajos de época helenística y romana, y así, por ejemplo, admira mucho a Damofonte de Mesenia (s. II a. C.), siendo el único escritor antiguo que lo menciona.
Se nota que se encuentra más a gusto cuando trata los templos, santuarios, estatuas, altares, exvotos, es decir el arte y la arquitectura religiosa, de la que nos da toda clase de detalles, que cuando describe edificios y estatuas profanas. Templos y santuarios son mencionados de una manera bastante completa, aunque sean pequeños. No pasa en silencio ningún templo, ningún santuario, por pequeño que sea, incluso aquellos de los que no quedan más que ruinas. En los lugares más pequeños, Pausanias señala regularmente sólo los santuarios. A los edificios profanos, por el contrario, les presta muy poca atención y faltan la mayor parte de las veces.
También es de destacar, tanto en lo relativo a los monumentos como a las tradiciones, su preferencia por lo raro, por lo menos conocido, por las curiosidades, siguiendo en esto la línea de erudición helenística, que coleccionaba las tradiciones locales o los cultos raros. Prefiere las tradiciones menos conocidas, tal vez porque las supone más antiguas y verdaderas (I 27, 4), o porque escribe para una élite que se distingue por su conocimiento sobre las cosas griegas
Además, Pausanias es un anticuario, no un artista. Las viejas obras de arte tienen para él un valor de recuerdo y de símbolo. Sobre su sentido artístico no están de acuerdo sus críticos, pero lo cierto es que distingue las obras de arte clásico de las más tardías (III 16, 1) y pudo de hecho identificar al artista por su estilo: “Deducimos que (la imagen de Atenea Políade en Eritras) es obra de Endeo, entre otros datos, por el estilo de la imagen” (VII 5, 9); o lo deduce por comparación con otras: “Ninguno del lugar pudo decir quién fue el autor, pero el que ha visto el Heracles de Sición podría concluir que el Apolo de Egira es obra del mismo Láfaes de Fliunte” (VII 26, 6); “La imagen (del Apolo Ismenio) es del mismo tamaño que la que está en Bránquidas y su forma no es diferente en nada. Quien ha visto una de estas imágenes y ha sabido quién es su autor no precisa de mucho ingenio para, al ver la otra, saber que es una obra de Cánaco” (IX 10, 2).
Con estos criterios mencionados Pausanias se ha esforzado por incluir en su guía todos los lugares que tuvieran algo digno de mención, sin regatear esfuerzos, aunque estuvieran despoblados o costara mucho llegar a ellos. De este modo nos ha permitido recuperar mediante excavaciones importantes monumentos y obras de arte que se habrían perdido irremediablemente si no hubiera sido por sus noticias.
Esa predilección por el pasado frente al presente, común a sus contemporáneos, tiene también una correspondencia en su predilección por la historia de la Grecia de la gran época, la de la independencia. El presente inmediato carece de acontecimientos y los tres o cuatro siglos que preceden son obscuros e insignificantes. Trata acontecimientos diseminados a través de siete siglos desde el periodo arcaico tardío, cuando la historia suplanta a la mitología, hasta su propio tiempo, pero refiere poco de su tiempo, el s. II , y en general poco de la historia del Imperio Romano, los doscientos años desde la batalla de Actium hasta la invasión de Grecia por los costobocos y la guerra danubiana en el 170. El interés de Pausanias en la historia de Grecia parece detenerse en la guerra aquea del 146 a. C. y la destrucción de Corinto por los romanos, con la excepción de la catástrofe que aconteció a Atenas en el 86 a. C., cuando el ejército de Sila saqueó la ciudad.
No trata todos los periodos por igual. Del s. V escribe en su mayor parte de las Guerras Médicas, muy poco de la Pentecontecia y casi nada de la Guerra del Peloponeso. Dice bastante del s. IV : la hegemonía de Tebas, Filipo de Macedonia y Alejandro, sus sucesores, y mucho más del s. III y de la primera mitad del II (hasta el 146 a. C.). Los factores que causan esta desproporción pueden ser varios 17 : a) los monumentos que impulsan a Pausanias a hacer narraciones históricas son más numerosos de época helenística que de época clásica; b) no sintió la necesidad de volver a contar lo que ya había sido contado por Heródoto y Tucídides (s. V ) y Jenofonte (parte del s. IV ). Así, dice en I 23, 10: “Lo referente a Hermólico, el luchador del pancracio, y a Formión, el hijo de Asópico, lo dejo de lado, porque ya han escrito otros sobre ello”; c) a veces pretende completar o corregir tradiciones consolidadas: “estas cosas las contó Heródoto una a una con verosimilitud, y no tengo intención de escribirlas, pues ya han sido bien contadas anteriormente, pero sí añadir …” (II 30, 4); d) quiere llenar las lagunas de la época posterior a Alejandro Magno. En I 6, 1 dice: “Las hazañas de Átalo y Ptolomeo son tan antiguas que no subsiste ya su fama, y los que estuvieron con los reyes para escribir las hazañas han sido olvidados todavía antes. Por esto se me ocurrió escribir las acciones que llevaron a cabo…”.
A pesar de esta selección, el trabajo de Pausanias contiene una buena cantidad de información histórica y es asimismo una fuente de información preciosa para los estudiosos de la religión griega.