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4. Finalidad y público destinatario de la obra. ¿Guía turística u obra literaria?

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Según se dé primacía a uno u otro componente de la obra de Pausanias, ésta se entiende de una forma u otra. C. Robert 18 concede la mayor estimación a los lógoi . Según él, la obra de Pausanias no es concebida como una descripción geográfica y turística, sino como una colección de lógoi en primer lugar; la periegesis no sería más que una excusa literaria, como el banquete en Ateneo, el marco exterior de la narración para poder unir a los monumentos excursos de todo tipo. El total sería una historia multicolor, como las que se escribían entonces frecuentemente, una mescolanza de historias interesantes. Si así fuera, Pausanias no habría necesitado citar gran cantidad de monumentos que no sugieren ninguna explicación ni excursos particulares.

Robert se basaba esencialmente en que la Periegesis de Pausanias no merecía crédito como guía. Pero desde el momento en que los resultados de las excavaciones arqueológicas no dejan dudas sobre la “autopsia” de Pausanias, su obra es considerada primariamente como una guía 19 para viajeros. La descripción de Grecia no es un medio, sino el fin principal del trabajo. El elemento topográfico, basado en una lista de monumentos, sería la médula espinal. Los lógoi ilustrarían una descripción que sin ellos podría ser monótona. El elemento topográfico es continuo y claramente sistemático, basado en el empirismo que caracteriza el andar del paseante. La elaboración en cuanto a la forma de las digresiones mitológicas e históricas es más ocasional y fortuita, carece en mayor medida de sistema y sentido de la proporción. Dice Casson 20 que, si imprimiésemos el texto de Pausanias a modo de una guía moderna, con las introducciones históricas y las largas descripciones en tipo pequeño y los asuntos subordinados relegados a notas y apéndices, se vería claramente que el corazón de la obra es una descripción de monumentos y lugares que visitó en persona y observó cuidadosamente. De hecho, desde la Antigüedad ha sido utilizado como guía, tuviese él o no intenciones topográficas.

En lugar de largas descripciones con datos exactos de lugar, lo que hay son breves indicaciones destinadas al lector que ve ante sí los monumentos descritos. Expresiones como “Cruzando el Anigro en dirección a Olimpia por el camino recto, no muy lejos, a la derecha del camino, hay un lugar elevado…” (V 6, 4), “Bajando del ágora por el camino llamado Eutea hay un santuario de Apolo a la derecha del Prostaterio. Éste se encuentra apartándose un poco del camino” (I 44, 2), “El Apolo que está más cerca del león es de los masaliotas” (X 18, 7), “El hombre junto al que están los niños dicen que es Ptolomeo, hijo de Lago” (VI 15, 10), sólo tienen sentido si se piensa que el lector está ante el monumento mismo. Cuando se desvía de la secuencia topográfica, por regla general, lo advierte expresamente, aunque hay excepciones, como la descripción de Atenas, que es interrumpida varias veces e introducida de nuevo en otras partes. Pero en el libro I ya hemos dicho que se explica porque no había encontrado todavía un método oportuno de tratar su materia. Tampoco se sigue la secuencia topográfica en los lugares pequeños, en los que había poco que mencionar y era innecesario un riguroso cumplimiento del principio topográfico. También en Olimpia se apartó del principio topográfico, pues en Olimpia en un espacio relativamente pequeño están juntas una cantidad enorme de los monumentos más diversos. Describir estos monumentos en agrupación local supondría grandes dificultades. Entonces los distribuye por objetos: edificios más importantes, altares, ofrendas, primero las estatuas de Zeus, luego las otras ofrendas y, finalmente, las estatuas de vencedores, en las que domina en general el principio topográfico, con excepciones puestas de relieve por Pausanias (V 14, 4; 14, 10).

Sin embargo, recientemente se ha llegado a una estimación más equilibrada: así se ha puesto de relieve que los lógoi son parte integral, son esenciales, y no digresiones de los theōrḗmata 21 . Son tan importantes los unos como los otros. La igualdad intencionada de ambos componentes lo muestra, por ejemplo, I 39, 3, que forma el cierre de la descripción del Ática: “Esto es, en mi opinión, lo más notable del Ática por lo que respecta a las tradiciones y monumentos…”. Ambos conceptos son realzados por Pausanias, y en ningún lugar de su trabajo nos dice que conceda preferencia a los theōrḗmata frente a los lógoi . Lo que le importa es “lo más notable”, y con esto se refiere tanto a uno como a otro componente. Además, los lógoi , el componente mitológico e histórico, no deben entenderse como digresiones entre otras razones porque formaban parte de la materia que atraía al “turista”, y que de hecho eran objeto de explicación por parte de los guías. Noticias de escritores antiguos nos muestran que los “turistas” de la época tenían predilección por los monumentos del pasado, y especialmente por los de tipo sagrado, al mismo tiempo que gustaban de la historia y de la mitología 22 . De modo que, al seleccionar su material, Pausanias no sólo dejaba allí reflejados sus gustos, sino que intentaba complacer al “turista”.

Pero es tan extenso el material de los lógoi , y a veces tan accesorio, que da la impresión de que Pausanias lo incluyó con la esperanza de interesar a un círculo más amplio de lectores que no fueran precisamente “turistas” (que poco después de la muerte de Pausanias desaparecieron, cuando ya estaba totalmente arruinada la cultura antigua) y que pudieran encontrar entretenimiento e información en la lectura, tal vez hombres instruidos en el pasado y en la religión griega, eruditos amigos de curiosidades y de relatos extraños, sofistas, y ello tanto por la variedad de temas tratados como cuidando su estilo, según veremos, para que resultase una obra literaria. Evidentemente, Pausanias tenía intenciones literarias. Pero no se pueden separar los dos motivos, ni intentar averiguar si uno u otro predominó en la intención de Pausanias. Podemos decir con Reardon 23 que las intenciones de Pausanias no son ni exclusivamente literarias ni exclusivamente históricas o periegéticas, sino culturales, en el sentido que el siglo II daba a este concepto. Pausanias quiere complacer recordando la herencia de la tradición, y lo hace emprendiendo y describiendo una periegesis auténtica, que al mismo tiempo es ya una obra literaria. Tiene intenciones literarias, quiere instruir y agradar, lo mismo que Arriano, Ateneo, Diógenes Laercio, Polieno, pues la paideia que informa las obras de todos ellos y todo el periodo es el mundo griego, la historia, la vida griega. Precisamente Reardon, teniendo como precedentes los estudios de Marrou y de Bompaire, nos ofrece una interesante visión de conjunto de la literatura y la cultura de los siglos II y III d. C. y pone de relieve su capacidad de conservar y transmitir las ideas de fondo de la civilización griega; y en este sentido no hay siglo que sea más consciente, respetuoso y afianzador de esa tradición que el s. II . Así se explicaría “el arte por el arte” como una consecuencia natural de la fidelidad a la tradición literaria, y también la mimesis, expresión literaria del concepto de “educación”, de la paideia .

Descripción de Grecia. Libros I-II

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