Читать книгу El Sacro Imperio Romano Germánico - Peter H. Wilson - Страница 46

Abadías

Оглавление

La fundación de abadías se consideraba, ya en el siglo VIII, una tercera rama eclesiástica, inferior en rango a obispados y arzobispados. Las abadías tenían menor jurisdicción y, en un principio, estaban más próximas al ideal de oración monástica que los centros diocesanos. Las conquistas de los francos crearon la necesidad de una infraestructura eclesiástica local y garantizó el suministro de mano de obra esclava necesaria para su construcción. Se atribuye a Carlomagno la fundación de 27 catedrales y 232 monasterios y abadías, cifra muy superior a la de palacios, pues tan solo edificó 65.28 Esta actividad en Alemania creó un nuevo paisaje sacro en el que tan solo Maguncia, Colonia y Tréveris contaban con iglesias relativamente viejas. Algunos monasterios de importancia remontaban sus orígenes a antiguas iglesias misioneras como la de San Galo, en Suiza, establecida en 612 por un monje irlandés, si bien el edificio data de la década de 830. La vinculación con un misionero martirizado influía a menudo en la localización, pero la iniciativa regia o señorial también tenía importancia.

El patronazgo de iglesias y abadías ayudaba a preservar la identidad de las familias señoriales. Los otónidas remontaban sus orígenes a Liudolfo y Oda, piadosos fundadores del convento de Gandersheim. Con sus oraciones, y con la historia familiar escrita por la abadesa Hroswitha, las monjas de Gandersheim ayudaban a perpetuar la memoria* de los otónidas. De hecho, los otónidas rompieron de forma aún más nítida con los carolingios y su práctica franca de repartir la herencia, con lo que aumentó la necesidad de buscar ocupación adecuada a los hijos menores o solteros excluidos de la herencia. Todas las primeras abadesas de Gandersheim, Hroswitha entre ellas, fueron descendientes directas de Liudolfo o de Oda.29

Se concedía patronazgo a múltiples lugares, en especial por parte de la familia real; dado que hasta finales de la Edad Media no tuvo una capital fija, necesitaba residencias para sus itinerarios imperiales. Dentro de la estructura familiar, el parentesco extenso seguía pesando más que la ascendencia patrilineal, lo cual fomentaba la utilización de diferentes lugares. Los otónidas, por ejemplo, además de Gandersheim, también convirtieron el castillo carolingio de Quedlinburg en un importante convento familiar promovido por Matilde, viuda de Enrique I. Matilde mantuvo el cargo de canonesa creado por la legislación carolingia, lo que le permitió convertirse en la primera rectora de Quedlinburg que no había profesado votos de monja.30

El Sacro Imperio Romano Germánico

Подняться наверх