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Los husitas
ОглавлениеUn siglo después de las cruzadas norteñas, el imperio se embarcó en una última cruzada interna contra los husitas bohemios, el movimiento herético más importante previo a la Reforma, además del mayor alzamiento popular anterior a la guerra campesina de 1524-1526. La preocupación tardomedieval por las creencias individuales, en combinación con el aumento de la cultura escrita, hizo que la herejía fuera más fácil de identificar, como desviación con respecto a los textos y prácticas sancionadas de forma oficial. Los husitas se inspiraban en Jan Hus, rector de la universidad de Praga ejecutado a traición en la hoguera en 1415, cuando Segismundo, de la casa de Luxemburgo, le denegó el salvoconducto que le había prometido para que pudiera defender sus ideas en el Concilio de Constanza (1414-1418). Los husitas establecieron su Iglesia nacional en 1417, pero su movimiento no tardó en escindirse entre los taboritas milenaristas, con sede en la ciudad de Tabor, y los utraquistas, más moderados, que recibían su nombre de su práctica de la comunión «en ambas especies» (sub utraque specie), es decir, con pan y vino. En 1419, las dos facciones se volvieron a unir por breve tiempo para oponerse al acceso de Segismundo al trono de Bohemia y lograron conquistar la mayor parte del reino.
Segismundo recibió indulgencias papales para cinco expediciones principales, emprendidas entre 1420 y 1431. A pesar de que el llamamiento a la cruzada se hizo a toda la cristiandad, la mayoría de cruzados llegó de Alemania, Holanda y Hungría (Segismundo también era rey de Hungría). En 1427, llegó al continente un contingente de 3000 ingleses, pero fue reenviado a combatir contra Juana de Arco, en la Guerra de los Cien Años (una prueba más de que las indulgencias se manipulaban para lograr objetivos seculares). Los contraataques imperiales fueron rechazados por la determinación y tácticas superiores de los husitas, pero también porque el emperador estaba a la vez empeñado en la defensa de Hungría de una nueva invasión turca.
En último término, la situación quedó desactivada por medio de la Compacta de 1436, pactada por la élite católica bohemia y los utraquistas, que conformaban la mayoría de la población. A cambio de su sumisión formal a Roma, se toleraron las prácticas utraquistas. La derrota fue más grave para el papado que para el imperio. Por primera vez, el pontífice había permitido que unos herejes defendieran sus ideas y les había hecho importantes concesiones. Se consolidó así el reinado de Segismundo sobre Bohemia y el episodio proporcionó un impulso notable a las reformas constitucionales, que dieron al imperio su configuración definitiva en torno a 1500. Bohemia continuó formando parte del imperio, a pesar de su organización religiosa diferenciada y a pesar del acceso al trono de un rey abiertamente utraquista, Jorge de Podiebrad, en 1458.64