Читать книгу El Alfabeto del Silencio - R. M. Carús - Страница 30

Extender o proyectar

Оглавление

Cierra los ojos, bloquea la lengua nuevamente y centra la atención en tu interior. En esta práctica, como en todas, es importante alcanzar un buen grado de interiorización.

Permanece así tres o cuatro minutos.

Luego ábrelos y mira con detenimiento a tu alrededor.

Es posible que dentro de ti, a ojos cerrados, hayas encontrado un gran espacio calmo lleno de algo inmediatamente reconocible llamado Paz. En caso de que hayas reconocido esa Paz como algo propio y unido indisolublemente a ti, estarás de acuerdo en que has alcanzado tu núcleo.

Quizá al abrirlos has observado cómo lo que te rodea se encuentra penetrado por lo que acabas de experimentar.

Si ha sucedido así es porque has reconocido alrededor tu realidad interior.

Es también probable que no hayas encontrado ese espacio. Hay tres posibles motivos para ello. Uno es que en esta ocasión el diálogo interno indeseado no haya remitido, que hayas permanecido atrapado en su malla y que su fragor te haya embarcado en un viaje vertiginoso. En ese viaje habrás creído encontrar desde inseguridad, hasta culpa, rabia, preocupación, rencor, extravío o cualquier otro derivado del miedo. Al abrir los ojos hacia el aparente exterior se habrá proyectado un escenario idéntico al recién percibido internamente.

Si ha sido así, prueba diferentes posiciones de la lengua, cambios sutiles en su colocación dentro de las cuatro posiciones sugeridas más arriba. A la vez respira profundamente. Mira si ahora distingues un seno interior común a ti y a mí.

Otro motivo probable es que efectivamente te hayas aproximado a la serenidad sin permanecer en ella lo suficiente como para detener totalmente la inercia del pensamiento.

En este caso, lo único que has de hacer la próxima vez es perseverar, reforzar tu voluntad de permanecer en la calma, reposar un poco más.

También puede que no hayas notado nada, tal vez porque el hastío provocado por el diálogo interno te haya hecho insensible a la calma y al interiorizar no la hayas reconocido. Entonces este te habrá parecido un ejercicio vano.

La captación del mundo derivada de estos dos últimos estados surge de una confusión esencial sobre nuestra propia naturaleza.

La diferencia entre extender realidad y proyectar ilusión radica en el estado de la mente al mirar. La mente es capaz de acceder al interior cuando no está velada. Entonces el interior se extiende alrededor a través de ella. Cuando se interpone el razonar bullicioso, desgobernado, este obstruye el acceso a la mente, el interior no es visible y el raciocinio ve una proyección de sí mismo.

Recuerda el cristal quebrado. En el primer caso estamos viendo a través de un vidrio intacto, cristalino, prístino. En el segundo estamos anteponiendo un prisma desfigurado, turbio, rayado.

Corrobora o rebate si en tu experiencia sucede esto mismo: el mundo aparece ante ti según tu estado interior. Podemos crear realidad o fabricar ilusión: cuando en nuestro interior hallamos miedo, resentimiento o culpa, nos estamos percibiendo erróneamente.

¿Cómo saber que esto es cierto? Porque si lo que quieres es bienestar, algún pensamiento te está separando de aquello que añoras, o dicho de otra manera, te está alejando de ti mismo.

Al alejarnos de nosotros mismos nos alejamos de todo lo demás y como consecuencia captamos una visión ilusoria de lo que nos rodea, manufacturamos un entorno ficticio.

Cuando en nuestro interior encontramos luz, nos estamos viendo acertadamente. Entonces tal visión se extiende alrededor contribuyendo a la expansión de la realidad intrínseca. ¿Por qué nos estamos viendo correctamente en este caso? Dime si cuando hallas Paz o Amor en ti no acabas de encontrar lo que más ansías, lo que más valoras, tu bien más preciado, a ti misma. Y dime si no sufres cuando lo extravías.

Cuando dentro de mí encuentro un inmenso remanso pacífico, una sensación plena de Unión, una inconmovible seguridad y plena dicha, he accedido a la realidad en mí. Al experimentar el mundo desde ese estado, atestiguo un mundo real, porque solo desde la realidad se puede captar la realidad. Si accedo a la profundidad del océano en mí, puedo ver la profundidad del océano frente a mí; desde aquí se alcanza el saber de que ambas profundidades son la misma. Se rompe la división entre dentro y fuera, haciéndose obvio que ambas esferas coinciden y entre sí se ensanchan.

Por el contrario, en cada ocasión en la que en mi interior encuentro miedo, inseguridad, rencor, culpa u odio, al mirar fuera experimento irrealidad. ¿Por qué? Porque parto de un error sobre mí mismo. Si percibo mi superficie como tormentosa, pensaré que la totalidad es tormentosa. No obstante, si me adentrara más allá descubriendo la calma que hay en el fondo y desde allí mirara la superficie, la reconocería como una capa infinitesimal dotada de un significado diferente. Entonces dejaría de llamar océano a la superficie y vería realidad tanto en el aparente dentro como en el aparente fuera.

En resumen, se puede decir que la realidad no es accesible por los sentidos ni por el intelecto. Al ser ambos limitados, únicamente tienen acceso a lo limitado. La realidad ilimitada es solo alcanzable por lo que podemos llamar la gran mente, que por carecer de fronteras tiene acceso a la totalidad.

Si al mirar la ola lo haces de fuera hacia dentro, percibirás algo acotado. Si lo haces de dentro hacia fuera, presenciarás algo inabarcable. ¿Por qué? Porque solo la inmensidad puede comprender la inmensidad. La infinitud que hay en ti comprenderá la infinitud del océano. Cuando accedes a la profundidad en ti, accedes a la profundidad en todo.

Darse cuenta de que un primer paso hacia el conocimiento consiste en descubrir realidad dentro para luego hallarla fuera es vital en el proceso del despertar13. La paradójica consecuencia natural está en percatarse de que no existe división entre interior y exterior, que ambos recintos son el mismo. En esto estriba la diferencia entre advertir Unión o inventar separación, entre percibir y conocer, entre coexistir con la realidad contribuyendo a desplegarla o urdir sueños.

El Alfabeto del Silencio

Подняться наверх