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Conclusiones

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Las causas de las reformas estructurales de Raúl Castro fueron los graves problemas económico-sociales acumulados durante medio siglo (resumidos en catorce puntos en este capítulo) por un sistema socialista de plan centralizado, ciclos frecuentes de políticas económicas y casi total propiedad estatal de los medios de producción. Hay tres tipos de reformas y las más importantes y complejas son las estructurales analizadas aquí. Se ha aportado evidencia sobre tres características clave de las reformas:

Son generalmente positivas pues mejoran una situación anterior, por ejemplo, el acceso de cubanos a hoteles y restaurantes antes vedado, el microcrédito, la apertura de cuentas bancarias y los mercados al por mayor abiertos al sector no estatal, la compraventa de viviendas antes prohibida, la herencia por familiares del usufructo y de las viviendas, la flexibilización migratoria, y la compra de celulares y computadoras. Por otra parte, algunas reformas —racionales desde un ángulo económico— provocan efectos sociales adversos, como los despidos, la eliminación de gratuidades y el recorte en los servicios sociales.

Son las más importantes bajo la revolución pues o bien no tienen paragón, como el usufructo, el despido masivo de empleados estatales innecesarios, la eliminación de gratuidades y recortes en los servicios sociales, la compraventa de viviendas, las relaciones comerciales entre el sector estatal y el no estatal, las cooperativas de producción no agrícola y de servicios; o han avanzado mucho más que reformas precedentes (la expansión del cuentapropismo).

Están orientadas hacia el mercado, como lo muestran: la venta a precios de oferta y demanda de los servicios de cuentapropistas y miembros de cooperativas, así como de las viviendas; la propiedad de microempresas por cuentapropistas; la gestión de las nuevas cooperativas por sus miembros que se apropian de sus ganancias, y el incremento de los gestores económicos y la competencia entre ellos.

No obstante sus aspectos positivos, las reformas están atemperadas por varias cualificaciones:

- Las reformas estructurales están lastradas por obstáculos y excesivas regulaciones, trabas e impuestos (en varios casos oficialmente justificados para evitar la concentración de la riqueza) que generan desincentivos e impiden el avance necesario y efectos substanciales;

- el usufructo —la reforma más importante en el sector clave de la agricultura— ha requerido una segunda legislación para flexibilizar la institución pero, aun así, mantiene restricciones;

- todavía están pendientes reformas estructurales importantes como la de precios, la unificación de la doble moneda y de la tasa de cambio, y la bancaria (la desregulación de las empresas estatales mayores comenzó en 2014);

- las reformas estructurales cubanas están muy rezagadas respecto a las sino-vietnamitas, comparando el mismo período de las reformas en Cuba y en los dos países asiáticos;

- las reformas estructurales muestran avances a nivel micro, aunque los resultados en varias de ellas son muy inferiores a las metas, por ejemplo, el despido de empleados estatales innecesarios y la creación de empleo no estatal para dar ocupación a los despedidos;

- aunque bien orientadas económicamente, varias reformas tienen efectos sociales negativos que han hecho crecer la población vulnerable, en un marco en el que la asistencia social se ha reducido;

- es difícil evaluar los efectos macroeconómicos de las reformas por la falta de estadísticas específicas y la imposibilidad de aislar otros factores que inciden sobre el desempeño, no obstante, la producción agropecuaria disminuyó o se estancó en tres de los cuatro años siguientes a la entrada en vigor del usufructo;

- más difícil es evaluar el efecto de las reformas en el PIB, cuya tasa de crecimiento desde 2009 ha estado entre las más bajas de la región y las reformas no han ayudado a incrementarla;

- en el sector externo, las reformas no han logrado reducir la importación de alimentos debido al desempeño negativo en la producción agropecuaria;

- la excesiva dependencia económica de Cuba respecto de Venezuela es riesgosa debido al deterioro económico y la inestabilidad política venezolanos, lo cual debía ser un acicate para acelerar y profundizar las reformas, unido a la falta de resultados macroeconómicos de las reformas;

- la “actualización del modelo,” pieza central de la reforma, se basa en el predominio del plan central y la propiedad estatal sobre el mercado y la propiedad no estatal (aunque con estos últimos expandidos), un modelo que no tuvo éxito en Europa Oriental, China, Vietnam e incluso Cuba, además tomó dos años para organizar un equipo que defina dicho modelo;

- hasta ahora las reformas, como están diseñadas, son insuficientes para resolver los problemas socioeconómicos acumulados en 53 años de socialismo estatal centralizado.

- la implementación de las reformas estructurales ha sido lenta, aunque se aprecia cierto dinamismo desde 2011-2012 y, según ha anunciado Raúl, sólo le quedan poco más de cuatro años para retirarse. A fines de 2013 él advirtió que las reformas seguirían “sin prisa pero sin pausa, a pesar de variadas exhortaciones… quienes nos apremian a acelerar el paso nos empujan al fracaso” (Castro, 2013: 1-2).

Una pregunta relevante es por qué reformas que son positivas y bien orientadas, se obstaculizan con tantas trabas, impuestos y desincentivos que no generan los efectos necesarios y esperados —como la dirigencia debe saber—. La respuesta oficial, encabezada por Raúl, es que estos cambios son complejos y difíciles, toman tiempo en generar resultados y no hay que apresurarse, pues esto podría llevar a cometer errores mayores. Por el contrario, la respuesta escéptica de opositores críticos es que no hay una intención real de reformar la economía y que todo no es más que un ardid para ganar tiempo. Otra posible pero especulativa explicación es que existe un conflicto en la cúpula dirigente. El grupo más avanzado empuja las reformas pero el grupo ortodoxo —temeroso de la delegación y pérdida de poder económico y de un posible efecto “bola de nieve” de las reformas—impone controles, regulaciones, trabas e impuestos. El resultado de esta pugna es un compromiso que genera un híbrido inefectivo, el cual no produce los frutos esperados. Sólo el tiempo podrá dar respuesta cabal a esta crucial interrogante.

Cuba: ¿Ajuste o transición?

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