Читать книгу Semáforos rotos - Santiago Infante - Страница 6

2

Оглавление

PAR OJOS ME OBSERVAN DETRÁS DEL CRISTAL GRASIENTO, se descarga dolor eléctrico desde la columna vertebral hasta las puntas de mis nervios. Aprieto los puños, contengo el vómito, sacudo la carne como epiléptico. El asco tiene cuerpo uñas y pelo: una rata negra me mira fijo a las pupilas.

Brinca, da media vuelta en el aire, arrastra una cola larga con la que acaricia la saliente y alcanza el tubo que conduce al techo. Sabrá el putas cómo logra asirse a ese tubo plástico, húmedo, vertical. Y sube sin esfuerzo. Es una rata descomunal. Arrastra a lado y lado el cuero cargado de grasa. Parece que encontró un rincón en el techo donde parir su camada. Lo sé por el ruido jubiloso que hace con las pezuñas. Dos treinta y dos de la madrugada, no puedo dormir.

Cuatro noches aguantando el frío cuchillero de Bogotá, por ser su hijo, a esta ciudad mierdosa le será difícil matarme: soy uno de sus bastardos y le conozco bien las mañas.

¿Justo ahora me sale con una rata? Nunca había visto una ascender por un desagüe. Tenía suficiente con la escarcha cortante, aquí, tumbado, trajinando con la ausencia de Amanda. Ella me ayudó a derretir el hielo. Mi adorada gran puta Amanda: se largó con Jorge Imbécil Guzmán, fotógrafo. Eso supongo.

Semáforos rotos

Подняться наверх