Читать книгу El Abogado y los Honorarios Profesionales: Una visión práctica - Óscar Fernández León - Страница 17
LA PERCEPCIÓN DEL CLIENTE
ОглавлениеEl cliente, como todos sabemos, cuando llega a nuestro despacho, lo hace sometido a una notable presión psicológica e incluso física derivada del conflicto que atraviesa y que suele afectar a su patrimonio, libertad e incluso a su vida, lo que lo convierte en un ser que está atravesando un mal momento en el que su prioridad es que el abogado le solucione el problema. Este hecho, como veremos a continuación, tiene una notable repercusión en la forma en la que el abogado encarará el problema de los honorarios.
Por otro lado, viene socialmente condicionado, ya que ha aprendido que los abogados son muy caros, que sus honorarios son excesivos y que en esta materia hay mucha falta de transparencia. Estemos o no de acuerdo con esa percepción social, lo cierto es que cuando el cliente llega por primera vez al despacho está ciertamente afligido por el perjuicio que va a sufrir su economía al ponerse en manos de un abogado. A ello se une la sensación de que, ante la situación de inseguridad en la que se encuentra, se ve obligado a ponerse en manos del abogado incondicionalmente, lo que a su vez le creará una sensación de debilidad muy frustrante en la que el pago de honorarios es algo desagradable y forzado.
Igualmente, el cliente suele desconocer en qué consisten nuestros servicios, es decir, ¿qué es lo que hacen los abogados? ¿cómo lo hacen?, etc., lo que les impide evaluar algo que es intangible, por lo que ante dicha falta de conocimiento, tenderá instintivamente a temer por anticipado todo lo relativo a los honorarios profesionales, cosa que no le ocurrirá cuando vaya a comprar un coche y se siente en su interior percibiendo con sus sentidos una realidad tangible y evaluable.
Finalmente, como señala Santiago Sinópoli1), para el imaginario colectivo la profesión liberal de la abogacía tiene en su esencia mucho de servicio que uno presta por el honor. Para explicar esta idea, nada mejor que transcribir sus palabras: «De allí viene que en el trabajo de abogado uno pacta cierto pago que se llama "honorario", y esto nos remite a que el consultante de un abogado piense que al pagar un honorario está haciéndolo por el honor que el profesional del derecho nos ha hecho al brindarnos un servicio. También por parte del abogado quien trabaja se siente honrado por desempeñar la función de auxiliar de la justicia, y por ello no requiere una retribución pecuniaria como lo pretendería un comerciante. En ambos casos está claro que el honor y el trabajo profesional del abogado están lingüísticamente vinculados y por ello vinculados profundamente en nuestro universo simbólico. Esto hace en cierto modo que el abogado o abogada tenga un condicionamiento psicológico y le cueste hablar del dinero con los clientes, sobre todo en las primeras consultas»