Читать книгу El Abogado y los Honorarios Profesionales: Una visión práctica - Óscar Fernández León - Страница 8

Hoy en día nadie pone en duda la importancia y trascendencia de los honorarios para el abogado. Partiendo de considerar el ejercicio de la profesión como una actividad profesional, al igual que cualquier otra, y como medio de vida que es, no se cuestiona que nuestros servicios generan el derecho a percibir una retribución económica.

Esta conclusión podemos desarrollarla a través de un simple ejemplo extraído de la vida diaria del abogado, pues para llevar a cabo su actividad, el abogado necesita reunir en torno a su principal activo (su conocimiento técnico jurídico) diversos recursos productivos tales como instalaciones, bienes de equipo, empleados y otros profesionales, material fungible y, lógicamente, el capital para financiar la adquisición y el mantenimiento de estos recursos. Todo esto supone un coste a afrontar. En la medida en la que el abogado consigue por la prestación de sus servicios un precio superior a dicho coste, obtendrá beneficios y podrá continuar desarrollando su actividad. En caso contrario, tarde o temprano tendrá que cesar en su actividad. Por lo tanto, el abogado, que no olvidemos pone en riesgo su propio patrimonio, está permanentemente tomando decisiones en las que la percepción de sus honorarios cobra una importancia de primer orden, pues por su actividad está obligado a crear una riqueza, que se mide entre la diferencia positiva entre el valor que los clientes dan a nuestros servicios y el coste de los recursos empleados en transformarlos.

Naturalmente, no olvidamos la existencia de otras consideraciones éticas, morales y de dignidad y prestigio que desde tiempos de Grecia y Roma han rodeado todo lo relativo al derecho al cobro de honorarios por los abogados, condicionantes éstos que siguen estando en el consciente e inconsciente del colectivo de nuestra profesión. Por ello, alejados de todo matiz mercantilista y partiendo de la naturaleza eminentemente práctica de esta obra, nos hemos limitado a destacar (sin perjuicio del posterior examen de otros factores) el que consideramos más válido y actual: los honorarios retribuyen una actividad que constituye un medio de vida para el profesional que la desarrolla.