Читать книгу Perspectivas jurídicas de la igualdad de género en el entorno rural - Silvia Soriano Moreno - Страница 10

La primera alusión que la CEDAW realiza sobre las mujeres de zonas rurales se encuentra en la Recomendación núm. 1624, del año 1991, denominada «Las mujeres que trabajan sin remuneración en empresas familiares rurales y urbanas». Esta Recomendación es tan sucinta que únicamente ocupa una página. En ella se expone cómo los Estados Parte presentan un alto porcentaje de mujeres que trabajan sin obtener remuneración alguna; sin estar dadas de alta en la Seguridad Social y sin beneficiarse de ningún tipo de prestación social. Es decir, el Comité de la CEDAW ya a principios de los años 90 está llamando la atención sobre que las mujeres, además de dedicar gran parte de su tiempo a las tareas domésticas como consecuencia de la imposición histórica de un conjunto de roles de género, concibiéndose desde la economía capitalista como actividades «improductivas», también las mujeres invierten tiempo y fuerza de trabajo en tareas entendidas como «productivas» en empresas familiares, cuya propiedad, junto con los beneficios derivados de ella, son del marido. El Comité de la CEDAW advierte que los Estados no suelen hacer alusión a este fenómeno, lo que denota una normalización institucional de esta injusta realidad. El Comité expone en esta Recomendación que esta realidad constituye una forma de explotación sobre las mujeres y que contraviene el Tratado. Es por ello que insta a los Estados a incluir en sus informes información relativa a la situación jurídica y social de las mujeres que trabajan sin remuneración en empresas familiares; que recaben aquellos datos estadísticos sobre este hecho y los presenten en los informes; y, por último, que tomen las medidas oportunas para que la remuneración, la seguridad social y una cobertura de prestaciones sociales sean garantizadas para las mujeres que trabajan en esas empresas.