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CAPÍTULO 5 EL ORIGEN DE LOS ANTIGUOS EUROPEOS
Оглавление¿Qué era característicamente europeo en esta época primitiva? ¿Y qué de todo eso sobrevive en la actualidad? Los científicos hablan de una «fauna fundamental» europea, refiriéndose a los animales cuyo linaje estuvo presente por todo el archipiélago durante la era de los dinosaurios. Los ancestros de la mayoría de esta «fauna fundamental» —que incluye anfibios, tortugas, cocodrilos y dinosaurios— llegaron por agua desde Norteamérica, África y Asia desde los primeros tiempos. Podría intuirse que Asia era una influencia predominante, pero el estrecho de Turgai (parte del mar de Tetis) actuaba como una fuerte barrera, así que las oportunidades para migrar desde Asia eran limitadas. En ocasiones, sin embargo, surgían islas volcánicas en el estrecho formando una especie de camino de piedras y, a lo largo de millones de años, varias criaturas lograron cruzar con éxito, ya sea arrastradas sobre balsas de vegetación o nadando, flotando a la deriva o volando de una isla volcánica a la siguiente.
Los dinosaurios que llegaron desde Asia probaron ser los inmigrantes más resistentes. Aunque, de alguna manera, los Zhelestidae (primitivos mamíferos insectívoros parecidos a la musaraña elefante) también lograron hacerlo. Hadrosaurios bípedos, lambeosaurios descomunales, ciertos ceratopsios similares a rinocerontes y algunos parientes de los velociraptors —todos ellos de gran tamaño y probablemente buenos nadadores— fueron los más exitosos. Tal vez 10 000 se ahogaban por cada uno que conseguía llegar a las costas de una isla europea. Aproximadamente un millón de años después, sus descendientes se contarían entre los dinosaurios enanos del archipiélago europeo.
La ruta de migración de Asia a Europa era más un filtro que una carretera y solo unos pocos poseían la corpulencia, la fuerza o la buena fortuna para poder recorrerla. Y aún quedan profundos misterios. ¿Por qué, por ejemplo, las tortugas de caparazón blanco, las tortugas panqueque o las tortugas terrestres comunes, que existían en Asia y eran buenas nadadoras, no hicieron la travesía? Multitud de criaturas más pequeñas deben haber sido arrastradas ocasionalmente al mar por una tormenta y/o una inundación. Aunque, por alguna la razón, no hay evidencia de que ninguna haya sobrevivido para llegar a una isla europea.
A lo largo de la existencia de Europa, África ha abrazado repetidamente a su vecino del norte para luego retirarse tras una cortina salada. Hacia el fin de la era de los dinosaurios, grandes ríos fluían de África hacia Europa, y los peces de agua dulce africanos entraron a Europa en masa. Entre ellos se encontraban antiguos parientes de las pirañas y de los tetra, esos pececillos tan populares en los acuarios, además de peces aguja y de celacantos de agua dulce conocidos como Mawsonidae. El celacanto es un pez grande emparentado con los tetrápodos cuyo descubrimiento en la costa este de Sudáfrica en 1938 provocó el asombro mundial: se creía que habían estado extintos por 66 millones de años.
La primera de las ranas modernas llegó a Europa junto a estos peces. Conocidas como Neobatrachia, el grupo incluye a las ranas toro y los sapos que hoy en día encontramos por toda Europa. Estos migrantes africanos encontraron un hogar acogedor en lo que ahora es Hungría, donde sus restos han sido encontrados en minas de bauxita. Ciertas tortugas cuello de serpiente, las serpientes Madtsoiidae similares a pitones con sus extremidades vestigiales, los cocodrilos terrestres de dientes serrados y varios tipos de dinosaurios también llegaron a Europa desde África. Un dinosaurio carnívoro, el Arcovenator, parece incluso haber migrado a Europa, pasando por África, desde la lejana India. Sin embargo, desde hace unos 66 millones de años el puente de tierra con África desapareció bajo las aguas.
Mientras las conexiones con África se perdían, las migraciones desde Norteamérica, vía el corredor De Geer, aumentaban. El mundo era mucho más cálido de lo que es ahora. Pero, de cualquier forma, para poder cruzar, había que recorrer un largo camino por las regiones polares, donde (como siempre) hay tres meses de oscuridad cada año. Entre los primeros migrantes se encontraban los lagartos cola de látigo, aunque la rama europea de la familia se extinguió hace mucho. También es posible que el primer marsupial, cuyos dientes fueron encontrados en Charente, Francia, haya usado el corredor De Geer.
Varios miembros del linaje de los cocodrilos y dinosaurios emparentados con el extraño Lambeosaurus barritador llegaron por el corredor De Geer ya muy avanzada la era de los dinosaurios. En una época en la que un clima cada vez más cálido habría vuelto la ruta más hospitalaria. Sin embargo, el corredor De Geer era por lo general demasiado polar y tenía condiciones demasiado extremas para gran parte de la fauna de Norteamérica. Ciertamente, el temible Tyrannosaurus y el Triceratops, con sus tres cuernos y entre los dinosaurios más conocidos de América, nunca pisaron su suelo boreal. Incluso para las pocas especies inmigrantes que tuvieron la suerte de llegar a Europa, las complejas barreras restringían sus movimientos. El archipiélago europeo estaba dividido por mares y cada isla tenía sus propias características, algunas eran demasiado pequeñas o quizá demasiado secas, o por cualquier otro motivo inapropiadas para sostener poblaciones de cierto tipo de criaturas. Es verdad que algunas especies lograron una distribución paneuropea, pero muchas otras se quedaron restringidas a una isla o a un grupo de islas.1 En aquella época Europa era receptora de inmigrantes, pero ¿le dio algo al mundo? La respuesta es no: no existe evidencia de que ningún grupo europeo se haya extendido hacia otras masas terrestres durante las últimas fases de la era de los dinosaurios. No obstante, Europa sí funcionó como carretera para algunas criaturas, como mamíferos primitivos y algunos dinosaurios que la usaron para cruzar de Asia a América y viceversa. Una explicación para esta asimetría puede residir en la tendencia biológica formulada por Charles Darwin, quien pensaba que las especies de grandes masas de tierra son competitivamente superiores y, por lo tanto, la migración exitosa se da usualmente de masas grandes a masas más pequeñas de tierra. Como anotó Darwin al discurrir sobre migraciones más recientes:
Sospecho que esta preponderante migración de norte a sur se debe a la mayor superficie de tierra en el norte y a que los individuos del norte han existido en sus propios hogares en mayores cantidades, y consecuentemente han avanzado por la competencia y la selección natural hasta un grado superior de perfección, o de poder dominante, que los individuos del sur.[A]
La mayoría de la fauna fundamental de Europa está extinta desde hace mucho tiempo. No obstante, hay algunos improbables sobrevivientes. Los más importantes son los alítidos (la familia que incluye a los sapos parteros) y las salamandras y tritones comunes (familia Salamandridae). Estas reliquias de los albores de Europa merecen un reconocimiento especial pues son, en efecto, los fósiles vivientes del continente, tan preciosos como el ornitorrinco y el pez pulmonado.
En marzo de 2017 visité la finca de Voltaire en Ferney-Voltaire, cerca de Ginebra. Las primeras flores de la primavera ya aparecían sobre las colinas que daban hacia el sur, pero los bosques seguían húmedos y con el frío invernal. Levanté un tronco y debajo de él vi una criatura marrón de apenas diez centímetros de largo, cuya única traza de color en esa época no reproductiva era una leve línea anaranjada que le recorría la espalda. Se trataba de un tritón crestado italiano (Triturus carnifex), que en pocas semanas llegaría a un estanque y, en caso de ser macho, le crecería una extravagante cresta como de dragón, manchas brillantes y vívidas marcas faciales negras y blancas.
La criatura pertenece a la familia Salamandridae, cuyas 77 especies están distribuidas a lo largo de Norteamérica, Europa y Asia. Esta amplia distribución ha ocultado por mucho tiempo su lugar de origen, pero un estudio del ADN mitocondrial de 44 especies ha revelado que los salamándridos se desarrollaron por primera vez hace unos 90 millones de años en una isla del archipiélago europeo.[B] Quizá fue en la Meseta donde se han descubierto los fósiles de los salamándridos más antiguos de la Tierra. El estudio también reveló que las gloriosamente coloridas salamandras de anteojos italianas divergieron del resto de la familia Salamandridae mientras los dinosaurios aún vivían. Justo después de la extinción de los dinosaurios, los salamándridos llegaron a Norteamérica y dieron origen a los tritones de Norteamérica y del Pacífico. Y, algo más tarde, hace aproximadamente 29 millones de años, algunos salamándridos llegaron a Asia y dieron origen al tritón vientre de fuego, al tritón cola de remo y a algunas otras especies asiáticas.[C]
Es realmente sobrecogedor darse cuenta de que los ancestros de esa pequeña y frágil criatura que observé en las profundidades del estanque de Redmond O’Hanlon, en Oxfordshire, forma parte de un grupo proveniente de Europa que colonizó las Américas mucho antes que Cristóbal Colón y el Lejano Oriente mucho antes que Marco Polo. A mi modo de ver, ellas, más que ningún colonizador humano e imperialista, son la verdadera personificación del éxito europeo.
Notas
1 Entre esas especies se encuentran las hoy extintas tortugas solemydidas y las ranas lacustres paleobatrácidas, que se quedaron restringidas a Gaelia, al igual que la gigantesca ave no voladora Gargantuavis y los dinosaurios carnívoros conocidos como abelosáuridos, un tipo de salamandra, posiblemente unos extraños lagartos excavadores conocidos anfisbenios y unos parientes de la serpiente de cristal (que es originaria de Norteamérica). La adorable tortuga redonda de Bajazid y el terrorífico Hatzegopteryx, por el contrario, eran exclusivas de Hateg, mientras que las serpientes Madtsoiidae parecidas al pitón, con sus rudimentarias extremidades, se encontraban únicamente en las islas del este y del oeste del archipiélago europeo, pero no en las del centro.