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REVOLUCIÓN ARMADA Y GUERRA DE LIBERACIÓN POPULAR PALESTINA
ОглавлениеEl liderazgo fundacional de la OLP no soportó la trascendencia de la derrota, y en 1969 la guerrilla se estableció como actor regional por derecho propio. Su adhesión a la lucha armada, junto a la adopción de las bases en su organización, le permitieron movilizar al electorado palestino y, al fin, traducir “politización potencial en acción política” (Sayigh, 2004, pp. 667-668). Es así que los exiliados palestinos pasaron de ser refugiados a convertirse en una fuerza política considerable, a luchar por su propio destino; de campesinos a revolucionarios como ocurrió con otros movimientos del siglo XX.
Fatah reincorporó a la resistencia los símbolos de la cultura campesina y la identidad como la kufiya, el dabkeh y la restauración del prestigio de los notables del pueblo. Esta “ruralización” de la resistencia contribuyó con algunos objetivos estratégicos: repercutió en los campamentos por ser de origen rural y los movilizó como combatientes. Además, se basó en las teorías de los años sesenta, donde los campesinos protagonizaron como clase revolucionaria las guerras de liberación argelina y vietnamita, y la revolución china. La Resistencia palestina financió la reproducción de la estructura de clases palestina en el exilio, así disimuló el verdadero dominio de la Resistencia de la clase media urbana y la subordinación de los refugiados en los campamentos (Sayigh, 2004).
La OLP actúo respaldada por una historia de la que se manifestó heredera y que le dejó un camino recorrido como experiencia que supo aprovechar. Ese proceso, minado de altibajos y contratiempos, tal vez no brindó la impresión de homogeneidad. Sin embargo, se sostuvo en el tiempo con una serie de transformaciones.
La población del interior estaba más cercana a la práctica de una guerrilla popular inspirada en la doctrina del general vietnamita Võ Nguyên Giáp, el revolucionario argentino “Che” Guevara, y los líderes e ideología del Frente de Liberación Nacional de Argelia (FLNA). Con respecto a la Revolución argelina, se trató de uno de los casos más emblemáticos de un proceso revolucionario de independencia dado que Francia quería que ese territorio norteafricano formase parte de una “Unión Francesa” y se trató de una liberación colonial estrepitosa. La guerra de liberación de Argelia fue citada como un ejemplo de lo que podría hacerse en Palestina. Se establecieron células guerrilleras clandestinas, pero la seguridad y la inteligencia israelí contrarrestaron esta implementación. Por ello, ante esa presión, el liderazgo de Fatah trasladó su cuartel general a Jordania.
Los Estados árabes quedaron debilitados en los aspectos físico y político, después de su derrota; asimismo, se les dificultó el control sobre los grupos guerrilleros surgidos. La decisión de Fatah de emprender una insurrección armada contra el ejército israelí en las recién ocupadas Gaza y Cisjordania atrajo la atención pública. La guerrilla atacó y resistió contra objetivos israelíes dentro y fuera de la Línea Verde.
Las fuerzas de la Organización defendieron el campo de refugiados palestino de Karameh en Jordania el 22 de marzo de 1968, y su capacidad para confrontar con las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en combate abierto conllevó un apoyo inusitado dentro de los campamentos. Esta agrupación quedó así a la vanguardia de la lucha de liberación. Entonces, el fedayín, héroe palestino dispuesto a sacrificarse por la causa, alcanzó proporciones míticas, provocando que miles de adolescentes se unieran a la ‘Asifa (resistencia, brazo armado de Fatah) (Kimmerling, 2008, p. 238).
La importancia de la fecha radica en que marcó la primera batalla de la época entre fuerzas regulares israelíes y fuerzas irregulares palestinas. El combate duró todo el día, los guerrilleros palestinos contaron con el apoyo del ejército jordano, no obstante, la acción habría prevalecido entre los otros dos contendientes. La guerrilla dañó las columnas israelíes poco acostumbradas a una situación de desventaja. Esta contienda inauguró tres elementos: primero, quizás el periodo de mayor crecimiento de la guerrilla palestina; segundo, aumentó el apoyo dentro de los campamentos y despuntaron voluntarios de todo el mundo árabe; y tercero, en un año los fedayín constituyeron una fuerza para ser considerada en Jordania (Said, 2013, p. 218). Ese enfrentamiento, que alcanzó una condición mítica (un sitio destacado de su memoria colectiva), impulsó a los habitantes de Cisjordania que demostraron ser capaces de resistir frente al ejército israelí, que recién había vencido a tres ejércitos árabes (Cobban, 2003, p. 170).
La corriente palestina adquirió así una nueva fisonomía en lo político y lo simbólico; del mismo modo, forjó su construcción identitaria en una renovada articulación. Ellos se sintieron representados por la lucha de los fedayín, de modo tal que reconfiguraron sus señas identitarias. La población fue intransigente frente a ocupación mediante la práctica conocida como sumud, la resistencia diaria de permanecer en sus tierras frente a la expatriación. De ese modo perseveró en los territorios y, si bien no fue la que dirigió la mayoría de las políticas, lo cierto es que fue la que, in situ, soportó la embestida de la ocupación. Las fuerzas ocupantes del ejército israelí se ampararon en sus leyes para forzar el abandono de sus tierras por parte de los palestinos por diversos medios. Las resistencias diarias caracterizaron esos años que derivaron más tarde en la Intifada de 1987-1992.
Para acercarnos a la finalidad de este capítulo, mostraremos algunas consideraciones acerca del presente desde un análisis histórico de la zona. A partir de las elecciones del 2006, el movimiento nacional palestino (además de la sumisión infligida por parte de Israel y a que esa ocupación no le permite una contigüidad territorial) atravesó un periodo de enfrentamiento y oposición entre el partido Hamas (Movimiento de Resistencia Islámico), gobernante en la Franja de Gaza, y Fatah, que administra Cisjordania. Esto perjudicó el objetivo del movimiento nacional de obtener una estatalidad con la mayoría de sus atributos, aunque al mismo tiempo consiguió el avance en organismos como la ONU. Esto no impidió el constante cercenamiento de sus territorios y la dificultad que sortean los palestinos para realizar sus actividades cotidianas.
Desde el 2001 se produjo una transformación del mapa político de la región, una reconfiguración de las naciones y de los pueblos, con las subsecuentes invasiones y destrucción encabezadas por Estados Unidos en varios países como Irak, Afganistán, Libia, además de las situaciones en Yemen y el incierto desenlace de la devastación en Siria. En tales casos, los más afectados fueron los ciudadanos de cada uno de estos países y sus alrededores. Al mismo tiempo, se produjo un desplazamiento geopolítico: Estados Unidos en parte, Rusia y China hacen notar su presencia económica y diplomática, mientras que las potencias petroleras del Golfo resultan preeminentes por su poder económico y sus alianzas con Washington.