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EL PROCESO DE FUSIÓN DE IMÁGENES

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El proceso de fusión de imágenes es posible gracias a las memorias. En primer lugar, permiten formatear de manera adecuada la información sensorial que recibimos y hacer que permanezca disponible durante unos instantes, décimas de segundo, antes de desaparecer por completo. Y, en segundo lugar, permiten que se produzca un rellenado entre imágenes sucesivas sobre la base de la información que ya hemos almacenado sobre los objetos y el mundo que nos rodea.31

El proceso de fusión y rellenado es tan eficiente que incluso permite calcular fácilmente la velocidad y dirección de un objeto en movimiento, lo que hace posible que podamos ver la realidad como una secuencia ininterrumpida en lugar de como una sucesión de escenas independientes y estáticas.

En 1824 se inventó el taumatropo, un juguete que fue muy popular en la Inglaterra victoriana y que es un buen ejemplo de fusión de imágenes sucesivas. Un taumatropo es una pieza plana que presenta dos imágenes distintas, una en cada cara de la pieza (por ejemplo, un pájaro y una jaula, o un ramillete de flores y un florero); al girar rápidamente la pieza alrededor de su eje, las dos imágenes se integran en una sola.

Probablemente, este es también el principio que subyace en la versión del mago Dani DaOrtiz32 de un efecto del mago peruano del siglo XIX «L'Homme Masqué». En dicho efecto, el mago hojea ante un espectador una baraja que contiene todo el palo de corazones seguido, y en el que la dama de corazones ha sido sustituida por la dama de diamantes. Este cambio de carta tan sutil resulta imperceptible para el espectador cuando se le hojea todo el palo rojo de una vez.

La magia también se aprovecha de la existencia de memorias sensoriales en otros órganos de los sentidos, como el del tacto. Este sería el caso de los pickpockets («carteristas») cuando sustraen inadvertidamente el reloj de un espectador: para ello, antes de desabrochar la correa aprietan la esfera del reloj ejerciendo presión contra la muñeca, generando así una «postsensación» que impide que, tras la sustracción, la víctima se dé cuenta de que ya le han robado la pieza, pues durante unos segundos esta siente que aún lleva el reloj puesto.

Estas memorias sensoriales afectan al «control de la ganancia del contraste», un término que en neurociencia se utiliza para explicar cómo la intensidad percibida de un estímulo se ve afectada por lo que ha ocurrido inmediatamente a su alrededor, tanto en el espacio como en el tiempo.

El cerebro ilusionista

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