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LA CEGUERA AL CAMBIO

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La ilusión de continuidad visual que construye el cerebro es vital para garantizar un comportamiento integrado con el mundo, pero también conlleva un fenómeno muy interesante denominado «ceguera al cambio».

Como ya hemos comentado, para reconstruir una escena visualmente, necesitamos mover continuamente los ojos, y estos movimientos introducen cambios artificiales en la información que recibe cada neurona visual del cerebro. Las neuronas visuales están diseñadas para detectar cambios. Por este motivo, para evitar la potencial adaptación de unas neuronas que estuvieran permanentemente activadas, el cerebro ha aprendido a obviar los cambios que se producen, o bien muy lentamente, o bien coincidiendo con algún tipo de discontinuidad visual.

Es precisamente en estos casos donde los estudios científicos sobre la ceguera al cambio han demostrado que, en estas circunstancias, grandes cambios en la escena visual pueden pasar desapercibidos si coinciden con una interrupción transitoria, como un parpadeo, un movimiento ocular, destellos en la escena o cambios súbitos en la dirección del movimiento incluso cuando las personas están mirando al lugar adecuado.34 Los cambios también pueden pasar desapercibidos cuando se producen sin interrupciones, de forma muy gradual, como se puede comprobar en el vídeo de Youtube: https://youtu.be/1nL5ulsWMYc (QR Gradual Change Test).

La razón de estas «cegueras» es que la memoria a corto plazo tiene sus limitaciones. Es decir, no puede procesar toda la información que recibe, no está en condiciones de comparar en tiempo real la información pasada con la presente, la escena nueva con la inmediatamente anterior.35

En todo caso, como el mundo no suele cambiar sustancialmente mientras hacemos estos movimientos rápidos de los ojos o mientras parpadeamos, no hemos adquirido ningún circuito cerebral especialmente diseñado para detectar ese tipo de cambios por el sencillo motivo de que, si no se producen en la naturaleza, en consecuencia, no son relevantes para la supervivencia y podemos obviarlos dedicando nuestros escasos recursos cerebrales a mejores fines.

Es decir, aunque conlleve algunos efectos colaterales, ser fundamentalmente ciegos a una gran parte de los cambios que se producen a nuestro alrededor es evolutivamente ventajoso.

Ahora bien, la ceguera al cambio es, de hecho, la que explica por qué algunas situaciones concretas de la vida real pueden ser peligrosas, como en el caso de las bicicletas que circulan en medio del tráfico en una gran ciudad y que pueden pasar peligrosamente desapercibidas para los conductores.

Precisamente, para reforzar la seguridad de los ciclistas, en 2008, la Autoridad del Transporte de Londres publicó un spot sobre la ceguera al cambio mediante una historia muy propia de la tradición cultural británica: el vídeo consiste en una explicación teatral de un crimen en el que se van produciendo cambios en cada salto de cámara, muchos de ellos indetectables por las personas que ven el anuncio por primera vez [https://youtu.be/ubNF9QNEQLA (QR Whodunnit?)].

Además, también circula por las redes otro vídeo del mago y psicólogo Richard Wiseman sobre un efecto de magia con cartas, el «Colour Changing Card Trick», que fue publicado en el año 2012: como afirma el propio autor al final del vídeo, no se trata de un truco de cartas, sino de una demostración de ceguera al cambio [https://youtu.be/v3iPrBrGSJM].

Respecto a este vídeo, John Henderson y Tim Smith, investigadores de la Universidad de Edimburgo, analizaron con un equipo de seguimiento de movimientos oculares dónde fijaban la mirada los espectadores mientras estaban viendo el vídeo de Wiseman [https://youtu.be/8wxbeEuGW00]. Es interesante comprobar cómo quienes vieron el vídeo por primera vez y no se dieron cuenta de los cambios se fijaron en los mismos sitios que los que ya lo habían visto y, por lo tanto, ya los detectaban, lo que confirma que los profanos, aunque vean la escena, son ciegos a los cambios que se producen en ella cuando la ven por primera vez.36

En todo caso, como la ceguera al cambio es una de las formas que tiene el cerebro para ahorrar recursos, al no tener que comparar todos los aspectos de una escena tras una interrupción, la magia se aprovecha de esta para sus propios fines y, por ejemplo, los magos a veces cuentan las cartas de forma ingeniosa, de manera que el público no advierte que alguna carta se repite durante la cuenta. En este sentido, el clásico «Princess Card Trick» es también otro buen ejemplo (versión de Lance Burton en https://youtu.be/8CvwvskFhTY) de cómo la magia aprovecha este recurso: en este efecto, la limitación de nuestra memoria a corto plazo nos impide comparar la primera muestra de cartas con la segunda, donde ninguna coincide. El efecto se fundamenta en este cambio total que pasa completamente desapercibido, ya que, como parece, la probabilidad de detectar este tipo de cambios es menor cuando el espectador está activamente implicado en el juego.37

El cerebro ilusionista

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