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Genio del vértigo

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Diálogo con Alejandro Susti

Espigado como el autor de su cercana admiración, Alejandro Susti le debe a Sebastián Salazar Bondy una mejor comprensión del país y, sobre todo, de la ciudad de Lima, donde ambos nacieron. Le debe además un nuevo acercamiento a la poesía de mediados del siglo pasado, de la que Salazar Bondy fue un magnífico representante e impulsor de su evolución, aunque inmerecidamente desplazado en las últimas décadas. Le debe, por otro lado, un conocimiento mucho más vivo que antes a otros asuntos de la cultura contemporánea —el ensayo sociológico, la narrativa realista, el teatro y sus géneros, el artículo periodístico, la literatura infantil—, que conformaban la sorprendente cartografía de interés e ilustración del autor de Lima la horrible.

No puedo dejar de mencionar una última “deuda” que guarda Susti con Salazar Bondy: el compromiso que ha asumido como esposo de Ximena, hija de nuestro afamado escritor y a quien dedicó la plaquette Vida de Ximena (1960): “Un día ella será como nosotros. / Es duro y necesario. / Bajo el cielo / del Perú habrá justicia, no este oscuro / árbol de pena y de violencia. Un día / ella será. Será y le habré dejado, / no dinero, no gloria, no linaje, / sino el legado de una paz sin miedo / donde los dones de la patria sean / suyos, de todos. Lo prometo ahora / a Ximena, a los niños que en sus juegos / son de mañana en el presente incierto”.

Debo decir que la presente conversación con Alejandro —después del severo apretón de mano con que suele saludar—, se inició a propósito del libro Un ser de cristal y sueño (2016), que en calidad de antologador y editor realizó para la Editorial Santillana. El largo diálogo con el profesor Susti, poeta y músico, cultor de la prosa breve y del sarcasmo cotidiano, contornea luego por el memorable ensayo sobre Lima, pasea por sus avenidas principales y sus calles iluminadas todavía con faroles de tiempos coloniales.

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