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LAS FUENTES IMPRESAS

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Pero la historia de los judeoconversos sevillanos al final de la Edad Media también debe basarse en otro tipo de fuentes, en su mayoría impresas, de carácter general para todos los conversos hispanos y para los castellanos en particular. Esta realidad fue observada, hace más de un siglo, por algunos insignes eruditos como el padre Fidel Fita20 o Joseph Jacobs.21 Por tanto, y con el fin de adaptarlas a nuestro propósito, es necesario que hagamos una división, bien cronológica o temática, según los casos, de estas fuentes.

En principio, como primer acercamiento a las fuentes impresas de carácter legislativo, eclesiásticas, reales o municipales, debemos remitir al sistemático estudio de Fernando Suárez Bilbao sobre las fuentes jurídicas relativas a los judíos, desde el siglo V al siglo XV, es decir, desde la época visigoda hasta el reinado de los Reyes Católicos, donde se recogen numerosas noticias que nos pueden ser útiles para estudiar la consideración jurídica de judíos y conversos a lo largo de la Edad Media hispana.22

Algo semejante puede decirse de la documentación emanada de la Cancillería Real, concretamente la custodiada en el Archivo General de Simancas, que fue recopilada por Tomás González, a principios del siglo XIX.23

Otra fuente importantísima para el estudio de los judeoconversos castellanos, durante todo el período histórico que nos ocupa, son, indudablemente, las actas de Cortes, cuyas leyes acerca de los judíos han sido estudiadas por Pilar León Tello y por José María Monsalvo Antón.24

Ya dentro del extraordinariamente rico apartado de las Fuentes Cronísticas, debemos citar, en primer lugar, la edición llevada a cabo por don Cayetano Rossell, para la Real Academia de la Historia, donde se comprenden las crónicas de todos los monarcas castellanos de la baja Edad Media.25

Pero parece conveniente que hagamos un ligero recorrido por los diferentes reinados, citando sus principales cronistas o, en su defecto, las obras de algunos autores que recojan datos de interés, especialmente documentales, sobre ellos. En este sentido, empezaremos nuestro recorrido a partir del reinado de Pedro I de Castilla (1350-1369), a mitad del siglo XIV, coincidiendo con el punto culminante de las tan traídas y llevadas crisis bajomedievales y, para el caso que nos ocupa, con las primeras manifestaciones del proceso de conversiones, para concluir con el reinado de los Reyes Católicos, fundadores del estado moderno español, cuando el problema converso se planteó con toda su virulencia.

Para la turbulenta época de Pedro I y de los primeros Trastámaras, contamos con una fuente de excepción, el cronista cortesano don Pero López de Ayala, de quien debemos mencionar, por lo que se refiere a los judíos, no sólo sus magníficas reseñas históricas de los reinados de Pedro I, Enrique II, Juan I y Enrique III, sino su famoso Rimado de Palacio.26 Es igualmente interesante a este respecto la obra de José Catalina García,27 así como el siempre sugerente estudio de Luis Suárez Fernández sobre este largo y conflictivo período de la historia castellana, que tuvo en el canciller un testigo de excepción.28

En lo que concierne al reinado de Juan II, encontramos noticias de interés sobre la política regia en relación a los judeoconversos de Castilla en algunos renombrados cronistas como Alvar García de Santa María, Fernán Pérez de Guzmán o en la llamada Crónica del Halconero de Juan II.29 Por su parte, el problemático gobierno de Enrique IV cuenta con las crónicas de Alonso de Palencia, Mosén Diego de Valera, Diego Enríquez del Castillo y Luis Galíndez de Carvajal;30 y por último, la actuación de los Reyes Católicos con respecto a los judeoconversos, nos es conocida gracias, sobre todo, a dos extraordinarios cronistas: Andrés Bernáldez, cura de Los Palacios, y Hernando del Pulgar.31 Ya en un ámbito más local, cabría destacar la obra de Benito de Cárdenas sobre la historia jerezana del siglo XV.32

Por lo que hace a la historiografía, Rica Amrán Cohen ha estudiado la visión de judíos y conversos en las Crónicas de los Reyes de Castilla,33 en las que se refleja, igualmente, el cambio de mentalidad producido en la sociedad hispana y el nacimiento del antijudaísmo.34 Pero, aparte de las crónicas, también contamos con importantes obras históricas de grandes autores, bien conversos o cristianoviejos, que recogen numerosas noticias, directas e indirectas, relacionadas con la polémica antijudía. Entre todos ellos, podemos destacar, en primer lugar, a tres preclaros miembros de la familia Santamaría: Pablo de Santamaría y sus hijos, Alonso de Cartagena y Alvar García de Santamaría. Como es sabido, todos ellos tuvieron un gran protagonismo en la historia castellana de finales del siglo xiv y del siglo XV, por lo que son muchos los autores que los han hecho objeto de sus investigaciones, empezando por su primer gran historiador, Francisco Cantera Burgos,35 cuya obra ha sido brillantemente continuada por Luis Fernández Gallardo, 36 quien, entre otras cosas, ha vuelto a destacar el protagonismo de Alonso de Cartagena en la historia del humanismo español, y por Juan Carlos Conde López,37 que editó y estudió las Siete Edades del Mundo, de Pablo de Santamaría, subrayando la novedad de su discurso historiográfico.

Quizás, el mejor conocedor del enfrentamiento entre conversos y cristianoviejos, cuyo punto culminante vivió en primera persona como secretario y cronista de los Reyes Católicos, fuera el converso Fernando del Pulgar, cuya actuación con respecto a sus hermanos de raza llamó la atención de Cantera Burgos38 y, más recientemente, de Michael Agnew.39 Igualmente, podemos contar con noticias sobre la polémica en otros importantes historiadores del reinado de los Reyes Católicos, como el cristianoviejo Andrés Bernáldez, cura de Los Palacios (Sevilla), cuya obra fue editada, como hemos dicho, por Manuel Gómez Moreno y Juan de Mata Carriazo; o Alonso de Santa Cruz, de cuya crónica contamos con la edición de Juan de Mata Carriazo.40 A estos cronistas áulicos, debemos añadir algunos otros que estuvieron al servicio de la alta nobleza, entre los que destaca Pedro Barrantes Maldonado,41 el gran historiador de la Casa de Niebla que, igualmente, recoge en su obra muchas noticias sobre las relaciones entre cristianos y judíos.

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