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1. EL FALLO BANCO SANTOS Y EDEMAR CID FERREIRA24

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Hechos: Edemar Cid Ferreira era accionista controlador del Banco Santos y, en esta calidad, además de detener parte significativa de las acciones de la sociedad, también la administraba.

Él se quedó muy conocido en la alta sociedad de São Paulo por haber logrado acumular una muy valiosa colección artística, mientras trabajaba como administrador del Banco Santos.

Lo que ha pasado fue que, en vez de administrar la compañía con los ojos puestos sobre el interés de la sociedad, el administrador ha empezado a hacer una gran confusión, poniendo a su interés personal por encima del interés de la sociedad, perjudicándola. Una cantidad atípica de préstamos ha sido contratada por el administrador, poniendo la salud financiera de la sociedad en riesgo.

La consecuencia práctica de ese modus operandi ha sido que, con el pasar del tiempo, la compañía fue quedándose con su flujo de caja perjudicado, todo porque el administrador, claramente, no administraba la empresa, sino cuidaba de sus intereses personales.

La historia del Banco Santos, al final, ha sido su procedimiento concursal – la liquidación de sus activos por el Banco Central de Brasil para que se pudiesen pagar a acreedores laborales, tributarios etc.

El Banco Santos ha contratado una póliza D&O en favor de Edemar Cid Ferreira y otros directivos/consejeros. El “Banco Central do Brasil”, responsable por auditar los bancos en nuestro país, ha identificado en sus tareas cotidianas problemas en la contabilidad del Banco, lo que desencadenó en el enjuiciamiento de unos fallos administrativos en contra la compañía.

Su administrador, Edemar Cid Ferreira, conoció a los fallos antes de la emisión de la póliza D&O referida, lo que motivó la negativa de la asegura-dora esencialmente por dos fundamentos: (i) la póliza no aseguraba riesgos pasados, conocidos por el asegurado; (ii) la conducta del asegurado se ha tratado de violación al deber de lealtad, es decir, la antítesis de lo que sería la administración de la compañía. Cuidaremos en nuestros comentarios solamente del segundo punto, considerando que el primer no se refiere, directamente (o solamente), al seguro D&O.

El razonamiento empleado por el juez, basado sobre todo en doctrina anglosajona, ha conducido los demás jueces para, a unanimidad, mantener la negativa de cobertura de la aseguradora. Vale conferir algunas pequeñas muestras de la decisión, cuyos termos son claros:

Também a respeito da possibilidade de exclusão de cobertura a partir do reconhecimento de fraude, explica David Gische (Directors and Officers Liability Insurance, disponível [online] em http://library.findlaw.eom/2000/Jan/1/241472.html [18-06-2008] que a cláusula compreende as condutas desonestas, fraudulentas ou dolosas em violação às leis ou estatutos ou que tragam ganhos ilícitos ao segurado, e que comprovada a ocorrência dessas práticas não podem ser elas atribuídas a terceiros diversos do segurado para que haja a cobertura. No original:

“Dishonesty exclusions bar coverage for claims made in connection with an insured’s dishonesty, fraud, or willful violation of laws or statutes. The dishonesty exclusion also may be coupled with a personal profit exclusion, barring coverage in connection with an insured’s illicit gain. These exclusions typically are followed by a severability clause – that is, a caveat providing that the acts or knowledge of one insured will not be imputed to any other insured for the purposes of applying the exclusion. In other words, the exclusion only bars coverage for the insured(s) whose acts or knowledge are the basis of the claim at issue”.

A continuación, el juez ha anotado sus consideraciones a respecto de la inexistencia de necesidad de una decisión final sobre la conducta dolosa del asegurado como condición para la negativa de la aseguradora.

Defendendo a desnecessidade de transito em julgado quando os fatos são evidentes, Ainda mais categóricos, Jonathan C Dickey e John D. Van Loben Sels (Indemnification and Insurance for Directors and Officers of Public Companies: What directors and officers need to know in the post-Sarbanes-OxIey Worid, Washington, Gibson, Dunn & Crutcher LLP, 2003, p. 11) explicam que os contratos que prevêem a exclusão da cobertura por práticas “deliberadamente fraudulentas” afastam, inclusive, a necessidade do pronunciamento judicial.

“There is no coverage for claims arising out of any deliberate criminal act or deliberate fraudulent act by the Insured. As discussed below, these policy exclusions are subject to a panoply of public policy and case law limitations and conditions, and many of the policy forms offer different ‘triggers’ for the exclusion of deliberate acts, such as the requirement that the deliberate act must have been ‘finally adjudicated’, not just alleged. Ambiguities abound as to who is entitled to make the determination that a particular act was “deliberately fraudulent” in the absence of a court adjudication”.

Concluyendo, el Tribunal de Justicia de São Paulo confirmó la negativa de cobertura por la aseguradora, poniendo de relieve que la administración de una compañía no puede ser guiada por el interés personal de su accionista controlador. El interés prestigiado por la Ley de Sociedades Anónimas en Brasil debe ser lo de la sociedad.

Assim a administração voltada para o exclusivo interesse pessoal do autor, acionista controlador, de modo a paulatinamente retirar capital do Banco Santos S/A (em prejuízo exclusivo aos investidores, já que não tem a instituição ações cotadas em bolsa, pois detém ele a quase integralidade do capital, repita-se1) para as empresas satélites, em especial aquelas com sede em locais denominados de “paraísos fiscais”, e bem as constantes alterações das estruturas societárias de modo a deformar as informações. Aliás, e nessa mesma ordem de idéias, o Banco foi instado (e os procedimentos administrativos disso dão conta) a regularizar suas informações contábeis, de tal modo nela inseridos elementos fictícios.

Quer isto dizer que as várias operações casadas, com pagamento por uma empresa por débito de outra, com o registro de empregados em uma que, na realidade, a outra prestava serviços, a concessão de empréstimos a pessoa legalmente vedada, o pagamento de dividendos de modo a comprometer a liquidez da pessoa beneficiada pelo seguro, levam a uma

única conclusão’ a de que havia confusão patrimonial no conglomerado, as informações contábeis não correspondiam à realidade dos fatos e que toda a administração acabou voltada para o interesse pessoal do autor, repita-se, que detinha a quase integralidade do capital.

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