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La cronobiología y tú

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Siempre me ha fascinado la cronobiología. Es el campo de la biología que intenta comprender los fenómenos cíclicos en los organismos y su adaptación a los ritmos fisiológicos. El término viene del griego antiguo, de las palabras chronos, que significa ‘tiempo’, y bios logia, ‘el estudio de la vida’. Estos ciclos se conocen como los biorritmos y tienen su efecto en la anatomía, fisiología, genética, biología molecular, conducta, epigenética, reproducción e incluso en la ecología de nuestro planeta. Básicamente, todo está bajo la influencia de la acción de estos ciclos y ritmos; sin embargo, cuando en nuestra etapa de formación se nos enseña nuestra biología básica, nadie nos dice nada sobre ellos. Los ritmos son esenciales para muchos procesos biológicos fundamentales: desde dormir hasta la regeneración celular e incluso la actividad bacteriana, su impacto en el bienestar es enorme. Todas deberíamos tener unos conocimientos elementales sobre los biorritmos de nuestras funciones corporales.

Además la mayoría ni siquiera sabemos muy bien qué es este campo de estudio; en general, solo oímos hablar de uno de los ciclos de tiempo: el ritmo circadiano y su relación con el ritmo solar. Circadiano procede del latín, de las palabras circa, ‘aproximadamente’ y diem, ‘día’, y describe el ciclo solar de un día. Por supuesto, existen algunas razones culturales por las que este ciclo es tan conocido en comparación con otros: el sol, desde la mitología griega hasta las religiones modernas, siempre se ha asociado al poder masculino. Desafortunadamente, debido a esta agenda patriarcal y a la asociación del ciclo femenino con los ritmos lunares, el ritmo biológico menstrual se ha devaluado culturalmente hasta el extremo de que ni siquiera nos enseñan su nombre correcto.

Pues bien, aquí lo tienes. El ciclo femenino es un ritmo infradiano, un ciclo más largo que un día. También hay ritmos ultradianos que hacen referencia a ciclos más cortos de un día, como los ciclos REM * y los de la hormona del crecimiento. Los ritmos lunares son un ciclo aparte, y, desde una perspectiva cronológica, suelen referirse a la actividad de las mareas. El hecho de que nuestro cuerpo esté compuesto por un ochenta por ciento de agua y de que las mujeres observemos una correlación entre el ritmo infradiano y nuestro ciclo lunar significa que puede haber más conexión de lo que indican los estudios realizados hasta la fecha. No obstante, puesto que históricamente han estado asociados y no encajan bien en los valores religiosos y patriarcales, no conocemos demasiado sobre nuestros biorritmos, y nosotras somos las primeras en pensar que no tienen demasiado valor.

Pero la ciencia trasciende los relatos culturales: lo que estás a punto de aprender supone un aspecto real y ausente en la ­comprensión sobre nuestra biología, y como tal, puedes sentirte con todo el derecho a reivindicar tu ventaja hormonal y revolucionar tu vida como corresponde. Todas hemos aprendido a organizarnos el día y a conectar con los ritmos del mundo exterior. Ahora hemos de aprender a aprovechar nuestro ritmo infradiano para tener éxito y disfrutar del bienestar, hemos de aprender a conectar con nuestro ritmo interior.

En sintonía con tu ciclo femenino

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