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Da la bienvenida a tu segundo reloj: el ritmo infradiano de veintiocho días

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Las mujeres tenemos la bendición de contar con un segundo reloj, que comienza a funcionar en la pubertad y sigue funcionando hasta la menopausia, cuando tenemos cincuenta y tantos años. Influye profundamente en nuestra forma de experimentar la vida durante aproximadamente cuarenta años. Este ritmo infradiano está vinculado a nuestro ciclo menstrual, que consta de cuatro fases distintas: folicular, ovulatoria, lútea y menstrual. De la misma manera que el reloj circadiano actúa en tus funciones corporales diarias, el reloj infradiano de veintiocho días influye en tu química cerebral y en tu fisiología, y te obsequia con dones y puntos fuertes exclusivos en diferentes momentos del mes.

RITMO INFRADIANO DE 28 DÍAS (ALIAS EL CICLO FEMENINO)
Fase 1Fase 2Fase 3Fase 4
FolicularOvulatoriaLúteaMenstrual
7-10 días3-4 días10-14 días3-7 días

Los dos relojes están muy vinculados. Las cuatro fases de tu ciclo influyen en los ritmos circadianos de veinticuatro horas y viceversa. Por ejemplo, ¿sabías que las fluctuaciones hormonales afectan a tu temperatura corporal, tus patrones de sueño y tu frecuencia cardíaca durante tu ciclo? Por otra parte, el reloj de veinticuatro horas también desempeña su papel en el buen funcionamiento del ciclo de veintiocho días. Cualquier alteración en el reloj diario puede afectar al ciclo de veintiocho días y provocar problemas, como periodos irregulares y ciclos más largos.

Como ya hemos visto, existen montones de estudios que demuestran que no vivir de acuerdo con nuestro reloj circadiano tiene sus consecuencias negativas en nuestra salud física y mental. Lo mismo sucede si descuidamos nuestro ciclo. La negligencia de no supervisar este reloj infradiano esencial tiene graves consecuencias en nuestro bienestar hormonal, físico y mental. Además de los efectos de estar expuestas a sustancias químicas que alteran el sistema endocrino, intentar adaptarnos a un patrón de veinticuatro horas, sin tener en cuenta nuestras propias necesidades hormonales, se está cobrando un precio demasiado alto en nuestro cuerpo. Basta con revisar las cifras:

 Cinco millones de mujeres sufren el síndrome de ovario poliquístico.

 El 70 u 80 % de las mujeres desarrollará algún mioma al acercarse a los cincuenta.

 Una de cada diez mujeres tendrá endometriosis durante sus años fértiles.

 De nueve a catorce de cada cien mujeres tendrán sangrado intenso.

 El 10 % de las mujeres sufren dolores menstruales tan intensos que no pueden hacer vida normal.

 El 12 % de las mujeres en edad fértil tienen problemas para concebir o para concluir el embarazo.

 Aproximadamente seiscientas mil mujeres son intervenidas de histerectomía cada año.

 Las mujeres tienen de cinco a ocho veces más probabilidades de padecer problemas de tiroides.

 Más del 75 % de las personas a las que se les ha diagnosticado una enfermedad autoinmune son mujeres.

 Nada menos que cincuenta millones de mujeres sufren uno o más estados de dolor crónico que no es tratado.

 Las mujeres tienen el doble de posibilidades de padecer el síndrome de fatiga crónica.

 Las mujeres suman el 90 % de todos los pacientes de ­fibromialgia.

 El 85 % de los que sufren migraña crónica son mujeres.

 Casi dos tercios de los pacientes de alzhéimer son mujeres.

 Las mujeres en sus años fértiles tienen más del doble de posibilidades que los hombres de desarrollar un trastorno de ansiedad.

 Una de cada ocho mujeres padece depresión a lo largo de su vida, el doble que los hombres.

Para lograr una salud óptima y el máximo rendimiento, has de aprender todo lo que puedas sobre tu segundo reloj y atenderlo con cuidados personales específicos para cada fase. Sincronizar tu reloj mensual es la clave para aprovechar las ventajas de tu naturaleza cíclica, durante las tres o cuatro décadas en que se convierte en el pilar de tu vida. Antes de la pubertad y después de la menopausia, es tu reloj circadiano y tu patrón hormonal estático el que marca el ritmo de tu vida y te permite realizar un biohacking más neutral respecto al género. No obstante, durante tus años reproductores, has de biohackear tu cuerpo como una mujer.

En sintonía con tu ciclo femenino

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