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Bloqueador del FLO 1:solo estás mirando un reloj

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¡Hora de despertarse! ¡Hora de ir a trabajar! ¡Hora de la cena! En nuestra sociedad, todos estamos sometidos al tictac del reloj. La mayoría de las mujeres que vienen a mi consulta para que las ayude con sus problemas menstruales también sufren los efectos de intentar seguir la rutina diaria. Puesto que no viven en armonía con su ciclo interior, su sistema hormonal se hace oír para que le preste atención. Cuando tienes menstruaciones dolorosas, dolor de cabeza y el SPM, es mucho más difícil medrar en el mundo de los hombres, donde la productividad es la reina. Empezamos a pensar que somos incapaces de gestionar el tiempo.

Todo nuestro concepto del tiempo se basa en el modelo masculino del ciclo de veinticuatro horas, en ir a piñón fijo para conseguir una meta. Ya es hora de darle la patada a ese concepto. En vez de pensar en el tiempo al estilo cronológico típico, hemos de adoptar lo que yo llamo la elección del momento oportuno. Se trata de hacer las cosas en el momento adecuado, que no necesariamente es secuencial. ¿Esa terrorífica lista de cosas pendientes? En lugar de ir añadiendo tareas sin orden ni concierto, piensa en cuál sería el mejor momento, lo que en griego antiguo se denomina kairos, para cada cosa y agrupa tus tareas basándote en los puntos fuertes que tiene cada fase de tu ciclo. En uno de los capítulos siguientes, doy instrucciones específicas sobre cómo hacerlo y una agenda personal orientada a que te ayude a incluir ambos relojes en tu planificación.

Al final, cuando sincronices tu ciclo, podrás dejar de intentar controlar el tiempo y empezar a pensar en gestionar tu energía. Pero este sutil y poderoso cambio en tu proceso de pensamiento valdrá sobradamente la pena. Este concepto ya está ganando adeptos en el mundo empresarial. En un artículo editado en la revista Harvard Business Review, en 2007, algunos ejecutivos con visión de futuro de la empresa consultora a nivel global The Energy Project analizaron los efectos de gestionar la energía, en lugar del tiempo. «El problema esencial de trabajar más horas es que el tiempo es un recurso finito. La energía es otra cosa», escribieron. Observaron que sustituir conductas que agotan la energía por prácticas de cuidados personales, que recargan y energizan, es la clave para lograr un alto rendimiento sostenible, sin llegar a quemarse. Yo he desarrollado este hallazgo un poco más para demostrar que estas estrategias para generar energía ya se encuentran de manera innata en nuestra bioquímica y que se han de ejecutar de otra forma en las mujeres en sus años fértiles.

Esto es lo que intento explicar. Pensemos en el paradigma de la energía masculina basado en el reloj de veinticuatro horas como si fuera un disco de hockey sobre hielo que es golpeado para que se desplace. El disco se acelera y decelera, hasta que al final se detiene. Este es el paradigma de la energía que se nos ha condicionado a adoptar: vas a tope, durante el máximo tiempo posible y, al final, te estrellas. El paradigma de la energía femenina, basado en el ciclo de veintiocho días, es cíclico, como una rueda; se puede decir que es más poderoso y eficiente. Cuando te estabilizas y le das un empujón, acelera y adquiere velocidad, acumula impulso a medida que rueda. De hecho, la Revolución Industrial se produjo gracias a la maquinaria cíclica, ¡valorada por su eficiencia constante! Así es como se supone que ha de funcionar tu cuerpo. Cuando respaldes las cuatro fases de tu ciclo, intencionada y estratégicamente, en lugar de dedicarte a intentar hacer todo lo que tienes en tu agenda, tendrás más energía, no al contrario. Sincronizar tu ciclo te obliga a comprometerte, y hará que llegues a tu meta más deprisa y más lejos de lo que imaginabas en un principio. Tu agenda se convertirá en un reflejo de tus aptitudes naturales y te permitirá fluir y actuar de la mejor manera posible.

En sintonía con tu ciclo femenino

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