Читать книгу Déspotas, tiranos y otros hijos de puta - Benjamín Troyse - Страница 12

Fue sobrino del rey Ruga, quien en el siglo V construyó las bases del Imperio huno sin llegar a consolidarlo. Después de su muerte, dejó a sus sobrinos a cargo, pero, cerca del año 445, Atila se hizo con el poder absoluto tras matar a su hermano Bleda —con quien compartía ciertos derechos sobre los límites del imperio.

Los hunos fueron buenos colaboradores de los emperadores romanos. Intervinieron como mercenarios para reprimir las revueltas internas provocadas por los bagaudas —campesinos o colonos, esclavos huidos o indigentes— y para combatir a otros bárbaros. Sin embargo, la colaboración militar con Roma no fue gratuita: Atila les exigía grandes tributos en oro por concepto de «compra de paz» en las fronteras, que no eran fáciles de pagar, pero resultaban muy convenientes.

Aquellos que eran considerados traidores por los hunos encontraron acogida en la corte romana, lo cual provocó que Atila aumentara cada vez más sus exigencias e intentara desestabilizar a los romanos. Así fue hasta que Teodosio se negó a seguir pagándoles los tributos que les debían, por lo que el rey huno decidió lanzarse a la conquista de las provincias de Occidente, valiéndose de un pretexto especial: reivindicar «el derecho de los hijos [los suyos] a la herencia de su padre». El rey romano admitió su derrota pagando tributos aún más caros que con anterioridad, después de que Atila saqueara cuantas ciudades pudo.

En el 453, Atila murió de una hemorragia nasal que sufrió durante su noche de bodas. Se cuenta que esa noche bebió mucho, y que al llegar a su alcoba se cayó y se golpeó la cabeza, lo cual le ocasionó un derrame y se ahogó con su propia sangre. Finalmente, las luchas entre sus hijos disolvieron el imperio pocos años después de su muerte.