Читать книгу Déspotas, tiranos y otros hijos de puta - Benjamín Troyse - Страница 8

Fue hijo de un sobrino adoptivo del emperador Tiberio. Su sobrenombre, Calígula, deriva del latín caligae, que eran las sandalias usadas por los soldados romanos. Él solía utilizarlas cuando acompañaba a su padre en las campañas que comandaba, durante las cuales bailaba para el entretenimiento de las tropas. Tras la muerte de Tiberio, Calígula llegó al poder en circunstancias poco claras. El principio de su gobierno fue exitoso y trajo mejoras a la población, pero pronto comenzaron los excesos y abusos. En los tres primeros meses desde su coronamiento, se sacrificó a más de ciento cincuenta mil animales en su honor.

Tras recuperarse de una seria enfermedad que puso en peligro su vida —se cree que era encefalitis—, empezó a presentarse públicamente como un dios. No toleraba la oposición en el Senado, por lo que destituyó, encarceló y ejecutó a los consejeros que lo desafiaron. Además, intentó nombrar senador a su caballo Incitatus.

Mantuvo relaciones incestuosas con sus tres hermanas, y cuando una de ellas murió —Drusila, una de sus amantes favoritas— decretó duelo nacional; durante ese tiempo fue delito capital bañarse, reírse y comer en familia o con amigos. Por otra parte, en sus fiestas y orgías tenía a un verdugo que cortaba las cabezas de sus esclavos para divertirse. Además, invitaba a sus colaboradores y soldados a sus fiestas junto con sus esposas, para escoger, ahí mismo, con quiénes iba a pasar la noche.

Aumentó los impuestos —aun a los más pobres— para sembrar el imperio con estatuas de él hechas en oro. Fue asesinado a puñaladas, junto con su esposa e hija, por pretorianos y senadores encabezados por Casio Querea, uno de sus colaboradores más cercanos.