Читать книгу Déspotas, tiranos y otros hijos de puta - Benjamín Troyse - Страница 19

Fue el segundo hijo de Rodrigo Borgia, también conocido como el papa Alejandro VI. Él y sus hermanos —Juan, Jofre y Lucrecia— fueron los únicos de toda la descendencia que convivieron con su padre y compartieron el poder con él. La familia Borja era originaria de Valencia, pero su apellido cambió cuando se trasladaron a Italia. Antes de cumplir veinte años, César Borgia ya había sido nombrado duque, obispo, arzobispo y cardenal, aunque lo que él deseaba era iniciar su carrera militar.

Su padre pensaba que las mujeres debían guardar fidelidad al hombre con quien perdiesen la virginidad, por lo que hizo que Lucrecia la perdiera con César, de modo que la fuerza de la familia se mantuviera. Desde entonces hubo un amor enfermizo entre ambos; los celos del duque lo orillaron a matar a Juan, su propio hermano, y a Alfonso de Aragón, esposo de Lucrecia.

Con el apoyo de la tecnología de guerra de Leonardo da Vinci y del célebre veneno con el que quitó de en medio a muchos rivales —el cual elaboraba su madre hirviendo orina de César durante días en ollas de cobre—, se convirtió en el primer hombre en renunciar al oficio de cardenal para convertirse en general del ejército del Vaticano. A partir de entonces, emprendió muchas campañas en contra de los ducados del sur de Italia, con las que consiguió extender el territorio de su padre por toda la zona central de Italia.

Cuando su padre murió envenenado, César fue apresado por el ejército español. Murió asesinado al intentar fugarse y fue enterrado en el atrio de la catedral de Pamplona. Posteriormente, sus restos fueron trasladados al exterior para que, según se dijo, «fueran pisoteados por el pueblo al que había hecho sufrir tanto». Sin embargo, tiempo después, regresaron al interior. Inspirado en él y en su modelo de gobierno, Nicolás Maquiavelo escribió su libro El príncipe.