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Documento 3

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Puerto de La Paz, abril 1 de 1683

Proclama de Atondo sobre el trato que se dará a los indios de California y concesión sobre las riquezas de la tierra (93)

El señor Almirante don Isidro de Atondo y Antillón, cabo superior de esta Real Armada que por cuenta de su Majestad, y a costa de su Real Hacienda, ha hecho viaje a este reino de la California donde, mediante Dios, espera entrar y fundar y establecer en él el santo Evangelio, por ser este el principal motivo a que su Majestad le envía.

Dijo que por cuanto su Majestad, que Dios guarde muchos años y conserve en mayores reinos y señoríos con tan católico celo nacido de su gran magnificencia, ha gastado gran suma de su Hacienda Real para fabricar esta armada y todos los demás aprestos de ella; y juntamente se entregó a su merced la cantidad de ropa y otras cosas que ha embarcado en estas fragatas para que en nombre de su Majestad se reparta gratuitamente entre los naturales de dicho reino de la California, donde al presente se halla dado fondo a fin solo de agasajar dichos naturales y atraerlos y reducirlos al gremio de nuestra Santa Madre Iglesia y obediencia a su Majestad, sin esperanza de otro retorno salvo el que ellos de su libre y espontanea voluntad dieren en agradecimiento, lo cual siendo oro, plata, perlas o ámbar, u otra cosa de valor, se meta en la caja de tres llaves que para este efecto va prevenida en esta Capitana y se guarde en ella como Hacienda Real, en remuneración de lo mucho que su Majestad tiene gastado de sus Reales haberes, como dicho es, y para poder conseguir la reducción y conversión de dichos naturales y tomar posesión, en nombre de su Majestad, de dicho reino y de todo lo que le pertenezca.

Su merced manda a todos los oficiales, soldados, marineros y grumetes, de los que en esta armada navegan, que por ningún pretexto ni manera alguna, hagan la menor vejación a ninguno de los naturales de dicho reino de Californias so pena de la vida que se ejecutará inviolablemente en el que esta orden quebrantare en cualquier cosa de lo que en él se contiene, ni tampoco les quiten a dichos naturales ninguna cosa de lo que tuvieren so color de cambio que les obligue a formar queja, pues se tienen grandísimas experiencias de que los indios de la nación tepeguana, por solo quitarles una gallina se levantaron y costó su pacificación mucha sangre y a su Majestad mucho de sus Reales haberes, y en esta dicha California el viaje de Sebastián Vizcaíno, que echó gente en tierra y uno de los que desembarcaron quitó a un indio una perla [lo que] obligó a dichos naturales a que se alborotaran y a que tomasen sus lanchas a toda prisa con mucho riesgo de las vidas de todos pues mataron diez y ocho españoles y algunos escaparon a nado; y porque hay muchos ejemplares de los indios gentiles que se levantan por solo quitarles un tecomata, gamuza u otra cosa de muy poco valor.

Y así mismo ninguno sea osado de entrar en sus casas o ranchos sin su consentimiento, porque no los motive a formar queja que habiéndola se ejecutará la dicha pena en los que lo contrario hicieren para que dichos naturales se quieten y queden contentos y se logre la intención de servir a ambas majestades en empresa de tan de su servicio.

Y así mismo se hace notorio a todos los que van en esta armada, de cualquier calidad y condición que sean, como su Majestad hace dueños de las riquezas de oro, plata, ámbar o perlas que cada uno por su buena industria buenamente consiga, como no sea por algún género de ruindad, pagándole a su Majestad su real quinto. También dicho señor Almirante ofrece en nombre de su Majestad a todos los que en esta empresa se ocuparen, las mercedes, honras y privilegios que correspondan al mérito de su trabajo.

Y para que ninguno de los que están en esta armada peque de ignorancia y llegue a noticia de todos lo contenido en este bando, su merced mandaba y mandó que el presente asunto, a son de cajas y a voz de pregonero, lo publique en las partes y lugares que convenga y lo asiente por auto para que en todo tiempo conste y así lo mando y firmo, que es a bordo de esta Capitana, nombrada la Limpia Concepción de Nuestra Señora, surta en este puerto de La Paz que llaman.

En primero de abril de mil seiscientos y ochenta y tres años.

Don Isidro de Atondo y Antillón

93- Archivo General de Indias (en adelante AGI), M 56. Mathes [9]: 507-509.

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