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Documento 4

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Abril 5 de 1683

Toma de posesión del puerto de La Paz por parte de Atondo (94)

En el puerto que llaman de La Paz, reino de la California, a cinco días del mes de abril de mil seiscientos y ochenta y tres años, el señor Almirante don Isidro de Atondo y Antillón, cabo superior de la Armada Real que esta surta en este puerto y de dicho reino por su Majestad dijo:

Que el jueves que se contó primero de este presente mes de abril, fue Dios servido de que se llegase a dar fondo en este dicho puerto con la Capitana, nombrada la Limpia Concepción de Nuestra Señora, y la Almiranta nombrada San José y San Francisco Xavier, habiendo salido del puerto de Chacala, a diez y siete de enero pasado de este presente año, y siendo corta la travesía que hay de la Nueva España a esta, pues muchos dicen que no hay más de treinta y cinco a cuarenta leguas de travesía de una parte a otra, se dilató tanto tiempo el viaje por ser los vientos y las corrientes contrarias que obligaron a tanta dilación el viaje y que en dos de abril su merced en compañía de los muy reverendos padres Eusebio Francisco Kino y Pedro Matías Goñi, de la sagrada Compañía de Jesús, y fray Joseph Guijosa, religioso profeso de San Juan de Dios, y de los capitanes de mar y guerra don Francisco de Pereda y Arce y don Blas de Guzmán y Córdoba, y el alférez Martín de Verástegui, y veinte y cuatro soldados, todos con sus armas prevenidos y amunicionados. Saltaron en tierra y todos juntos dieron gracias a Dios y vieron en ella un pocito de agua dulce que tenía poco agua, el cual, por orden de dicho Almirante se hizo ahondar y alegrar de modo que mana agua suficiente para la gente que hay, y un palmar que tendrá como hasta doscientas palmas, de las cuales dicho señor Almirante mandó cortar una y que se labrase de ella una santa cruz y se pusiese sobre un cerrito que está como un tiro de arcabuz de la orilla del mar, como en efecto se puso, por parecer tierra habitable.

Y en virtud de la facultad que la Santa Sede Apostólica tiene concedida a los católicos monarcas de España, por el año de mil seiscientos y cuarenta y cinco, para que puedan agregar a su Real Corona, conquistar y adquirir las provincias bárbaras y gentiles del occidente en la América, y sus vasallos en su Real nombre tomar posesión de ellas.

Habiendo prevenido la infantería para hacer la salva a este acto en cinco de dicho mes de abril, saltó su merced dicho señor Almirante en tierra, con toda la gente arriba mencionada, toda la infantería. El alférez Martín de Verástegui, que es uno de los dos que vienen a esta función, traía en la mano un estandarte de carmesí colorado, pintada y bordada por él un lado la imagen de Nuestra Señora de los Remedios, y por el otro lado de dicho estandarte grabadas y bordadas las armas reales de su Majestad, que Dios guarde muchos años. Y estando dichos capitanes y toda la infantería con las armas y dicho alférez con el estandarte en la mano, a la seña que dicho señor Almirante hizo, dispararon la arcabucería y dicho alférez tremoló tres veces el dicho estandarte diciendo generalmente y repitiendo muchas veces ¡Viva don Carlos II, que Dios guarde muchos años, monarca de las Españas, nuestro Rey y Señor natural! En cuyo Real nombre dicho señor Almirante tomó la posesión referida de este reino, que le intituló y nombró la Provincia de la Santísima Trinidad de las Californias, para honra y gloria suya que aya de con su infinito poder a que se asiente en dichas provincias la santa fe católica y se traiga a la luz del Evangelio a las bárbaras naciones que viven en ella en la oscuridad de su ignorancia, repitiendo tres veces este acto con dicho estandarte, arcabucería y alegres voces, repitiendo todos ¡Viva, viva don Carlos II, que Dios guarde muchos años, monarca de las Españas, nuestro Rey y Señor natural! Y en señal de todo lo referido, dispuso dicho señor Almirante se pusiese dicho estandarte a la sombra de una palma y allí se plantase el cuerpo de guardia, nombrando a este paraje el Puerto de Nuestra Señora de La Paz.

Y para que siempre conste a su Majestad, y al excelentísimo señor Virrey y Capitán General de la Nueva España, en su Real nombre, según la obligación que dicho señor Almirante tiene hecha de dar cuenta de las facciones y diligencias que fuere obrando en esta dicha provincia, mandó a el presente escribano hiciese este dicho auto inserto en el testimonio del todo lo arriba mencionado, como en efecto, yo el presente escribano certifico y doy fe pasó según y cómo va mencionado, para que siempre conste. Y lo firmó dicho señor Almirante con dichos reverendos padres, capitanes, alférez, sargentos, cabos de escuadra, que se hallaron presentes a este acto.

Fechado en este dicho puerto a cinco días del mes de abril de mil seiscientos y ochenta y tres años.

Don Isidro de Atondo y Antillón, padre Eusebio Francisco Kino de la Compañía de Jesús, Pedro Matías Goñi de la Compañía de Jesús, fray Joseph Guijosa de nuestro padre San Juan de Dios, Martín de Verástegui, don Francisco de Pereda y Arce, don Blas de Guzmán y Córdoba, don Lorenzo Fernández y Lescano, Juan de Acosta, don Francisco de Osores, Juan Valdés, Pedro Álvarez.

94- AGI M 56. Mathes [9]: 286-288.

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