Читать книгу Descubre la vacuna emocional - Christine Lebriez - Страница 23

La incertidumbre es algo natural y debemos aprender a convivir con ella

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En el caso de Noelia pasa algo muy curioso, y es que es capaz de darse cuenta de que lavarse tantas veces las manos o tomarse la temperatura con tanta frecuencia probablemente no sirva para nada (su autochequeo o lavarse las manos), pero dice quedarse más tranquila si lo hace («al menos hago algo»). Es una especie de pensamiento mágico, supersticioso. El cerebro humano se queda más tranquilo si hace algo, aunque que no sirva para nada. Es como la compra de papel higiénico que se dio al comienzo de la pandemia; no es que fuera a solucionar nada, pero a muchas personas les tranquilizó acaparar este producto. Probablemente se deba a esa necesidad de control de nuestro entorno que tenemos los seres humanos, y que nos ha dado tan buenos resultados a lo largo de nuestra evolución.

Indicaciones para no caer en el miedo obsesivo a la enfermedad:

• Organizar una rutina en casa y mantenerse activa. No saltarse la rutina.

• No ponerse el termómetro.

• Dejar de buscar información sobre la COVID-19.

• Escuchar las noticias solo media hora al día junto a su familia.

• Tolerar el desasosiego que le produce no dejar de buscar información, e intentar distraerse hablando con alguien, leyendo, cocinando, ordenando, viendo una película divertida, hacer ejercicio con un vídeo o meterse en una clase online.

• Aceptar que no es momento para sentirse bien. Estamos en una pandemia y lo normal es tener cierto miedo; lo importante es que no se descontrole.

• Utilizar las indicaciones para decidir si se lava las manos o no.

• Pedir ayuda a la familia para que la distraigan si se encuentra muy angustiada.

• La familia debe escucharla, pero a la vez intentar no seguir tranquilizándola continuamente. Noelia tiene que tolerar la incertidumbre.

• Practicar todos los días unos minutos de relajación para empezar a acostumbrarse a las señales de su cuerpo. Cuando se acostumbre y pierda el miedo a sus síntomas, empezará disfrutar de la relajación.

Por último, Noelia tendrá que enfrentar el difícil proceso de aceptar la incertidumbre de la vida. Por más que intente eliminar el riesgo de contraer la enfermedad, por más que intente saber si la está desarrollando o la va a desarrollar, no puede saberlo. La incertidumbre de la vida es inevitable, no podemos decidir si la queremos o no, simplemente existe. Lo que sí podemos decidir es cómo la enfrentamos.

La reacción de Noelia frente al contacto con la COVID-19 ha sido desproporcionada y no es adaptativa, pero esta conclusión no nos debe llevar a pensar que despreocuparnos ante el riesgo, o vivir en una burbuja mental, al margen de lo que ocurre, es algo mejor que lo que estaba haciendo Noelia. Dar la espalda a la realidad casi nunca es una buena estrategia en la vida, las cosas acaban aflorando tarde o temprano. De igual forma que un exceso de atención puede ser contraproducente, la negación no favorece la adaptación, sino que impide que hagamos lo que sí se puede hacer para aminorar las consecuencias de la crisis, aunque sea poco.

La moderación y el equilibrio suelen ser excelentes virtudes. La indicación es no generar un exceso de miedo, pero tampoco comportarnos imprudentemente, como si no ocurriese nada. Lo más indicado es afrontar la situación de forma serena y racional, compartiendo nuestras ideas y vivencias con los demás, y haciendo uso de los medios y recursos que cada uno tenga a su alcance. No es fácil. Dejarse llevar por el miedo es una tendencia arraigada en los seres humanos, pero es posible gestionar este miedo. Podemos hacerlo y, además, salir fortalecidos de hacerlo.

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