Читать книгу Descubre la vacuna emocional - Christine Lebriez - Страница 7
La realidad virtual
ОглавлениеEl ser humano vive atrapado dentro de su mente. No tenemos otra forma de acercarnos a la realidad que nos rodea sino mirando a través de ella. Pero el cerebro humano, órgano que da lugar a la mente, no está hecho para percibir fielmente la realidad, sino que construye una especie de modelo de la realidad. Aunque confiamos ciegamente en aquello que percibimos, lo cierto es que tendemos a crear una imagen de nuestro entorno que tiene mucho que ver con las creencias, las emociones, los sesgos, la historia que hemos vivido o simplemente nuestras preferencias.
La información que llega al cerebro es filtrada y modificada por las estructuras y proceso mentales, y, sin darnos cuenta, poco a poco vamos dando forma a la información sensorial que proporcionan los ojos, oídos, boca, nariz y piel. No tenemos forma de tener conexión directa con la realidad exterior, sin embargo, confundimos nuestros pensamientos, deseos, sensaciones y creencias con la realidad misma. En definitiva, no somos objetivos, pues no estamos diseñados para serlo.
Los impresionantes logros de la humanidad han llevado al ser humano a creer que tiene las cosas bajo control, pero no es cierto, solo podemos influir en algunas cosas, no en todas; en la mayoría no podemos intervenir nada.
No tenemos forma de tener conexión directa con la realidad exterior. El ser humano vive inmerso en una realidad virtual que confunde con la propia realidad.
Es inseparable de nuestra naturaleza el deseo de progreso y de control, pero esta aspiración nos confunde frecuentemente, generando un espejismo, una ilusión de control. Es como si el bienestar o la seguridad de que disfrutábamos antes de esta crisis estuviese garantizado solo por el hecho de pensar y sentir que siempre sería así. Esta es la condición humana: vivir frecuentemente atrapados por la mente en un escenario de control ficticio, caracterizado por la falta de reflexión y la influencia emocional. Sin embargo, este estado no suele ser duradero, siempre está expuesto al impacto de los hechos, y en la actualidad está siendo truncado por la COVID-19.