Читать книгу Guía práctica de los estiramientos (Bicolor) - Christophe Geoffroy - Страница 23
ATENCIÓN
ОглавлениеCONCÉNTRESE EN SENTIR EL EFECTO PRODUCIDO. |
Las sensaciones percibidas en las tres fases antes presentadas (véase fig. 15) son aplicables a las técnicas pasivas y activo-pasivas. Para ayudarle en su aprendizaje sobre las «sensaciones», a continuación damos algunas indicaciones más precisas. La sensación dominante es una «tirantez» con matices bien claros en función de las fases.
FASE ELÁSTICA
La tirantez debe soportarse fácilmente, sin temblores ni dolor.
Es fácil mantenerse en esta fase cuando se utilizan estiramientos pasivos, realizados sin autotracción ni ninguna fuerza exterior.
Esta fase, que no tiene consecuencias en el tiempo, permite que el músculo recupere su longitud inicial y mantener la flexibilidad.
FASE PLÁSTICA
La tirantez es más intensa; al principio puede resultar algo dolorosa y acompañarse de temblores y de sensación de «corriente eléctrica». Es crucial conseguir relajar estos músculos que se defienden (contrayéndose) a fin de ganar en amplitud.
Esta fase corresponde a las posturas y a estiramientos activo-pasivos realizados con la acción de la gravedad, en autotracción o con una fuerza exterior.
Después de una sesión completa, los ejercicios pueden ocasionar algunos dolores, una sensación de rigidez al día siguiente y, a veces, algunos días más, sin incidencias. No hay que preocuparse ni volver a estirar. La mejora de la amplitud es un objetivo secundario.
FASE DE RUPTURA
La tirantez pronto resulta dolorosa, va acompañada de temblores y la relajación de los músculos que se defienden (contrayéndose) es difícil de conseguir; por ello esta fase puede acompañarse de microlesiones musculares.
Por lo general, esta fase corresponde a las posturas y a estiramientos activo-pasivos realizados con acción de la gravedad unida a una fuerza exterior (una tercera persona que presiona o que empuja a fin de alargar, excesivamente, la zona anatómica en cuestión).
Después de una sesión como ésta se notan molestias al andar, con dolores localizados y una clara sensación de rigidez durante los días siguientes. No hay que volver a estirar, sino consultar a un especialista en medicina deportiva si el dolor persiste al cabo de más de cinco días.