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LAS CONSECUENCIAS DE LA JUDICIALIZACIÓN DE LA SOCIEDAD
ОглавлениеFB-C: Dos factores me hacen ser pesimista. De entrada, la judicialización de las HO y de las HDT, es decir, su cambio de forma. En este momento, el juez será el que decida; no es lo mismo una salida de la hospitalización de oficio decidida por un juez o decidida por el psiquiatra. Por otro lado, desde hace más de seis meses me enfrento a la actitud de tutores y de cuidadores nombrados por el hospital. Por ejemplo, propongo una salida para un paciente porque es terapéutica y el tutor la rechaza tomando como pretexto que el paciente no debe dilapidar su dinero. Se crea así una nueva relación de fuerza. Pienso en un paciente que quería quedarse en Argelia para ver a su familia y que era una etapa fundamental en su recorrido. La tutora, a quien se le hizo la demanda para la financiación del billete, se negó: «¿Cómo? ¡Quince días! No, es muy prolongado. No necesita ir allí». Al final, el paciente se fue, pero después de un largo y penoso trabajo de discusión con ella.
AA: A partir de un momento nos dimos cuenta de que debíamos tratar en psiquiatría con un síntoma biopsicosocial. Ahora, el síntoma psi, y de una manera que solo concierne a las HO y HDT, también es judicial. Lo que me chocó durante el coloquio sobre la psicopatía es que ningún psiquiatra hizo referencia al caso de un paciente. Los únicos que aportaron viñetas clínicas fueron los jueces. He aquí la paradoja actual: por un lado, hay una presión enorme de los psiquiatras para judicializar los comportamientos, el síntoma, la personalidad, y por el otro, el único lugar donde el sujeto es escuchado está en el despacho del juez, que, así, se orienta a partir de lo que ha oído.
MENTAL: No hay una gran especificidad de la psiquiatría durante los estudios de psiquiatría. La falta de referencias haría que los psiquiatras tengan una actitud moralizante.
DV: La psiquiatría de comienzos del siglo XX estaba marcada por una dimensión moral. Aún se hablaba fácilmente del «débil», del «degenerado». Es interesante considerarlo dentro del debate contemporáneo sobre la psicopatía. Los orígenes de este concepto son antiguos. Ahí se encuentra lo que fue descrito por Prichard como moral insanity, que luego fue la sociopatía. Aún en nuestros días la psicopatía es abordada en su dimensión de desviación en relación con las normas sociales. Muy raramente es evocada en una perspectiva más global del funcionamiento del sujeto, en una referencia sin duda más frecuente a la psicosis pero también a veces a la neurosis.
AA: Las dos principales escuelas de psiquiatría que nos han enseñado fueron la escuela alemana y la escuela francesa. Esta clínica no separaba los pasajes al acto de los síntomas. Incluso en H. Ey, más próximo a nosotros, no se encuentra la psicopatía. La psicopatía no existe, los expertos, a falta de una orientación clínica, tratan de crearla. En cambio, existe ahora un nuevo partenaire: el criminólogo. Es interesante esta introducción del criminólogo en la psiquiatría, cuando se recuerda lo que precedió a la creación de los asilos. En esa época, hubo que separar los «enfermos mentales», en los que el pasaje al acto se refería a una patología, de los verdaderos criminales que no eran patológicos y a los que se metía en prisión. Entonces era el asilo o la guillotina. Lo que se deshizo en el siglo XIX está reconstruyéndose, salvo la pena de muerte. Asistimos, en efecto, a una judicialización y una medicalización de nuestra sociedad. Por eso, por un lado, se encarga «la salud mental» a los expertos, y, por otro, éstos no saben diferenciar lo que corresponde o no al campo de la atención clínica. Es por lo que se embrollan, en particular, con el problema planteado por la presencia o no del sentimiento de culpabilidad. En efecto, el pasaje al acto no se calcula de la misma manera cuando, para un sujeto, la culpabilidad está presente o no. Una vez que los expertos reconocen que no disponen ni de nosografía, ni de estudios «científicamente válidos», en la inconsecuencia, continúan juzgando según sus criterios de moral higienista.
DV: En las clasificaciones nosográficas actuales, las enfermedades mentales se borran ante la noción de trastornos mentales. En esta perspectiva, el abordaje de trastornos esquizofrénicos se presta sin duda más a un abordaje científico modelable dentro de los estudios y de los protocolos estandarizados. Éstos tienen su interés, pero también sus límites. Con respecto a la psicosis, se puede medir, en esta orientación, el desequilibrio importante entre la multiplicidad de los trabajos respecto a los trastornos esquizofrénicos y los mucho menos frecuentes respecto al trastorno delirante persistente. La antigua paranoia se presta, en efecto, mucho menos a este tipo de investigación.
MENTAL: ¿Cuáles son las consecuencias de la abolición del artículo 64, que se refería al estado de demencia para pronunciarse contra las indemnizaciones, y su sustitución por el artículo 122-1, que introduce el concepto de alteración del discernimiento del lado de su abolición?15 El artículo 122-1 sugiere que la autoridad del juicio adapte la pena a esta circunstancia.
J-DM: Se sabe que, entre las 58.000 personas actualmente detenidas en Francia, un número de ellas presenta síntomas psicóticos.
FB-C: Se destinó una tarde a visitar las prisiones en la ACF Île-de-France.16 Se evocaron allí los recorridos de algunos prisioneros. Todos habían pasado por la atención psiquiátrica, con o sin hospitalización, pero el diagnóstico de psicopatía, basado sobre los hechos y no sobre el discurso, los había desviado de la atención clínica. Por ejemplo, uno de ellos con un primer pasaje al acto que lo condujo a prisión. A la salida se encuentra mal y se dirige a la psiquiatra. No se toma en cuenta su demanda y, para poder hablar con alguien, acaba por volver a la prisión.
AA: Para los que llevan los casos, estos sujetos tienen personalidades normales; cometen pasajes al acto, entonces hay que mandarlos a prisión. Hasta aquí van bien. Lo que es impresionante es que allí, en prisión, se perciba que son psicóticos. ¿Creen que, al revés, los expertos se preguntan si tal vez lo eran antes? En absoluto; sostienen que estas personas son sanas y que son las psicosis las que son lábiles. En ningún caso se señala la perspectiva de una estructura clínica. ¿Cómo pensar una prevención de los pasajes al acto sin una referencia del sujeto en la estructura?
FB-C: Si el párrafo 1 del artículo 22-1 implica la abolición del discernimiento o del control de los actos para excluir la responsabilidad, existe un párrafo 2 que estipula que «la persona que estuviera atacada en el momento de los hechos de un trastorno psicótico estando alterado su discernimiento u obstaculizado el control de sus actos, será punible; no obstante, la jurisdicción tiene en cuenta esta circunstancia para determinar la pena y fijar el régimen». El legislador aduce la ley de todo o nada del antiguo artículo 64 del Código Penal —responsable o irresponsable— al crear, con la alteración del discernimiento o el control de los actos (122-1 a 2), una zona fronteriza. Para evitar referirse a ella y declarar a los sujetos enteramente responsables, los expertos lanzan el término de «perversión narcisista». ¿Por qué? En un peritaje, se puede sin embargo desplegar la idea de que el sujeto es normal en su manera de ser pero que hay, por ejemplo, una idea delirante que se le impone, el significante opera en él de una manera programada, a veces, ineluctable, contra la cual él ha luchado más o menos. Ciertos criminales, siendo psicóticos, pueden encontrarse en prisión, es el jurado quien es soberano. ¿No hay nada que decir sobre este tema? ¿Por qué no? Por el contrario, lo grave es un proceso que no tiene en cuenta la menor circunstancia atenuante mientras que la patología es, para nosotros, a menudo evidente. Las contorsiones de los expertos son extraordinarias. En este sentido, hay que leer el libro de Pierre Alfort,17 el abogado de Patrice Alègre. Relata en su obra las afirmaciones de los expertos, que dicen «que no está excluido que, dentro del desencadenamiento paroxístico, haya una desrealización (alteración de las percepciones del ambiente) y una despersonalización (alteración del cuerpo propio) pero, mientras tanto, se conserva la prueba de la realidad». No hay una percepción justa del ambiente, no hay sujeto, pero ¡la realidad bien que se mantiene! Y ahora la referencia a una seudo percepción de la realidad, se evita la aplicación del artículo 122-1 a 2. No se admite ninguna circunstancia. Los expertos se han vuelto los testigos de cargo.
MENTAL: Sin embargo, la atenuación de la responsabilidad estaba dentro del espíritu de la modificación de la ley.
AA: Ciertos expertos quieren que los pacientes sean encarcelados y para ello, explicaban en el coloquio, dentro de su peritaje ellos dan cuenta del caso de tal manera que el paciente pueda ser asequible a la pena. Son las ideas del experto las que valen, no la clínica del sujeto.
J-DM: El responsable de los expertos de una Corte de Apelación me explicaba que, dentro de los dominios técnicos, los magistrados llegan a establecer los criterios del buen experto a partir de los saberes establecidos, pero en relación con los psi su dificultad era inmensa.
DV: El peritaje, particularmente en psiquiatría, es un difícil arte. Los expertos ahora suelen estar incómodos al transmitir en una dimensión inteligible para todos lo que ellos deben peritar. Es una de las grandes dificultades del ejercicio que puede ser mucho mayor en tanto que la clínica del experto no reposa sobre concepciones psicopatológicas fuertes. Ahora bien, dentro del mismo enunciado, a veces es posible escuchar algo y su contrario.
AA: El doctor Lacan decía del psicoanálisis que éste afirma que la determinación mayor del crimen es la concepción misma de la responsabilidad que el sujeto recibe de la cultura donde vive. Es importante no separar al sujeto del acto que él cometió. J.-A. Miller anticipó en términos casi equivalentes que no hay clínica del sujeto sin clínica de la civilización.
DV: Se la ha reducido a menudo al enunciado según el cual es necesario que el psicótico sea «responsable» de su acto. Esta dimensión es compleja y la responsabilidad del sujeto psicótico no puede ser reducida solo a la responsabilidad penal. Hay aquí mucho más en juego en cuanto a la atención clínica.
AA: Puede haber circunstancias atenuantes. En efecto, se debe estar atento a la dimensión llamada inmotivada de un crimen y, al mismo tiempo, no hay que separar a un sujeto, que fue a buscar una sanción, de su acto. El crimen inmotivado no siempre da cuenta de la autopunición.