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Capítulo 2
Movilizaciones

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Salimos temprano de Neuquén, en un ómnibus todo destartalado, indigno de la acción patriótica que nos había encomendado el general Perón. Íbamos a jugarles un partido de fútbol a los ingleses de las Falklands y ellos se comprometían a que si les ganábamos, las islas pasarían a llamarse Malvinas para siempre y en todos los mapas del mundo. La nuestra era, creíamos, una misión patriótica que quedaría para siempre en los libros de Historia y allí íbamos, jubilosos y cantando entre montañas y bosques de tarjeta postal.

Osvaldo Soriano, Cuentos de los años felices.

Las guerras por Malvinas

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