Читать книгу Cómo entender la economía del Ecuador 1965-2017 - Franklin Maiguashca - Страница 22
3.3. PIB, SEGÚN ORIGEN
ОглавлениеEn la sección anterior, se analizó el comportamiento de las estadísticas correspondientes a los conceptos que se incluyen en la utilización o demanda final de la oferta de bienes y servicios nacionales e importados en el período de 1965 a 2016. Falta explicar de qué industrias provienen los valores agregados que, sumados, dan el PIB. A continuación, se llenará este vacío.
Se empieza por informar sobre la nomenclatura que, siguiendo los lineamientos de la Clasificación Industrial Internacional Uniforme (CIIU), establecida por las Naciones Unidas, utiliza el Banco Central para clasificar a las diferentes actividades productivas de la economía ecuatoriana. En seguida, con una perspectiva horizontal, se comenta sobre cuál ha sido el devenir de la importancia relativa de los diferentes sectores productivos que generan el PIB en el período 1965-2016. Luego, con una perspectiva de corte transversal, se analiza el comportamiento de todos ellos en cuatro etapas y su epílogo.
LA CIIU EN ECUADOR
La ecuación del PIB por origen industrial denota cómo este es la suma de las producciones procedentes de los sectores primario, secundario y terciario que conforman la economía del país y que se especifica así:
Y = producción primaria + producción secundaria + producción terciaria
La información estadística sobre las industrias que componen estos tres sectores se publica rutinariamente en el cuadro 4.3.2 de la IEM. Por ejemplo, en la edición de enero de 2018, la nomenclatura con la que estos datos se presentan se desglosa de la siguiente manera:
Sector primario:
•Agricultura, ganadería, caza y pesca
•Agricultura y pesca de camarón
•Pesca (excepto camarón) • Petróleo y minas
Sector secundario:
•Refinación de petróleo
•Industria manufacturera
•Construcción
Sector terciario:
•Suministro de electricidad y agua
•Comercio al por mayor y por menor
•Alojamiento y servicio de comidas
•Transporte, correo y comunicaciones
•Actividades de servicios financieros
•Actividades profesionales, técnicas y administrativas
•Enseñanza y servicios sociales y de salud
•Administración pública, defensa; planes de seguridad social obligatoria
•Servicios domésticos
•Actividades inmobiliarias y entretenimiento y recreación
Es de advertir que en el cuadro 4.3.2 no se hace la categorización de sectores primario, secundario y terciario. Se la incorpora aquí por cuanto esta terminología es muy utilizada tanto dentro como fuera del país.
IMPORTANCIA RELATIVA DE LAS INDUSTRIAS, 1965-2017
GRÁFICO 3.7. Importancia relativa de las industrias, 1965-2017 (porcentajes en el PIB dólares 2007)
FUENTES: 1965-2006: BCE, Cuentas Nacionales, n.º 24, Retropolación 1965-2007 (Cuadro Valor Agregado Bruto por Industria/PIB a precios de 2007) 2007-2017: BCE, IEM, varios números (Cuadro 4.3.2)
Siguiendo una perspectiva horizontal, con la ayuda del gráfico 3.7 se pueden realizar las siguientes aseveraciones:
•El sector más importante es, sin ninguna duda, el de los servicios; en segundo lugar, y a una distancia considerable, está el de la industria manufacturera; en tercer puesto se sitúa el de petróleo y minas, en los dos últimos puestos se alternan la construcción y la agricultura.
•La estructura general y, en particular, el recorrido de cada una de las actividades económicas, con excepción de la construcción, son notoriamente estables: la participación de los servicios se mantiene en un promedio del 53,5 %, con una desviación estándar del 2,4 %; el promedio para la industria manufacturera es del 14,3 %, con una desviación estándar del 1,9 %; en el caso de petróleo y minas, el promedio es del 9,7 % y su desviación estándar 2,0 %, y para la agricultura el promedio es del 8,9 % y su desviación estándar el 0,8 %. Con la construcción, el promedio es del 9,6 %, con el 3,1 % la desviación estándar es la más alta de todas. En síntesis, no deja de llamar la atención que a lo largo de un período de prácticamente medio siglo no se hayan dado cambios estructurales propios de procesos de desarrollo económico viables.
•En contravía a lo que comúnmente se proclama, según las cifras en observación, el Ecuador no es un país agrícola ni petrolero, sino es un país de servicios. La industria manufacturera aparece en segundo lugar, pero tan lejos de los servicios que mal podemos decir que somos un país industrial. El sector petrolero es nuestro mayor generador de divisas, pero como lo que se hace es extraer el crudo y no se lo produce, su participación en el PIB, o sea en el valor agregado de la nación, está apenas por encima de las de la agricultura y de la construcción, que están en los últimos puestos.
El sector servicios amerita un comentario aparte. Hoy en día, en prácticamente todos los países del mundo, el predominio de este sector en todas esas economías es generalizado. La diferencia, también generalizada, es que mientras en los países desarrollados los subsectores con alto contenido de conocimiento y de tecnología tienen una participación mayoritaria, en los países en vías de desarrollo, como Ecuador, estas actividades tienen una presencia muy minoritaria. Las que ocupan el mayor espacio son las de naturaleza precaria, como las actividades informales que abundan en el país. Es lo que Belisario Betancur, expresidente de Colombia, clasificó con la frase “economía del rebusque” y los estudiosos del tema han llamado la “tercerización espuria”, para contrastarla con la “tercerización genuina”.81
COMPORTAMIENTO DE LAS INDUSTRIAS, POR ETAPAS, 1965-2017
El comportamiento episódico de las industrias se hace siguiendo las etapas que aparecen en el cuadro 3.5. En la primera (1965-1981) tres fueron las fuerzas determinantes: la primera reforma agraria, la política de industrialización por sustitución de importaciones (ISI) y el primer auge de los precios del petróleo. La reforma agraria, si bien trajo cambios fundamentales en la estructura de poder, especialmente en la Sierra, creó tal grado de incertidumbre en el agro que no es de extrañar que su tasa de crecimiento anual (1,7 %) haya sido tan baja. Por su lado, la ISI puso a marchar al sector industrial a un ritmo anual de 7,2 % que no se ha repetido hasta ahora. Simultáneamente, el auge petrolero, con un crecimiento fenomenal del 56,4 % al año, trajo abundante liquidez tanto para el consumo de los hogares como para las importaciones de materias primas y bienes de capital requeridas por la industria manufacturera; así se favoreció a la demanda y a la oferta de sus productos. Por el lado de la construcción, el impacto de estos impulsos se tradujo en un crecimiento moderado del 3,0 %, debido principalmente a la debilidad de la infraestructura financiera de esos años. Por el lado de los servicios, en cambio, el impacto fue de tal poder que el sector creció a una tasa del 6,2 %.
CUADRO 3.5. Estructura y tasas de crecimiento de las industrias por etapas, 1965-2017
a) Incluye refinación de petróleo b) Incluye agricultura, ganadería, caza, silvicultura, acuicultura y pesca
FUENTES: 1965-2006: BCE, Cuentas Nacionales n.º 24, Retropolación 1965-2007: Cuadro Valor Agregado Bruto por Industria/PIB a precios de 2007 2007-2017: BCE, IEM, varios números (Cuadro 4.3.2)
La caída de casi todas las tasas de crecimiento a los niveles que se observan en las décadas perdidas (1982-1999) hace honor a ese nombre. La excepción fue la agricultura, que repunta a un 4,4 % por políticas que, aunque en forma desordenada, la favorecieron, en especial en los ochenta, y la ayudaron a salir adelante a pesar de las catástrofes naturales a las que estuvo expuesta en estos años. La causa principal de esta debacle fue el colapso de los precios del petróleo, que de USD 27,73 en 1982 se desplomaron a USB 9,14 en 1998. Tal es así que el crecimiento anual del PIB petrolero en este período fue tan solo de un 4,4 %. Por otra parte, es muy posible que el terremoto de 1987, que destruyó edificaciones, viviendas y las vías de salida del crudo a los mercados internacionales, sea el factor determinante de la tasa negativa de la construcción (-1,3 %).
En la tercera etapa (2000-2006), el alza acelerada de los precios del petróleo y la adopción de la dolarización marcaron las pautas principales. El sector petrolero creció a un notable 8,3 % al año, pero indudablemente el sector más favorecido fue la construcción, que creció a un nunca visto ni repetido 12,1 %. Varias fueron las razones: uno de los resultados positivos del desastre financiero que vivió el país a finales de 1990 fue que el sector bancario se depuró y se deshizo de instituciones que no merecían hacer parte de él. Ese desastre también contribuyó a que la construcción se convirtiera en albergue de ahorros y de fondos repatriados que de otro modo hubieran ido a las cuentas de los bancos. Además, la estabilidad que el cambio de moneda trajo a la economía ecuatoriana facilitó el otorgamiento de créditos a largo plazo que hasta esa fecha habían sido prácticamente inexistentes y, por último, el ingreso de dólares a raudales hizo que todo lo anterior funcionara expansivamente. La industria manufacturera se recuperó a ojos vista (4,9 %), los servicios hicieron lo mismo (3,7 %) y la agricultura tan solo perdió un poco de terreno (4,0 %).
Las cifras de la cuarta etapa (2007-2014) ponen en evidencia unas cuantas verdades. El hecho de que la tasa de crecimiento de petróleo y minas sea de un ínfimo 0,9 % informa sin ambages que el auge del crudo fue solamente de precios, ya que por el lado de la producción hubo más bien un innegable estancamiento que, en mucho, se explica por los cambios abruptos que el Gobierno introdujo en las reglas de juego con las compañías extranjeras. Por el lado de la industria, la disminución a 3,3 % de la tasa de crecimiento se puede aducir, en parte, al distanciamiento con el sector privado que deliberadamente instituyó el Gobierno y, en parte también, a la falta de políticas para el sector, que solamente tomaron formas concretas a fines de 2013. Algo similar se puede argumentar en relación con la agricultura, sin la salvedad de que se hubieran concretado medidas en algún momento. La construcción, aunque a un ritmo menor (7,2 %), siguió usufructuando de los beneficios de una liquidez sin precedentes y de una disponibilidad de crédito a largo plazo administrado por un sector bancario cada vez más sólido. Los servicios, con un alza al 5,5 %, fueron de los más beneficiados.
En el epílogo (2015-2017) la única actividad que mantuvo una tasa pequeña pero positiva (1,8 %) fue la agricultura, a pesar de haber sido perennemente la cenicienta de las políticas de desarrollo de los gobiernos de turno. Casi todos los demás sectores exhiben tasas nulas o pequeñas pero negativas. La excepción es la construcción que con una resbalada a -3,0 % fue la actividad más afectada. En resumen, después de prácticamente medio siglo de funcionamiento, la estructura de la base productiva del país no exhibe transformaciones que estén a la altura de las exigencias e incertidumbres del futuro inmediato.