Читать книгу Cómo entender la economía del Ecuador 1965-2017 - Franklin Maiguashca - Страница 24
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Оглавление“EL AGRICULTOR NO SIEMBRA PARA HACER PAISAJE”
Hace rato que George Bernard Shaw —mi economista de cabecera— lo puso al alcance de entendidos, no entendidos y desentendidos cuando explicó, con claridad inimitable, que “el problema de los pobres no es la plata sino la falta de plata”. En los sectores rurales, no solo del Ecuador sino del mundo entero, esta es una de las realidades más fáciles de constatar debido a que en estos espacios está concentrada la pobreza de las naciones. De ahí considero que este es el momento propicio para recordar lo que hace algunos años escuché en Colombia a un arduo trabajador de la tierra, quien, ante la tozuda incapacidad de la mayoría de la gente de las ciudades y de no pocos funcionarios públicos para entender los problemas cotidianos de los que buscan derivar su sustento cultivando suelos, exclamó con franca exasperación y con énfasis una frase que no ha perdido sonoridad a través del tiempo: “El agricultor no siembra para hacer paisaje”. Como cualquier hijo de vecino, el agricultor siembra para ganarse el pan, el suyo y el de su familia. Esta es la hipótesis central de este capítulo.
El capítulo comprende seis secciones. En las secciones uno y dos se establece el marco conceptual que lo cobija. La primera centra su atención en cuatro temas: en las características de la agricultura que la hacen tan distinta de los demás sectores productivos, en los aportes especiales que ella hace al desarrollo económico de los países, en la tipología de agriculturas que, según el Banco Mundial, operan en el planeta Tierra y en la tipología de empresas que, según la Cepal, operan en Ecuador. En la segunda se propone un marco estratégico para el desarrollo agrícola que busca generar un círculo virtuoso que, propulsado por modalidades y mecanismos de asociación y acción colectiva, capture la sinergia de las siguientes fuerzas: aumentos sistemáticos en la productividad de las fincas, conversión de estos aumentos en mejoras concomitantes en los ingresos de los productores y traducción de estos aumentos en avances en la calidad de vida de ellos, de sus familias y de sus comunidades.
En la tercera sección se esboza un visión panorámica del Ecuador agrícola, a lo largo del período que va desde 1965 hasta 2017, a través de la explicación de los aspectos siguientes: vocación y evolución en el uso de los suelos, el comportamiento del PIB agrícola durante esos años; el comportamiento de los subsectores de este PIB, de acuerdo con los datos disponibles; tendencias en la producción de los cultivos permanentes y transitorios, y áreas sembradas con los principales productos en los tres tipos de agricultura que, según el INEC, predominan en el país: pequeña, mediana y empresarial. En la cuarta sección se subrayan los problemas que el agro enfrenta en lo relacionado con la disponibilidad y utilización de insumos de trascendental importancia para incrementar la productividad de los cultivos, como características demográficas de los productores; utilización de riego y de semillas mejoradas, y acceso al crédito, a la asistencia técnica y a las facilidades de comercialización.
En la quinta sección se estudian las interrelaciones de la agricultura con industrias domésticas aledañas y con los mercados internacionales. El primer conjunto de interrelaciones se analiza a través de dos flujos de productos intermedios: compras de estos bienes que las líneas productivas del sector hacen a sus proveedores y ventas del mismo tipo de productos que también estas líneas hacen a aquellas que los utilizan como insumos. El segundo tipo de interrelaciones se estudia mediante estadísticas de la balanza comercial agrícola y de las exportaciones e importaciones que la conforman.
En la última sección se examina con más detenimiento la hipótesis central de este capítulo. Se cotejan las tendencias de la producción del área cosechada y de los rendimientos de un conjunto de productos emblemáticos de la agricultura ecuatoriana con las políticas que, a favor y en contra del sector, se han dado en el país en el período que, por razones de la consistencia de los datos, va desde 1965 solo hasta 2010. Por el lado de los productos, se trabaja con cultivos cuya producción per cápita ha disminuido a lo largo de estos años (maíz suave, papas y yuca) y con aquellos cuya producción per cápita ha aumentado en este lapso (palma africana, maíz duro, banano y cacao). Por el lado de las políticas se identifican tres períodos claramente delineados: de 1965 a 1980, con medidas discriminatorias en contra del sector; de 1980 a 1995, con acciones encaminadas a modificar las mayores distorsiones ocasionadas por esas políticas, y de 2000 a 2010, en el que, si bien no se dan políticas flagrantemente en contra, tampoco aparecen aquellas definitivamente a favor. La conclusión a la que se llega es que, definitivamente, los agricultores no siembran para hacer paisaje.