Читать книгу La Argentina entre dos guerras, 1916-1938 - George V. Rauch - Страница 17
La política exterior argentina
ОглавлениеCarlos Escudé resumió de la siguiente manera las relaciones argentinas con Estados Unidos como un enfrentamiento que comenzó con la Primera Conferencia Panamericana en 1889, pero prevaleció hasta la década de 1940: una determinación de proyectar el liderazgo argentino en el hemisferio o al menos en América Latina y, a la vez, de obstaculizar cualquier decisión que pudiera limitar de forma alguna su libertad de acción y consecuencias; por ello, la Argentina se opuso prácticamente a todas las propuestas del Departamento de Estado.45
La inmensa mayoría del público argentino favorecía a los aliados. El conde von Luxburg, embajador alemán en la Argentina, aseguró a su gobierno que el 80% de la población favorecía la causa aliada. Tal vez esta declaración contiene una ligera exageración; sin embargo, otras estimaciones, especialmente las de los observadores alemanes contemporáneos, confirmaron que el sentimiento público en la Argentina era más favorable a los aliados De hecho, los argentinos sentían tan fuertemente la causa aliada que aportaron más de 60.000 voluntarios y sirvieron con los aliados durante la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, Yrigoyen fue inflexiblemente determinado y la Argentina se mantuvo neutral durante esa contienda.46
Irónicamente, la neutralidad argentina en ambas guerras mundiales beneficiaría a Brasil y Gran Bretaña más que a la Argentina. Brasil y Chile rompieron relaciones con Alemania, seguidos por Bolivia, Perú y Uruguay. Brasil también intervino militarmente en este conflicto enviando una división naval que operaba en la costa noroeste de África. Una contribución bastante modesta y de corta duración de la que Brasil no solo se benefició políticamente, sino que fortaleció aún más la alianza no escrita que ya existía entre ese país con Estados Unidos.47
A comienzos del siglo XX los empresarios estadounidenses no estaban preparados para exportar a la Argentina o a cualquier otra parte de América del Sur porque no había líneas estadounidenses de navegación que sirvieran tales rutas regularmente, ni agentes u agencias estadounidenses de bancos en la Argentina. Sin embargo, esta situación cambiaría radicalmente antes del inicio de las hostilidades, ya que Estados Unidos había comenzado a proyectarse económicamente a través de América del Sur, una tierra en la que Gran Bretaña ejercía un claro dominio en términos de inversión y exportaciones. Las oportunidades proporcionadas por la apertura del canal de Panamá y la guerra en Europa generaron un nuevo interés en el mercado sudamericano en Estados Unidos. La firma Swift fue la primera, Armour le siguió en el año siguiente y en 1914 The First National Bank of New York inauguró una sucursal en Buenos Aires. Muchas otras firmas les seguirían, marcando el inicio de una feroz competencia entre Gran Bretaña y Estados Unidos por el lucrativo mercado argentino.48
Sin embargo, los acontecimientos en Europa precederían a todas las demás consideraciones. El 4 de enero de 1915, en respuesta al bloqueo británico, el káiser proclamó como zona de guerra las aguas que rodean Gran Bretaña e Irlanda. Después de quince días, todos los buques mercantes que se encontraran en estas aguas serían hundidos. Pero el 14 de febrero la presión estadounidense obligó a Alemania a ciertas concesiones. Como resultado, los buques neutrales, buques hospitales y los buques que transportaban mercancías para socorrer a Bélgica serían exentos. Pero, forzada por imperativos militares, Alemania reanudó la guerra submarina sin restricciones el 1 de febrero de 1917. Como resultado, Estados Unidos rompió relaciones diplomáticas tres días después, y el 5 de abril declaró la guerra a Alemania.
El 4 de abril el Monte Protegido, un velero argentino con destino a Róterdam, fue hundido dentro de la zona de guerra, seguido el 22 de junio por el hundimiento del vapor Toro. El gobierno argentino elevó una severa de protesta. Aprovechando una laguna legal, ya que el barco había zarpado antes de que Alemania proclamara una guerra submarina sin restricciones, la Wilhemstrasse reaccionó de una manera conciliadora. El 28 de agosto Alemania concedió a la Argentina todas sus demandas, sin duda porque Berlín no quería poner en peligro las relaciones económicas que aún existían con la Argentina. Aunque el comercio directo entre ambas naciones se detuvo por el bloqueo británico, las exportaciones argentinas a los Países Bajos, Suecia y Dinamarca habían aumentado, ya que estos países actuaron como intermediarios en la bolsa argentino-alemana (cuadro 1.9).
Un detalle significativo no revelado hasta mucho más tarde fue que Yrigoyen había hecho un compromiso secreto con Luxburg de que los barcos argentinos no navegarían en la zona de guerra.49
Cuadro 1.9. Exportaciones argentinas a Dinamarca, Holanda y Suecia (miles de pesos oro)
Año | Dinamarca | Holanda | Suecia |
1910 | 1.278.992 | 4.489.730 | 775.436 |
1913 | 778.028 | 24.297.932 | 1.153.436 |
1914 | 894.052 | 12.893.731 | 1.933.114 |
1915 | 1.605.869 | 19.641.148 | 5.237.200 |
1916 | 6.429.127 | 29.003.432 | 10.638.985 |
1917 | 3.969.077 | 5.274.277 | 2.608.260 |
1918 | 1.263.238 | 1.094.611 | 4.457.348 |
Fuente: Ernesto Tornquist, El desarrollo económico de la República Argentina en los últimos cincuenta años, pp. 139-143.