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Yrigoyen y el gobierno representativo

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Cuando Yrigoyen asumió la presidencia en octubre de 1916, los conservadores tenían el control del Senado y de la mayoría de los gobiernos provinciales. La UCR tenía el control del gobierno de la Capital Federal y en las provincias de Córdoba, Entre Ríos, Mendoza, Santa Fe y Santiago del Estero. Para Yrigoyen, su elección fue un mandato popular y era dolorosamente consciente de que la mayoría conservadora podía bloquear sus iniciativas. Para eludir esto y llevar a cabo su programa de “reparación nacional” decidió reemplazar a los gobiernos provinciales que habían sido elegidos fraudulentamente “para corregir los abusos de poder”, pero su objetivo inmediato era crear regímenes de subordinado a él. Durante su primer mandato intervino en las provincias en veinte ocasiones, quince de ellas cuando el Congreso estaba en receso. En realidad, a pesar de la racionalización de Yrigoyen, estas intervenciones estaban políticamente motivadas y tenían la intención de poner fin a la hegemonía conservadora en esas provincias.57

Yrigoyen a menudo había acusado a la elite de terratenientes que gobernaba la Argentina desde 1862 de haberse enriquecido. Esto era cierto, pero también había enriquecido al país. En 1895 la renta per cápita argentina era comparable a la de Alemania, Holanda y Bélgica y superior a la de Austria, Italia, Noruega, España, Suecia y Suiza.58

La “oligarquía” había demostrado su flexibilidad estableciendo un diálogo que finalmente condujo a la UCR a la Casa Rosada. Yrigoyen, por otro lado, había adoptado fórmula simple para reunir a sus fieles detrás de él, una fórmula que sería imitada por Juan Domingo Perón décadas más tarde: Yrigoyen y la UCR simbolizaban la nación; la oposición, la “oligarquía”, su némesis. Su falta de voluntad para tolerar la disidencia se caracteriza mejor por un episodio que ocurrió cuando la Unión Cívica celebró su Convención Nacional en enero de 1891: cuando algunos de los delegados nominaron a Bartolomé Mitre para la presidencia, Yrigoyen se opuso y le dijo a Aristóbulo del Valle: “¿Cómo? ¿Quiere que me haga mitrista? ¡Esto sería lo mismo que pedirme que me haga brasileño!”. Mitre era un expresidente, miembro destacado de la generación de 1837 y un distinguido historiador. En palabras de Félix Luna:

Era Mitre sin duda el primer ciudadano de la República. Su personalidad revestía un simbolismo casi místico (aire) de austeridad y pureza. No solo se lo apreciaba como estadista, sino que su labor en los campos de la historia, el periodismo y las letras le había rodeado de un prestigio que trascendía las fronteras.59

Alem bien observó que “Hipólito ni perdonaba ni olvidaba”. Su intransigencia causó cismas y deserciones dentro de la Unión Cívica. Debido a sus métodos dictatoriales, muchos de sus primeros simpatizantes abandonaron el partido, entre ellos Juan B. Justo, quien sería el fundador de Partido Socialista Argentino en 1896, y Lisandro de la Torre, quien estableció la Liga del Sur en 1897.

Una democracia requiere la participación de todos los partidos. El acuerdo político alcanzado en 1912 supuestamente reunió a conservadores y radicales para permitir la inclusión y la competencia pero, después de ganar las elecciones de 1916, Yrigoyen empleó su autoridad presidencial para excluir a la oposición política y privarla de sus bases de poder restantes. Esto no auguraba un futuro auspicioso para la democracia argentina.60

La Argentina entre dos guerras, 1916-1938

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