Читать книгу ¡Aquí los jóvenes! Frente a las crisis - Gerardo Gutiérrez Cham - Страница 16
Ollas comunitarias para combatir ollas de vicio
ОглавлениеEntre los diversos usos que tiene la olla comunitaria, llamó la atención en el trabajo de campo una que narra Óscar Benavides, de la Corporación Comunitaria Cuyeca A Obsun, consistente en hacer ollas comunitarias allí donde funcionan las llamadas “ollas de vicio”, es decir, los lugares (puede ser una casa, una calle o un sector) donde funciona un expendio de drogas y desde donde se comandan muchos de los mercados ilegales que generan más criminalidad. La acción consiste en que las organizaciones convocan una olla comunitaria cerca de la olla de vicio con el fin de hacer presencia, usar el espacio público y promover la permanencia de las personas en esa zona. No hay manifestaciones en contra de la olla de vicio, ni arengas, ni carteles que manifiesten que la acción tiene que ver con la olla. Sólo está la olla comunitaria como motivo para que la gente se tome la calle, una de las primeras cosas que pierde la comunidad cuando hay un poder mafioso ejerciendo control territorial y social.
La olla comunitaria está acompañada de múltiples actividades tales como hacer juegos, tocar música, hacer bailes, performances artísticos o representar obras de teatro. El objetivo es extender las actividades y, por tanto, la presencia de las personas por el tiempo necesario para afectar el funcionamiento de la olla de vicio. Los consumidores de estupefacientes, que suelen ser vecinos, los policías corruptos que con frecuencia participan de economías ilegales y los interesados en vender cosas robadas dudan en visitar un sitio vigilado por la simple, pero efectiva presencia de las personas. La efectividad de esta acción está demostrada en que los traficantes locales le han manifestado a los mismos participantes de estas acciones cosas como: “me voy de aquí porque ustedes no dejan trabajar” o “ustedes me tiraron el negocio” (Benavides, Comunicación personal, 2011). La olla comunitaria se constituye así en la forma de re-territorializar las dinámicas de las comunidades a través de tomarse la calle. Esto recuerda el principio expuesto por Jane Jacobs en su clásico texto titulado El uso de las aceras, donde ella mostraba que la vigilancia más efectiva y no autoritaria es la que surge de usar las calles frecuentemente (Jacobs 1961).