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APRENDIZAJE Y ENSEÑANZA DE LOS LEVANTAMIENTOS

No existe una única progresión perfecta para el aprendizaje de la arrancada y el dos tiempos. Los distintos métodos se enraízan en la tradición, en la variación técnica de los estilos, en el tiempo disponible y en los medios de que se disponga, y también dependen de las necesidades de cada atleta. Si prestamos atención al amplio abanico de métodos de entrenamiento respecto al gran número de levantadores de éxito mundial, no parece que éste sea necesariamente el problema. Es obvio que la amplitud de métodos de enseñanza reside siempre en los mismos principios técnicos.

Al igual que sucede con la instrucción, existe variación en la técnica de los levantamientos de los distintos atletas y entrenadores. Dejando aparte diferencias como los síntomas de lo que podría considerarse universalmente una mala técnica, existen puntos que se repiten en la técnica correcta. Casi por cada detalle de la técnica de los levantamientos que explicamos en este libro, podemos encontrar al menos un levantador de éxito que altera su ejecución. Existen variaciones técnicas más evidentes que son objeto de debate apasionado entre entrenadores y atletas.

Este libro se ha escrito asumiendo que el lector aprende o enseña los levantamientos de acuerdo con el estilo técnico presentado, en cuyo caso habrá poca discusión o mención de distintos estilos. Esto no es un comentario sobre la naturaleza concreta del mérito de cualquiera de los estilos, ni sobre la implicación de que no existe ninguna, sino tan sólo el reconocimiento de que yo enseño del modo que enseño porque creo que funciona. No obstante, parte de la filosofía de mis enseñanzas consiste en usar todo lo que funcione; y lo que funciona mejor varía de un atleta a otro. Cuando leas este libro, ten presente que hay muy pocas cosas inamovibles y que siempre hay que hacer ajustes cuando resulte apropiado.

Abrumar a los pupilos con la teoría es un error fácil de cometer si tenemos en cuenta el volumen de información detallada que existe sobre los levantamientos. El entrenador debe mantener la autodisciplina y ofrecer al atleta lo que necesita, reprimiendo el deseo de entrar en detalles para los que el atleta no está listo y que, por consiguiente, no pueden ser productivos. Este exceso a veces es producto del deseo del entrenador de impresionar con sus conocimientos, aunque, con la misma frecuencia, también es producto del deseo del entrenador de que el atleta progrese. Por desgracia, abrumar al atleta con información que todavía no tiene experiencia para aplicar suele resultar contraproducente.

Teniendo esto en mente, la información de este libro debe ser usada por el entrenador y el atleta de manera distinta. En el caso de levantadores novatos, se pueden pasar por alto muchos detalles y prestar atención sólo a los puntos más fundamentales. He escrito resúmenes en cada sección dedicada a la progresión del aprendizaje de la arrancada, la cargada y el envión. A medida que el atleta progrese, mucha de la información contenida en este libro comenzará a tener sentido en el marco de la experiencia y se aplicará con éxito al entrenamiento.

Me he esforzado para que la progresión del aprendizaje comprenda la arrancada y el dos tiempos y sea simultáneamente exhaustiva y flexible. Del mismo modo que la estrategia debe ser completa, también debe ser fácilmente adaptable a cada atleta y sus circunstancias. En cierto sentido, es más un marco para enseñar los levantamientos que una progresión específica. Este marco brinda oportunidades para añadir, quitar y alterar aspectos según el entrenador y el atleta consideren apropiado. En algunos casos se pueden saltar pasos; en otros habrá que añadir algo o modificarlos. Y, por supuesto, el proceso también se puede aplicar al pie de la letra.

La flexibilidad de la progresión va más allá de los movimientos en sí mismos. Cada componente se puede considerar un ejercicio meramente físico para el cuerpo, o una oportunidad para el aprendizaje de los principios en los que se basa. Esto incluye a atletas de todos los niveles de experiencia, así como toda la diversidad de estilos de aprendizaje y de entrenamiento. Los atletas inexpertos aprenderán con rapidez los levantamientos con poca o ninguna explicación sobre sus principios, simplemente a base de repetir los ejercicios, mientras que los atletas más avanzados mejorarán su rendimiento técnico por medio del aprendizaje y de un mejor conocimiento de los principios fácilmente recalcados en cada segmento de la progresión. Igualmente, los entrenadores que prefieran un enfoque minimalista para la instrucción obtendrán el éxito sólo con los ejercicios, mientras que los entrenadores más reflexivos podrán intercalar fácilmente lecciones detalladas pero asimilables.

Al fin y al cabo, el aprendizaje de los patrones de movimiento es inevitablemente una cuestión de calidad de las repeticiones, de retroalimentación y de esfuerzo. Ninguna técnica avanzada de aprendizaje ni ninguna ciencia cambiarán esto de forma considerable: nunca habrá un sustituto del tiempo invertido, de la concentración y del trabajo duro; la eliminación de estos aspectos restaría gran parte de la capacidad de obtener satisfacción durante el proceso.

En cuanto a las repeticiones, el énfasis se pone en la calidad. No sólo la ejecución defectuosa de un movimiento resulta ineficaz para desarrollar la técnica, sino que también es contraproducente porque exige tiempo y energía a los que podría darse un mejor uso, además de crear patrones motores similares pero incorrectos con los que deben competir los patrones correctos. Por supuesto que los movimientos no serán perfectos en los estadios iniciales del aprendizaje, y habrá pocos atletas que muestren una total perfección a lo largo de toda su carrera deportiva. Esto no quiere decir que el aprendizaje de la técnica sea una labor fútil, simplemente significa que se debe hacer un esfuerzo consciente por ejecutar cada repetición con la máxima precisión según para el nivel de evolución. Dicho de otro modo, hay que evitar en la medida de lo posible los descuidos, la pereza y la falta de atención. Es una responsabilidad compartida entre entrenador y atleta.

La calidad y la cantidad de la retroalimentación están muy ligadas a la calidad de las repeticiones. La retroalimentación se produce en grados variables de utilidad y accesibilidad. Es fácil que lo más productivo sean las pautas y la instrucción de un entrenador cualificado basadas en la observación y en el análisis del atleta. La preocupación principal en este caso es la capacidad del entrenador y del atleta para comunicarse con eficacia; ningún análisis exacto de la técnica por parte del entrenador surtirá efecto si el atleta no entiende la información que le suministra el entrenador. De forma parecida, el atleta debe poder comunicar al entrenador sus experiencias en cada levantamiento. Se necesita tiempo para conseguir que la comunicación sea clara a medida que entrenador y atleta se conocen, si bien hay que esforzarse desde el principio por establecer y mejorar el entendimiento necesario para conseguir el avance técnico del atleta.

No es preciso que los entrenadores cuenten con halterófilos de elite para tener éxito. Sin embargo, sí es necesario que los entrenadores tengan experiencia como entrenadores de halterofilia y en competición. Estar familiarizado con los levantamientos, las respuestas a la programación y el proceso de competición permitirá que el entrenador pueda comunicarse mejor con sus levantadores.

Los entrenadores desarrollan al cabo del tiempo su propio estilo de instrucción e interacción con los atletas. La intención de este libro no es prescribir un estilo concreto, sino ofrecer una recopilación de principios fiables y estrategias que sirvan de fundamento para que los entrenadores puedan elaborar el suyo propio. Uno que merece ser mencionado es la noción de los estímulos positivos y negativos. Por lo general, el entrenador ordenará al atleta que no haga algo o no actúe apartándose de la naturaleza del movimiento. Como ejemplo de lo primero, el entrenador pide al levantador que no eleve las caderas al levantar la barra del suelo; una orden más eficaz sería enseñar al atleta a elevar el pecho al unísono con las caderas. Como ejemplo de lo segundo, el entrenador puede pedirle al levantador que mantenga las caderas abajo; una orden más eficaz sería enseñarle a sacar pecho o a elevar los hombros. Mientras que la primera orden hace que el atleta piense en descender cuando necesita elevarse, la segunda es acorde con la naturaleza del movimiento. En resumen, es más probable que los atletas respondan como queremos cuando se les pide explícitamente lo que deben hacer que cuando se les dice lo que no deben hacer y dejamos que se imaginen por su cuenta cuáles deben ser las correcciones.

El visionado de vídeos es un medio excelente de retroalimentación para los atletas sin acceso a un entrenador, o como medio adicional para los que lo tengan. La eficacia del visionado de vídeos reside no sólo en saber qué se busca, sino también cómo responder; es decir, un atleta no gana nada con ver el vídeo de un levantamiento si no es capaz de reconocer errores y sus causas, ni de desarrollar estrategias para corregirlos. Se trata de una combinación de formación y experiencia. Cuanto mejor conozca un atleta los principios de los levantamientos, mejor entenderá la razón de la colocación del cuerpo y la mecánica de los movimientos, lo cual permitirá identificar el origen de los errores técnicos y encontrar ejercicios o indicaciones para corregirlos.

El visionado de los vídeos puede realizarse de varias formas. La más eficaz es ver el vídeo inmediatamente después de un levantamiento, para lo cual se conecta la cámara de vídeo a un televisor, que graba todos los levantamientos para verlos de inmediato; también existe la posibilidad de contar con un sistema de circuito cerrado y reproducción en diferido de las imágenes que permita a los atletas situarse delante de la pantalla para ver un levantamiento después de su ejecución. El primer recurso es más barato pero más engorroso, mientras que el segundo es mucho más sencillo aunque está al alcance de muy pocos por su coste elevado. El método menos eficaz consiste en grabar toda la sesión y ver el vídeo tiempo después, ya que no permite una retroalimentación inmediata mientras el movimiento está todavía fresco, ni brinda la oportunidad de intentar inmediatamente ejecutar las correcciones. A pesar de los problemas inherentes al retraso temporal, este tipo de visionado de vídeos es preferible a nada. Además, estos vídeos también sirven de archivo para comprobar el progreso y evaluar la productividad del entrenamiento a largo plazo.

La retroalimentación más básica disponible son los sentidos del propio atleta. Una vez más, cuanto mayor sea el conocimiento del atleta sobre los principios rectores de la técnica del movimiento, mejor será el marco con el que contará para dar sentido a sus percepciones. Por ejemplo, de nada sirve que un atleta sea consciente de que está cargando el peso sobre el antepié si luego no sabe que no debería hacerlo en ese momento concreto.

Los levantamientos olímpicos son movimientos complejos que exigen mucha precisión y concentración. Con paciencia y disciplina, atletas y entrenadores llegan muy lejos, y los intentos de atajar este proceso nunca sirven para alcanzar el dominio técnico. Los entrenadores no se ponen de acuerdo en cómo de integral debe ser el proceso de aprendizaje de los levantamientos. Algunos son minimalistas extremos y prefieren enseñar en qué consiste el levantamiento y dejar tiempo a los atletas para aprender a ejecutarlo por su cuenta. Otros presentan progresiones muy básicas que ponen a los atletas en el camino, aunque todavía necesiten aprender mediante la observación de otros levantadores y la retroalimentación de lo que resulta ser experimentación en el entrenamiento. Y también hay otros que emplean progresiones amplias y detalladas del aprendizaje que enseñan la mecánica de todos los segmentos de los levantamientos.

El método minimalista suele funcionar de forma satisfactoria con atletas de mucho talento, porque son personas que imitan bien las acciones observadas y tienen un talento natural para los movimientos atléticos. No obstante, incluso en el caso de estos atletas, el método presenta lagunas en el aspecto técnico o en el conocimiento de la técnica que terminan pasando factura a los atletas a lo largo de su carrera deportiva. Sin lugar a dudas, este libro asume un enfoque global y a la vez muy detallado, por dos razones básicas. En primer lugar, este método es apto para todo el mundo, tanto para los que tienen mucho talento como para los menos dotados. Todo entrenador que trabaje con atletas que no estén destinados a llegar a lo más alto necesitará estar listo para trabajar con levantadores que necesitan mucha más tutela. En segundo lugar, un método detallado siempre se puede simplificar cuando sea necesario. Como entrenador, siempre es mejor que sobren medios para trabajar con los atletas que no que falten.

Las progresiones de este libro se presentan en el orden recomendado de ejecución y, por consiguiente, debido al solapamiento inherente de los principios de los levantamientos, la información de las secciones finales de los libros a menudo se basa en la información presentada al principio. Las secciones específicas tal vez no ofrezcan un cuadro completo, y se deberán leer tal y como se concibieron, con independencia de que el lector quiera saltarse ciertos ejercicios, rutinas o levantamientos.

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