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Comentario de Antenne 110 a l texto de Fundación Avenir Guy Poblome (*)

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Buenas noches, subrayo tres puntos de lo que nos propone Eduardo Abello, de la Fundación Avenir, para explorar el tema autismo, invención y transferencia.

Se trata de tener en cuenta el hecho que el sujeto autista denuncia y expulsa, rechaza lo simbólico, el discurso como semblante. El discurso no tiene un fundamento real, vela lo real, hace falta creer en las convenciones, en las buenas maneras, para que decir “Buenos días” no sea una tiranía o un ataque. Hay que tener confianza en los instrumentos de medida que calculan el tiempo que pasa, lo que nos permite apegarnos a nuestras propias ocupaciones y no quedar confrontados a un presente eterno. La jovencita que da un golpe cada vez que dice “Buenos días”, el joven que se encuentra confrontado a lo real del tiempo, no creen.

Tener en cuenta verdaderamente la impostura de lo simbólico para estos sujetos, le permite a la jovencita pasar de ese semblante; y para el otro, sostenerse de su recurso a los instrumentos de medida (el reloj de su teléfono celular) para asegurarse que el tiempo pasa. No hay una implicación que opere, se trata más bien de tomar nota de lo real, de lo que el sujeto tiene para hacer y de su invención.

Lo que es muy interesante de la invención de este jovencito es el uso de un calendario donde puede inscribir los días donde va a la Fundación Avenir, su programa de cada día, y los días especiales donde no va. Eso que es un uso muy preciso de lo simbólico como real, es muy interesante, ya que de este hecho él puede inscribir un agujero, es decir, lo imprevisto. Lo que es a menudo un muy mal encuentro para estos sujetos confrontados con lo inmutable. Aquí, eso puede hacer función de falta soportable para el sujeto.

Un segundo punto: el cuerpo. Cómo los sujetos autistas habitan su cuerpo o cómo lo construyen. Los dos ejemplos aquí dados son muy instructivos sobre este punto; está el jovencito que se disfraza de Spiderman, y la jovencita en la ferretería. Encuentro que en estos dos casos hay dos dimensiones en juego: por un lado, lo que viene a vestir el cuerpo, darle una vestimenta en la cual el cuerpo pueda venir a ubicarse. El disfraz para él y las alhajas para ella, nos muestran la relación al espejo, al cuerpo como una superficie. Por otra parte, está el cuerpo que tiene que construirse a partir de las piezas sueltas como una especie de rompecabezas, lo que es una operación de otro orden: pintar, coser, pegar papeles y telas, para construir un disfraz para el primero; las falsas bijouteries desproporcionadas para la segunda, que parecen constituir la pieza que hace conjunto de los órganos que constituyen un cuerpo. Esas invenciones constituyen un borde, vienen literalmente a bordear el cuerpo, darle un límite, proteger del Otro pero al mismo tiempo permitir un lazo al Otro mucho más pacificado. En la apertura del borde, hay dos superficies, una interfaz, una superficie interna que hace posible una superficie externa.

Un tercer punto: las intervenciones bizarras de los intervinientes, las invenciones sobre las invenciones, como las propone Eduardo Abello, que van, no diría contra el sentido común, sino que pasan del sentido común, que incluyen un cierto fuera de sentido en los intercambios. Ya mencioné a la jovencita cuyos besos lastiman: se le dice que no hace falta decir “Buenos días” y se puede poner a trabajar directamente; también hablé del jovencito de los disfraces a los cuales se lo invita a fabricar su propia ropa. Pero también están esos dos ejemplos donde la invención de un sujeto transforma a la institución misma, en suma, es lo que yo propondría: interpreta a la institución. Ella misma considerada como un sujeto.

En el primer ejemplo la inscripción del jovencito de lo imprevisto en su agenda, da la idea de fundar la sala de los aburridos; en francés es una palabra equívoca que puede entenderse como los que aburren a los otros o los que se aburren, no entiendo qué significación corresponde en español, pero crear esa sala inscribe un lugar vacío que permite ponerse al abrigo de lo insoportable. El segundo ejemplo es la creación de un taller de los egoístas, a partir de un significante presentado por uno de los jóvenes: “Quiero ser egoísta”. Un taller que tiene mucho éxito y donde aparentemente pasan muchas cosas. Esto me hace pensar en lo que preconiza Alexandre Stevens cuando evoca la institución. Se trata, dice él, de inventar una institución para cada sujeto: “A cada sujeto su institución”. A esto respondería la lógica del dispositivo de la Fundación Avenir.

Tengo una pregunta para terminar y que concierne al tercer punto de estas reuniones: la transferencia, que aparece entre líneas en el texto de Eduardo Abello, quisiera preguntarle si puede decirnos algo de la transferencia, cómo la transferencia se anuda a este dispositivo. Muchas gracias.

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