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a) Las fórmulas

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Incluso para el lector actual más distraído, lo primero que destaca al comenzar la lectura de la Ilíada es la frecuencia con la que se repiten determinados epítetos, aplicados con regularidad al mismo sustantivo, y sólo a él. Así, Agamenón es con frecuencia «soberano de hombres»; Aquiles, «el de los pies ligeros»; Héctor, «el de tremolante penacho»; la espada, «tachonada de argénteos clavos», las naves «veloces», etc. Aparte de los epítetos específicos, atribuidos a un solo sustantivo, hay otros genéricos, que aparecen con varios nombres diferentes. Estos sintagmas repetidos suelen denominarse fórmulas y se pueden definir como grupos fónicos cuyo grado de expectación mutua es elevado (cf. J. B. Hainsworth, The flexibility of the Homeric formula, Oxford, 1968; M. N. Nagler, «Towards a generative view of the oral formula», TAPhA 98, 1967, 269-311). Los ejemplos más conspicuos, porque son rígidamente fijos y los más repetidos, son las fórmulas integradas por un epíteto atribuido a un nombre propio (cf. M. Parry, L’épithète traditionelle dans Homère. Essai sur un problème de style homérique, París, 1928, trad. inglesa en págs. 1-190 de The making of Homeric verse. The collected papers of Milman Parry, ed. A. Parry, Oxford, 1971); pero, en realidad, cualquier tipo de repetición puede ser considerado una fórmula.

Las fórmulas tienen una longitud variable, oscilando entre un número pequeño de sílabas y varios versos enteros. Cuando son menores que el verso, tienden a ocupar el mismo lugar en el hexámetro. Igualmente, cada palabra, según su estructura prosódica, tiende a ser localizada en el mismo lugar del verso (cf. E. G. O’Neill, «The localization o metrical word-types in the Greek hexameter», YCS 8, 1942, 102-176). El grado de rigidez de las fórmulas es variable: algunas están constituidas por grupos de palabras que aparecen invariables sin excepción; otras, en cambio, muestran un grado mayor o menor de flexibilidad y admiten flexión y otros accidentes fonológicos o morfosintácticos, separación o inversión de sus componentes, expansión con elementos adicionales, movilidad de sus miembros, sustituciones y otros tipos de modificación (cf. J. B. Hainsworth, The flexibility of the Homeric formula, Oxford, 1968).

Normalmente, el grupo repetido que constituye una fórmula posee una unidad de significado, pero a veces la repetición es de sonidos, estructuras sintácticas y otros tipos de asociaciones basadas en fenómenos más difícilmente aprehensibles (cf. M. N. Nagler, Spontaneity and tradition. A study in the oral art of Homer, Berkeley-Los Ángeles, 1974). Las repeticiones formulares más o menos literales afectan a todos los pasajes y varían entre las que se repiten en las dos epopeyas o sólo en una de ellas (para las fórmulas propias de la Odisea, cf. D. L. Page, The Homeric Odyssey, Oxford, 1955) y las que están limitadas a un pasaje concreto, por ejemplo, a la transmisión de un mensaje dado, en los que el mensajero suele dar el recado recibido, repitiendo literalmente las palabras que le han transmitido. No hace falta señalar que elementos que no se repiten en las epopeyas conservadas pueden ser en realidad fórmulas cuya existencia no es posible demostrar por falta de documentación en los textos que han llegado a nosotros.

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